En Mr. Witt en el Cantón narración histórica y ficción se entremezclan y reparten al 50%. Por un lado, el relato de la revolución cantonal de Cartagena durante la Primera República Española tiene como protagonistas a los artífices reales de la misma: el General Contreras, Roque Barcia, Antonente Gálvez, etc. Por otro, también asistimos a una crisis matrimonial que afecta a Mr. Witt, un ingeniero naval inglés muy maduro casado con Doña Milagritos, una jovial y espontánea lugareña que ronda los 35 y es casi 20 años más joven que él.
Me ha parecido una novela doblemente agobiante. Para empezar, por muy elevadas e inspiradoras que sean las bases de la sublevación (lucha por la mejora de las condiciones de vida del pueblo y los trabajadores, así como la eliminación de los abusos de los poderosos a través del autogobierno popular y la igualdad), el relato del levantamiento cantonal no deja de ser una crónica de los desastres de la guerra: hambre, miseria, dolor, enfermedad, muerte, etc. Esta parte se me ha hecho muy dura de soportar a pesar de que tropezamos con episodios muy peculiares, como la expansión de la revolución por tren en dirección a Albacete (Hellín) y batallas navales en que toman parte veleros y vapores. En cuanto a la ficción propiamente dicha, Mr. Witt es un individuo de personalidad enfermiza que se cree moralmente superior al resto de mortales en general y de los españoles en particular. Esto no es óbice para que los celos patológicos que siente de Froilán Carvajal, un poeta revolucionario de perfil obrero primo de su esposa, le hagan cometer un acto abyecto que contrasta escandalosamente con el ideario igualitario y fraternal de la época. Su despreciable, su inmundo comportamiento cuando era el último recurso de Froilán marcará su conciencia y enturbiará sin remedio la relación con Doña Milagritos, quien es descrita como un encanto de persona. Uno de los pocos atractivos que he encontrado es que Ramón J. Sender incorpora pequeñas subtramas de corte popular bastante divertidas, probablemente el único refuerzo que me ha animado un poco a seguir leyendo. Entre todas ellas destacaría la de Eladio Binefar, un mustio médico de Cartagena que lleva años esperando la herencia de su anciano padre, quien por otra parte goza de excelente salud a pesar de sus 80 y pico años, y solo tiene malas palabras para su hijo.
No es que sea mala novela, yo creo que más bien éste no era el momento adecuado para leerla. Me ha pasado ya en alguna ocasión con otros libros, pero en lugar de aparcar su lectura para más adelante, que es lo que suelo hacer, he seguido hasta completarla totalmente desganado. Hay una extensísisma reseña de "Mr. Witt en el Cantón" en Erudición y Crítica. He hecho un barrido transversal y he comprobado que incluye detalles que destripan la trama, así que mucho ojito con leerla sin no os gusta que os arruinen una historia.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 1 hora
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