Los protagonistas de Ciudad maldita son ciudadanos muertos en la Tierra que aparecen en un extraño enclave urbano en donde toman parte de un misterioso experimento social. Nadie sabe cuánto tiempo lleva desarrollándose este Experimento. Nadie sabe tampoco cuál es su objeto, qué teoría pretende demostrar o que engaño quiere refutar. Unos misteriosos Preceptores parecen estar al cargo, sin embargo en sus pocas interacciones con las cobayas humanas no se puede decir que proporcionen mucha información a los participantes. Hombres y mujeres de diferentes nacionalidads y épocas (aunque siempre del S. XX y principalmente víctimas de la II Guerra Mundial), se encuentran de pronto conviviendo en esta gran urbe, desempeñando tareas de diferente perfil y requisitos intelectuales y físicos. Basureros, conserjes, periodistas, jueces, ministros, consejeros gubernamentales. El libro cuenta la historia de un grupo reducido de habitantes de la ciudad a lo largo del tiempo. Se divide en seis partes, separadas cada una de la siguiente por un intervalo de tiempo indeterminado en el que han ocurrido sucesos de importancia para los protagonistas. Estos eventos, no obstante, no se desarrollan. Con cada nueva sección simplemente asistimos a un nuevo contexto en donde sus efectos son ya una realidad constatada en sus vidas. En ese sentido sigue una estructura muy similar a la empleada en Stalker. Picnic extraterrestre.
La ciudad está llena de enigmas. Para empezar está limitada al oeste por un barranco interminable y al este por una enorme pared vertical amarilla que se pierde en el cielo. Al norte hay un desierto aparentemente inexplorado. Al sur campos de cultivo, ciénagas y selvas. El sol se enciende y apaga en el firmamento con la precisión de la maquinaria de un reloj suizo; la noche no tiene estrellas. Una invasión de monos babuinos que se asientan en sus límites crea el caos entre los habitantes. Grandes zonas con aspecto de haber sido el centro de actividad en el pasado, lucen ahora semiabandonadas y devoradas por la vegetación, aniquiladas por los efectos del tiempo. Por la noche un misterioso edificio de ladrillo rojo aparece en calles y plazas al azar, quien entra en él desaparece para siempre. Para cada habitante de esta ciudad, el resto de sus conciudadanos habla su idioma materno.
En el prólogo que acompaña a la edición de Gigamesh ya nos adelantan el carácter simbólico de la novela, de la abundancia de críticas soterradas, de sutiles comparaciones entre los totalitarismos (independientemente de su color político), de las referencias metafóricas a Stalin. El contexto de censura en que se gestó la novela nos hace entender que Arkadi y Boris Strugatski no tuvieron más remedio que escribirla de esta forma. La narración es misteriosa e inquietante por momentos, pero por desgracia es también bastante incomprensible. El texto me ha parecido tan alegórico, tan de sentidos ocultos, que he tenido que hacer lecturas doble-triple-cuádruplemente anidadas para intentar sacar algo en claro. De lo poco que he podido entrever, yo diría que se trata de mostrar al individuo como un elemento indefenso, maleable, controlable; víctima de la manipulación gubernamental y pelele de los estamentos de poder (que sean del tipo que sean, a efectos de las víctimas no son tan diferentes). Como corolario, percibo una crítica despiadada al sinsentido de la existencia y al antropocentrismo, que no deja de ser común a otras novelas suyas. Destacaría también el trasfondo kafkiano de toda la trama, con ese Experimento insondable, asfixiante, onmipresente. Aunque la historia está repleta de imagenes poderosísimas fruto de una imaginación desbordante (o no tanto, la existencia de mundos artificiales tras la muerte ya se le había ocurrido a Philip J. Farmer), de manera global y para mi gusto es una lectura bastante decepcionante. No es la primera vez que me quejo de novelas en que el autor encubre tanto el mensaje que básicamente, te pasas todo el tiempo intentando averiguar qué narices querría decir. Habrá quien disfrute con ello pero a mi no me va, ¡qué se le va a hacer! Más reseñas en El sitio de ciencia-ficción y la revista The Cult. Los primeros van en mi línea; los segundos se deshacen en elogios pero tampoco es que entren en mucha profundidad, es más bien una sarta de lugares comunes donde aclarar, lo que se dice aclarar, no se aclara nada.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 27 minutos
1 comentarios:
Igual no tiene nada que ver, amigo, pero entre comentarlo y no comentarlo...
Leídas varias reseñas tuyas acerca de esta dupla, me hacen recordar a la otra dupla, esta vez gringa, esta vez de policiales: Ellery Queen.
Habrás leído algo de ellos? de no ser así, y si gustas de policiales deductivos, te los recomiendo. Como la dupla rusa, tienen altibajos, así que cualquier cosa me preguntas =)
Espero que hayas salido bien del atasco reciente.
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