Motorman es una novela que podemos encuadrar dentro de la literatura experimental sin el mejor génerdo de dudas. La trama que ingenia David Ohle no nos da muchas pistas sobre el qué, el cómo, el cuándo y el dónde. Ni siquiera el quién o quiénes nos ofrece algo de solidez. Podemos entrever que la acción transcurre en un futuro lejano en un planeta que podría ser la Tierra después de haber sufrido grandes cambios en su geomorfología, flora y fauna, aunque no sabemos el porqué de los mismos. Claro que también podríamos estar en un planeta colonizado por terrícolas cuyos descendientes intentan mantener vivo el recuerdo de su hogar intergaláctico original. Está más o menos claro que existe un gobierno distópico que somete a los ciudadanos. Un gobierno esquizoide que declara y sostiene Guerras de Pega e invita a los soldados movilizados a presentarse voluntarios a sufrir heridas de guerra reales. En tiempo de paz mantiene a los pobladores en un estado de constante incertidumbre, notificando en demenciales partes meteorológicos las horas de la puesta y salida de los soles, la presencia de una o varias lunas artificiales durante la noche, las recomendaciones para sobrevivir según las caprichosas condiciones atmosféricas que pueden cambiar diametralmente en cuestión de minutos.
El protagonista es Moldenke, un tipo que se ve sometido al constante control y vigilancia del omnipresente Sr. Bounce, aunque no queda muy claro qué ha provocado este acoso que recuerda irremediablemente al Gran Hermano de '1984'. En un momento bien avanzado de la narración Moldenke, Dink, Dinky, degüella a un par de Gelatestas estando colocado, sin embargo, ¿esto es consecuencia de la tensión a que se ve sometido o bien es el origen de todos sus problemas? Hay que decir que ni el tiempo ni el espacio según los experimentamos son accesibles en esta historia: la narración regresa a contextos que habíamos superado tiempo atrás en varias ocasiones. No hay linealidad y mucho menos se sobreentiende la validez del principio de causalidad. Nuestro hombre intenta escapar de su cautiverio domiciliario con la ayuda de un antiguo profesor/mentor/jefe, el Dr. Burnheart, pero mucho me temo que poco más puedo concretar sobre el argumento.
La narración es absurda, hilarante y claustrofóbica a partes iguales. Se compone de capítulos muy cortos en los que abundan diálogos disparatados e intercambio epistolares totalmente chiflados. Gracias a la vaguedad en las descripciones, Ohle consigue que imaginemos un mundo asfixiante donde ninguna de las realidades que se muestran es fácil de aprehender. Un recurso muy eficaz para ello son los neologismos que permiten solo a medias que nos situemos. La moneda en curso son los chits. Las chinas son algún tipo de droga blanda. Los Gelatestas son algún tipo de humanoide relleno de gelatina, ¿o tal vez habitantes primigenios del planeta? Las k-cicletas, los k-buses, los k-taxis, las ruedas-k, los tractores-k o los yates-k atraviesan campo, ciudades y ¿mares?
En resumidas cuentas, me ha parecido un libro inquietante, muy interesante y muy entretenido. Quizás lo que me ha resulta más atractivo es la forma en que el autor me ha obligado a representar un entorno físico por el que moverme y al ser incapaz de lograrlo, me he identificado con la propia angustia del protagonista, empapándome de esta forma de la atmósfera kafkiana del relato. Recomendadísimo para mentes abiertas y curiosas, si buscas presentación-nudo-desenlace, mejor olvidarse. Más reseñas en Condonumbilical y en el Blog de Miguel Alcázar.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 7 horas
2 comentarios:
Si puedes leer en inglés, te recomiendo "The Age of Wire and String" o "Notable American Women" de Ben Marcus. Va en la misma línea, incluso mejora, en mi opinión, lo que se pone en práctica en "Motorman", creando ese mundo extraño, repleto de ambigüedades, con leyes extravagantes... pero Marcus además añade ciertos simbolismos que familiarizan esa indefinición, lo que descoloca por completo. La sensación es muy interesante. También propone algunas ideas sobre el lenguaje. Muy recomendable.
@condonumbilical: Pues me quedo con las ganas porque hace unos diez años que no leo narrativa en inglés (eso sí, manuales técnicos constantemente). Al final eran tanta las cuestiones cuyo significado suponía según el contexto que, más que leer, yo creo que terminaba inventandome novelas nuevas en mi cabeza.
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