Memorias de Adriano es un impresionante ejercicio de rigor intelectual. No soy muy aficionado a la novela histórica, no hay más que ver el bajo conteo de la etiqueta correspondiente en la columna de la derecha, pero admito que Marguerite Yourcenar hizo un trabajo excelente y difícilmente mejorable al narrar, en forma epistolar y en primera persona, la vida y obras del Emperador Publio Elio Adriano.
Hace tiempo hice una primera intentona pero me aburrió soberanamente desde las primeras páginas. Como ya me ha pasado en otras ocasiones, me di cuenta de que no era el momento, pero confié ciegamente en su valor reconocido como clásico imprescindible y lo dejé para otra ocasión. Muchos años depués he podido apreciar en su justo valor las opiniones de Adriano aunque lleguen ficcionadas de la mano de la escritora. Sus reflexiones sobre la vida, el amor, la amistad, la vejez, etc. me han parecido maravillosas y de una sabiduría inigualable. Un poco más áridas me han resultado las partes en que se detalla su educación y adiestramiento para formarse en el oficio de Emperador. O las largas secciones dedicadas a inquinas políticas y a describir las constantes confrontaciones que Roma mantenía con mil y un pueblos. Con todo, están mezcladas con breves apuntes sobre luchas religiosas, sobre logros en aspectos culturales, en urbanismo, en arquitectura, etc., de forma que sin darnos casi ni cuenta asistimos a una magnífico cuadro del mundo que le tocó vivir y dirigir.
Tras la novela, en la edición del Círculo de Lectores que he leído aparecen dos cuadenos de apuntes sobre el proceso de creación de esta obra. Cuesta creer las dificultades por las que pasó Yourcenar hasta terminarla, pues comenzó a escribir borradores a mediados de los 1930s, para después abandonarlos y retomar el proyecto totalmente convencida en 1948. La certeza de sabernos ante una obra maestra se hace palpable cuando nos enfrentamos a la bibliografía que utilizó para documentarse. Y todo ello sin Internet ni Wikipedia.
En el apartado de otras reseñas hoy os dejo Novela Histórica y Revista de Letras. En la primera acaba arrastrado por el suelo, pero me apetecía ponerla porque no todo van a ser elogios, un poco de caña va bien de vez en cuando. Luego me ha gustado especialmente la segunda porque profundiza en el concepto de faux autobiografía histórica, que puede parecer un poco retorcido pero es el caso que nos ocupa.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 3 horas
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