Los cuentos de Roberto Bolaño fueron la avanzadilla que me permitó tomar contacto con su obra y convencerme de que tenía que seguir leyendole. El problema que se me presentaba era: ¿con qué novela empezar? Las dos más famosas, 2666 y Los Detectives Salvajes son lo suficientemente voluminosas (más de mil cien páginas la primera, seiscientas y pico la segunda) como para representar un riesgo que no estaba dispuesto a asumir. Así pues, dejándome guiar por recomendaciones varias y valorando muy positivamente el número de páginas (menos de doscientas), me fui a por Estrella distante.
El libro me ha parecido una auténtica maravilla. Precioso, cautivador, conmovedor, emotivo. Es un perfecto ejercicio de ficción metaliteraria que incluye las mejores características de sus relatos cortos, demostrandome su calidad desde el primer instante. Narrada en primera persona por el autor, nos cuenta la oscura crónica de uno de sus compañeros en los talleres de poesía del Chile de Allende, Alberto Ruiz-Tagle, quien tras el golpe de estado de los militares reaparece como Carlos Wieder. Se trata de un cruel y despiadado aviador militar, pero a la vez poeta/artista amante de las performances aéreas que se destaca como una de las cabezas más visibles del exiguo mundo de la cultura que apoya la dictadura de Pinochet.
A mi el argumento me ha parecido simple y llanamente arrebatador. Me he dejado arrastrar a ese mundo de ficción plagado de elementos personales e históricos que me hacían dudar a cada frase qué parte es real y qué parte inventada. Bolaño va entrelazando la historia principal con las fascinantes vidas de todos sus conocidos. Entre cada revelación sobre las perversas acciones de Wieder y del halo de misterio y malditismo que rodea a su persona, se presentan relatos que protagonizan sus amigos o sus antiguos profesores en los talleres de literatura. Todos resultan absorbentes y ofrecen una visión global del pérfido escritor y militar a través de aquellos cuyas vidas se han visto transformadas por conocerle. Por no hablar del atractivo extra que proporciona el hecho de que transcurran durante los años 1970s en una agitadísima Sudamérica repleta de revoluciones izquierdistas. Las agridulces aventuras a que asistimos siguen además al narrador en su exilio chileno; así pues, los capítulos finales (de auténtico infarto), en donde a modo de novela negra se resuelve la trama, se desarrollan tanto en Europa, por donde parece encontrarse Carlos Wieder, como en Barcelona y Cataluña, donde residió Bolaño.
A destacar también las originalísimas y magnificamente documentadas incursiones en la metaliteratura, que abundan en texto pero que en ningún momento se hacen pesadas, sino que antes al contrario, le aportan un atractivo que forma parte indisoluble de la narración por estar perfectamente integradas en su atmósfera. Desde el divertidísimo movimiento de "Los Escritores Bárbaros" a la exploración del submundo de los fanzines, sin olvidar el interminable catálogo de escritores, poetas y en menor medida artistas plásticos, que han tenido relación con los diferentes personajes que pululan por la obra.
Resumiendo, un placer que espero se repita a medio plazo con el resto de su producción. Hay tantísmas reseñas de esta novela en la blogosfera que al final he preferido enlazar las que aparecen entre mis blogs habituales de referencia. En Anika entre Libros se resume como "muy flojo, muy ñoño y perfectamente olvidable"; en Un Libro al Día lo consideran imprescindible; en el punto medio se sitúan Libros y Literatura.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 18 minutos
3 comentarios:
Los detectives salvajes es también un gran derroche de historias, una ingeniosa tomadura de pelo admirablemente construida y, sobre todo, el lugar donde se contiene toda una época. De ahí, Bolaño extrajo un personaje, secundario y entrañable, para su novela corta Amuleto. Las dos me parecen maravillosas y las tengo reseñadas por ahí. Pero, por lo que cuentas, parece que esta es demasiada parecida a Los detectives. No sé si animarme con ella, quizá sería mejor seguir con otra. ¿2666? ¡Buff! Igual que a ti, me da una pereza increíble. Aunque creo que merece la pena muchísimo. Me lo pensaré.
Bueno, qué voy a decir. De acuerdo en todos los puntos. A Molina de Tirso decirle que no dude ni un segundo ni con Estrella Distante ni con 2666. Ni un segundo, repito, ya que por parecidos (conscientes, Bolaño era un genio de la intertextualidad) que existan, son dos obras maestras estratosféricas sin igual en las dos o tres últimas décadas.
@Molino de Tirso: Pues iba a comentar que efectivamente, por lo que he ido leyendo el blogs de reseñas, parece que hay muchas conexiones entre 'Estrella distante' y 'Los Detectives Salvajes', aunque yo creo que si te gustó el segundo la lectura del primera no te va a defraudar lo más mínimo. Pero bueno, @Francesc Bon, cuyos consejos y recomendaciones en cuanto a Bolaño me alegro de haber seguido, lo ha explicado mucho mejor que yo. Gracias a los dos por pasaros por aquí.
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