En primer lugar tenemos al singular protagonista, ¿quién es realmente el bandido que da título al libro? No queda claro cuáles son sus fechorías ni por qué le andan buscando. Que sepamos sólo se le puede acusar de haber perdido los papeles en sociedad en un par de ocasiones. Es desde luego un individuo atractivo y que llama la atención. Dejarse ver en su compañía sin duda eleva el estatus social, a resultas de lo cual da la impresión de que conoce prácticamente a toda la ciudad. Por otro lado el bandido es tipo muy enamoradizo así que entabla intensas relaciones de atracción/repulsión amor/odio con las jóvenes que en ella habitan: Wanda, Edith, las hermanas Stalder, Selma,... Parece que quiera tener un affair con todas ellas.
Y para de contar, no hay mucho más que decir sobre la trama. Lo cierto es que engancha, entretiene y divierte, ¡todo a la vez! Aunque también descoloca un poco, porque por momentos no sabes muy bien qué narices estás leyendo. La estructura del texto no se adapta al modelo clásico de novela. Se trata más bien de una serie de historias, anécdotas o reflexiones más profundas que el suizo va incorporando al texto aparentemente un poco a salto de mata, según se le ocurren, como si estuviera charlando con un amigo de toda la vida y no pudiera evitar enlazar unas con otras por temor a olvidarlas. Claro que también es verdad que nos son pocas las ocasiones en que nos da un pequeño aperitivo y nos promete jugosos relatos de acontecimientos que implican al protagonista. Tras ponernos la miel en los labios los pospone para otro momento, pero en realidad no llegarán nunca. Citando al propio autor:
"Es estas páginas habrá hechos que al lector le parecerán misteriosos, y ésa es, digámoslo, nuestra intención, pues si todo estuviera en su lugar, si todo fuera comprensible, el contenido de estas líneas le haría bostezar enseguida"En el epílogo nos explican que Robert Walser no llegó a publicar esta novela. Estamos en realidad ante un trabajo realizado por filólogos del Centro Robert Walser, que compilaron, descifraron, ordenaron y dieron sentido a todos los "microgramas" (trozos de papel de cualquier tamaño y clase) en que el suizo iba desgranando las ideas que posteriormente compondrían sus obras.
Tenéis otra reseña de El Bandido en Solo de Libros.
2 comentarios:
¡Vaya! Parece interesante...
@Palimp: Un tipo peculiar, este Walser. Admito que lo que llevo leído suyo hasta el momento no encaja en los cánones habituales, quizás precisamente por eso merece la pena leerlo.
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