Tras los dos últimos descalabros necesitaba ir a por un valor seguro, así que tirando del fondo de lecturas pendientes no lo dudé ni un instante, pues tenía la impresión de que Caída y auge de Reginald Perrin me iba a proporcionar sin duda una buena dosis de humor inglés del más irreverente para así olvidar la nadería insustancial de las Grimes y Stoner. Una vez terminado me atrevo a afirmar -sin que me tiemble el pulso lo más mínimo- que David Nobbs está a la altura de Tom Sharpe o P. G. Wodehouse.
La trama, que los más mayores recordaremos por serie de TV homónima de la BBC, es bien sencilla: Reginald I. Perrin es un mando intermedio en Postres Lucisol que en plena crisis de los 40 empieza perder el control. Su trabajo y su matrimonio son expresión de su fracaso personal y del completo sinsentido que la vida significa para él. Así que primero intenta cambiar su rutina y se decide por fin a tener una aventura con su secretaria, algo que venía postergando durante años. Posteriormente empieza a beber de más y a tener comportamientos erráticos e imprevisibles en su entorno más cercano. Esta actitud fuera de lo normal es en realidad parte de un plan urdido por él. Su intención es que nadie se sorprenda de que haya decidido poner fin a su vida, si bien el suicidio que ha ideado es fingido. Cree que simulando su muerte podrá escapar de la cárcel que es su existencia presente y tener la oportunidad de empezar de nuevo como otra persona. Pero Reggie es mucho más simple que eso y una vez lo consigue, se da cuenta inmediatamente del error que ha cometido e intenta por todos los medios recuperar su vida.
La novela cuenta con todas las características del mejor humor británico. Los cientos de situaciones absurdas a que nos enfrentamos se resuelven con golpes de efecto relatados con el tono más indiferente posible. Evidentemente, el contraste entre tanto disparate y la cotidianidad típicamente británica solo permite un resultado: carcajada tras carcajada. Eso sí, no olvidemos que a pesar de las risas que provoca, el fondo de la novela es terriblemente agridulce, pues se están tocando temas de mucho peso: la rutina como aniquiladora implacable de la ilusión y la esperanza, la crisis de la mediana edad, el deseo de una vida más intensa y la frustración de no haberla logrado. Incluso hay una crítica clarísima al capitalismo y a sus exigencias de crecimiento contínuado basado en el consumo irracional y sin sentido, ¡en 1975! Lo bueno del caso es que los dramas enfocados en clave de humor son mucho más llevaderos y las risas los relativizan.
En resumen, ha sido todo un acierto hacerme con este libro. Como ocurre con todos lo títulos de Impedimenta, se trata de una edición muy cuidada con ese diseño tan cuco que les caracteriza, pero lamentablemente está un poco inflada en precio. Tenéis más reseñas en El Placer de la Lectura, La Tormenta en un Vaso y Bendito Atraso.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 1 hora
5 comentarios:
Doy fe de que es un libro grandioso. Yo me lo encontré abandonado en la estantería de mi padre, el británico, y me arregló la semana. Me reí mucho, Y no soy de reírme con libros.
@pollitolibros.com: Así es, yo he leído a Sharpe y Wodehouse hasta la saciedad, y encontrarme con sangre "nueva" dentro del subgénero ha sido refrescante, a pesar de los treinta y muchos años que han pasado desde que se escribió. Por cierto, como amante de los animales y de los libros, es un doble placer verle por aquí ;)
Mi placer también es doble: tienes un blog muy currado y me has añadido al blogroll. Gracias.
Bueno, menos mal, hay esperanza para mis regalos de Navidad entonces. Si haces una reseña de la segunda parte igual de positiva, puede que hasta me pida los dos.
el convincente gon: Siempre hay esperanza, en el peor de los casos lo más fácil es recurrir a los valores seguros de acuerdo con el gusto de cada uno ;)
Publicar un comentario