"una de las novelas más importantes de la primera época de Philip K. Dick y en la que se inspiró El show de Truman".¡Ole, ole y ole! Sí, sí, me pongo el traje de faralaes y digo "¡Ole!" con mucho tronío porque hace falta tener mucho arte para reventar un libro con una sola frase. Y tampoco es necesario haber visto El Show de Truman (Peter Weir, 1998), con tener una ligera idea del argumento de la película es más que suficiente para que desde la primera página te limites a leer con el único objetivo de conocer los detalles del engaño a que se ve sometido el protagonista, Ragle Gumm. Total, está claro que su vida es un montaje de algún tipo.
Es una verdadera lástima porque la historia es muy original y se articula sobre una de las constantes en la obra dickiana: la dificultad para distinguir la realidad y su influencia en la salud mental de los personajes. Y viceversa. A lo largo de la narración van cayendo poco a poco inquietantes revelaciones que consiguen crear bastante desasosiego en el lector. Tiene además un tempo muy bien ajustado, sin excesos ni prisas, aunque para mi gusto el final flojea y tiene un cierre muy abrupto. Una vez que el protagonista logra descubrir qué demonios está pasando con su vida, resulta curioso -casi entrañable diría yo-, enfrentarse a la visión retrofuturista que a finales de los 1950s se tenía sobre finales del siglo XX. Condicionada por la omnipresente amenaza de ataque nuclear soviético por un lado, y los avances tecnológicos por otro, se especulaba con que al cabo de los años la vida en la Tierra terminaría siendo una extraña mezcla de distopía militar totalitaria (lo cual no está demasiado alejado de la realidad) mezclada con cohetes-utilitarios biplaza (gran pillada).
Como resumen, creo que debería haber alguien con un poco más de critero aprobando los resúmenes de las solapas. Por si esta negligencia no fuera suficiente, la entrada en la IMDB de la película de marras no reconoce la descarada inspiración que tuvo que suponer la novela para el guionista, con lo cual el nombre de Dick ni siquiera aparece. La mala praxis al poder.
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