Década de los setenta del Siglo XX: Los Estados Unidos han declarado la guerra al resto del mundo y a gran parte de su propia ciudadanía, y están dispuestos a usar cualquier arma que les asegure la victoria. Louis Sacchetti, un poeta encarcelado por negarse a ser alistado, es llevado a una instalación secreta llamada campo Arquímedes, donde es testigo involuntario de los experimentos despiadados de «maximización de la inteligencia» llevados a cabo por el ejército. Los prisioneros a los que se les administra Pallidine, una droga derivada de la espiroqueta de la sífilis, pronto se convierten en genios, pero hay un desafortunado efecto secundario. El Pallidine resulta mortal en todos los casos.La novela tiene un marcadísimo tono pesimista y deseperanzado, lo cual prácticamente garantiza el éxito según mis patrones estéticos. Se puede sentir la presión totalitaria a lo largo y ancho de todas las páginas del libro. Me ha resultado fácil identificarme con el protagonista, puesto que el autor idealiza su postura de rechazo a participar en una guerra que no es la suya. Pero por supuesto mantener limpia la conciencia, le conduce a un destino amargo y del cual parece no haber salida lo cual genera un conflicto personal muy agridulce y auténtico.
La narración, escrita en primera persona por el protagonista en forma de diario, es muy ágil y bastante menos densa que en las otras dos novelas de Disch que llevo leídas. A destacar un par de golpes de efecto buenísimos: el primero se ve venir bastante bien, y marca un antes y un después en la labor de interlocución de Louis Sacchetti entre los conejillos de indias del experimento y la dirección del Campo Arquímedes, tarea que aparentemente justifica su presencia en esa institución secreta. Ahora bien, el segundo ha sido una sopresa agradabilísima que viene a resolver la trama, y que desde luego habla muy bien de la habilidad de este autor para idear, tejer y solucionar buenas historias.
Tenéis más opiniones sobre este libro en el Sitio de Ciencia-Ficción, con una reseña doble. La primera lo deja a la altura del betún y la segunda lo puntúa con un 8.
2 comentarios:
Tengo una enorme curiosidad por leer tu opinión sobre Estrella distante, que es el único libro que he leído más de tres veces, siempre encontrando algún nuevo rincón inexplorado.
@Francesc Bon: Pues ya la tienes ;)
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