William Stoner era hijo de unos campensinos muy humildes de Missouri (o Misuri, que visto escrito así me hace daño a los ojos, pero por lo que parece es correctísimo). Gracias a una beca tiene la oportunidad de estudiar Ciencias Agrónomas en la Universidad de dicho estado, cuyo primer curso abordó en 1910 con 19 años, pero ya en segundo se da cuenta de que lo que realmente le gusta es la literatura. Así que sin decir nada en casa, cambia sus estudios y se diploma en algo que nada tiene que ver con la agricultura y mucho con la literatura y el inglés. El mismo día de la graduación, tras la entrega de diplomas, les confiesa a sus padres lo que ha hecho y que no piensa volver a la granja. Sus progenitores lo aceptan muy estoicamente, porque siempre habían querido lo mejor para su único hijo. Resuelta la cuestión familiar, nuestro protagonista con ayuda de su mentor, Archer Sloane, un viejo profesor del departamento de Inglés, empieza a dar clases mientras prepara su doctorado. Esa será su existencia hasta su muerte a mediados de los 1950s: la docencia y la universidad. Pues bien, esto es todo el argumento de Stoner. La novela nos cuenta su vida, con sus dichas (pocas) y sus desgracias (muchas). Déjà-vu, déjà-vu. No hay más: un profesor de universidad que se enamora, se casa, tiene una hija, tiene problemas con su señora esposa, se ve inmerso en un enfrentamiento con el nuevo jefe del departamento, uno de sus amigos íntimos llega a vicedecano, tiene un aventura con una joven profesora, etc. etc.
Sinceramente, no entiendo la pasión que levanta esta novela, con un Vila-Matas a la cabeza de quienes cuentan las maravillas de la misma. Que si clásico contemporáneo por un lado, que si obra maestra injustamente ignorada y por fin recuperada por otro, que si sublime relato de pequeñas heroicidades anónimas por el de más alla,... Todo lo que se puede leer sobre ella es de ese orden. Pues bien, a mi me parece que la historia es propia del guión de otro TV-film de sobremesa en día laborable, ya van dos seguidos. A nivel técnico la narración es impecable, un lenguaje directo, claro, sin artificios inútiles y descriptivo al máximo. No cabe duda de que John Williams es un escritor con una técnica muy pulida. Los capítulos se leen y se asimilan uno tras otro casi sin darte cuenta. Y eso evidentemente, es bueno y lo hace soportable, porque la trama, ¡uf, qué trama tan inane! Un individuo dócil y sumiso, un pelele que traga carros y carretas con todo lo que le pasa, especialmente tanto en su relación matrimonial como laboralmente, putada tras putada año tras año con las clases y los horarios. Es de suponer que sus orígenes humildes le hacen ser eso, una persona humilde que acepta humildemente las jugarretas que le gasta el destino. Curiosamente su mujer es lo único que me ha llamado la atención en cuanto a personajes: procedente de la clase bien de San Luis, es una auténtica pirada que hace la vida imposible al pobre profesor (pero de divorcio o separación ni hablar). El hombre hace lo que puede por disfrutar con cosas simples, como los libros o la dedicación a sus estudiantes, por ejemplo. Me parece estupendo y un ejemplo a seguir, yo estoy totalmente a favor de simplificar en todo: placeres, objetivos, expectativas, ¡todo simple y sencillo! Pero él la verdad es que consigue muy poco. Su aventura extramatrimonial cuando acaba de entrar en los 40 también se ve frustrada por las envidias y antipatías del profesorado. Resumiendo, un sufrir y un sinvivir prácticamente todos los días de su vida.
Soy plenamente consciente de las limitaciones que el entorno, la educación, la genética y mil y un factores más ponen al desarrollo personal del individuo. Habría que verme a mí en el día a día para hacerse una idea de lo que es una vida estéril actualizada a 2013. Stoner hace lo que puede dadas las circunstacias que le envuelven, su forma de ser, su carga emocional familiar, bla, bla. Pues sí, todo respetabilísimo, faltaría más, pero aburridísimo y cero interés para mi gusto.
Podéis leer todo lo que yo no os puedo decir de este libro en El Placer de la Lectura, Un libro al día, La medicina de Tongoy y en prácticamente en cualquier otro sitio de la blogosfera, los suplementos literarios, los medios generalistas, etc.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 6 horas
6 comentarios:
Es un libro en cuya trama no veo nada que me llame en lo suficiente la atención. Está bien que este bien escrito -valga la redundancia-, pero hace falta algo más para que sea un libro imprescindible. Quizás por eso te haya aburrido, porque no hay nada más allá de una simple historia. No he leído nada del autor, pero en caso de que lo haga, no creo que sea esta novela la que lea.
¡Qué disgusto me das! Yo que pensaba comprármelo... Seguro que no es tan aburrido como dices (te voy pillando el punto: tienes preferencia por el lado trágico de la vida) pero el jarro de agua fría me lo has echado ya. Sólo falta que te cargues el de Reginald Perrin y ya me dejas sin este-me-lo-pido-s para Navidad.
@Bea Mendes: Gracias por tu comentario. Como siempre en estos casos, no te fies exclusivamente de lo que pueda opinar yo. Te recomiendo que eches un vistazo a otros blogs porque al menos en este caso me parece que estoy solo.
@el convincente gon: ¡Nada más lejos de mi intención que hacertelo pasar mal, por la tetera de Russell! XD
Tienes razón en que es condición necesaria (aunque no suficiente) que haya großes Drama para que este tipo de lectura me atrape. Aquí la trama es un 'mientras tanto veo la vida pasar', y en mi descargo tengo que decir símplemente que estas historias lineales y sin altibajos no son santo de mi devoción. Y como acabo de decir más arriba, ¡nada de fiarse sólo de mi palabra!
PD: Por cierto, y para quitarte un poco el disgusto, te adelanto que las dos siguientes lecturas son dos auténticos bombazos
¡Vaya! Me fío a la perfección de tu criterio y nada en absoluto de los sitios en los que enlazas, pero también me dejas la curiosidad de leerlo... algún día pero no pronto.
Yo me lo he leído casi cinco años después y he decirte que me encantó. Posiblemente por su aparente simplicidad en la que absolutamente todo cuadra.
La novela es un cúmulo de desgraciadas y resignación pero aún así resulta gratificante leerla.
Entiendo que pueda no gustar pero a quien le gusta le dejará una huella importante (y no es un anuncio de cualquier perfume francés).
Saludos
@Ariel: A decir verdad hace solo unos meses leí Toda una vida, que tiene un planteamiento similar, y sin embargo me encantó. Pero a Stoner no le encontré interés ninguno. Gracias por pasarte y comentar.
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