16 mar 2015

Todo un Hombre - Tom Wolfe

Hay que estar muy seguro de lo que se hace para emprender la lectura de una novela de Tom Wolfe. No lo digo porque dude de la calidad, ya que por lo que conozco de su narrativa de ficción yo diría que está más que garantizada, sino por el desbordante tamaño y peso de las mismas, con volúmenes como ladrillos, capaces de provocar esguinces en las muñecas, epicondilitis severas y dislocaciones de hombro. La edición de Todo un Hombre de Anagrama tiene casi ochocientas páginas y la que he leído yo, de Ediciones B pillada de baratillo, andará por ahí. Por suerte en el caso de este autor, más es más, y siempre me resulta un placer zambullirme en ese inabarcable mar de papel, eso sí, tomándomelo con mucha calma. Tanta como que empecé con el nuevo año y puesto que sólo he leído en casa porque el libro es bastante incómodo para llevar encima y en el metro, lo he acabado hace tan solo unos días.

Por dar una breve aproximación a la trama, la historia gira en torno a Charlie Croker, un gran promotor inmobiliario de Atlanta perteneciente al establishment blanco de la ciudad, pero que está pasando por horas muy, muy bajas por una maniobra especulativa fallida: la construcción de la torre de oficinas Croker Concourse en una zona de expansión de la ciudad que no terminará de despegar. PlannersBanc, el banco que ha financiado la operación, empieza a reclamar la devolución de la deuda acumulada y es en torno a la ejecución de la misma sobre la cual Wolfe construye una divertidísima trama que en realidad, constituye una crítica demoledora a la ridícula cultura de la  riqueza y del despilfarro. En torno a este argumento principal se construyen varias tramas secundarias. Por un lado tenemos a Ray Peepgass, uno de los altos ejecutivos de PlannersBanc implicado en las operaciones de Croker que intentará aprovecharse de su débil posición para sacar tajada. Por otro Conrad Hensley, un empleado de los almacenes de distribución de alimentos de la Croker Global Foods despedido en una reducción de plantilla. Y para finalizar, Roger White II, un ambicioso abogado negro que se encargará de la defensa de una joven estrella del deporte universitario local, Fareek Fanon, a quien sobrevuela el rumor de haber violado a la hija de otro de los próceres blancos de Atlanta. Esta red de secundarios le da al escritor norteamericano la oportunidad de verter sus certeros juicios sobre la opulencia del modelo capitalista, la locura del crecimiento continuado, los fallos del modelo socioeconómico, la brecha social, los conflictos raciales, el conservadurismo, la hipocresía de las relaciones humanas, la frivolidad del mundo del arte, la intrigas políticas, y en definitiva, sobre todos los aspectos de la sociedad de finales del S. XX. Curiosamente, tanto Croker como PlannersBanc son dos perfectos ejemplos ficticios de los agentes que condujeron a la explosión de la burbuja inmobiliaria que 10 años después (el libro data de 1998) nos traería la actual crisis económica mundial.

Una de las características de la ficción de Wolfe es que se apoya fuertemente en las diferentes variedades dialectales del inglés norteamericano para diferenciar y dar cuerpo a sus personajes, algo a lo que si mal no recuerdo, también recurrió en La Hoguera de las Vanidades. Evidentemente como lectores de su obra en un idioma diferente al original no vamos a poder apreciar estas sutilezas, y aun si lo leyéramos en inglés, yo diría que nos falta el contexto cultural para apreciar su impacto real. Con todo y eso, hay que reconocer el excelente trabajo que ha realizado el traductor a la hora de adaptar estas particularidades en el texto en castellano. Por lo demás, la prosa de este autor es impecable y por lo general sencilla y accesible, si bien utiliza puntualmente referencias muy cultas o muy marginales, que por suerte están convenientemente aclararas a pie de página. Aunque muchos capítulos sean comparables en extensión a novelas de Amélie Nothomb, son muchísimo más fáciles y agradables de leer que la gran mayoría de las obras de la belga. Tenemos por tanto una combinación difícilmente superable de humor inteligente, críticas irrebatibles y agudas reflexiones, ¿qué sentido tiene negarse algo así? Más reseñas en Farsalia, donde la recomiendan 'sin reservas', en Atisbos, donde ni siquieran pudieron terminarla y una más en Kozmic Books, que andan desaparecidos hace meses.

1 comentarios:

Ana Blasfuemia dijo...

Uf, es verdad, da miedín enfrentarse a este autor y a sus libros. Tienta más hacer una casa con ellos que leerlos, aunque es verdad, no es porque literariamente sean malos, es que .... ¡peeeesan!. Pero claro, después de leerte (y metiendo a Nothomb por medio además) habrá que empezar a hacer pesas y leerse el libro porque el humor inteligente es algo a lo que no me gusta resistirme.

Un abrazo

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