En esta colección de relatos cortos Irvine Welsh nos narra aventuras y sobre todo desventuras de la peor chusma de Edimburgo de mediados de los 1990s: hooligans futboleros aficionados a la bronca, a las drogas y a las raves de música electrónica tan de moda en aquellos años por las islas británicas. A estos elementos tan poco recomendables se les vino a etiquetar desde una perspectiva sociológica como casuals.
Los relatos son originales y ocurrentes, pero repiten uno tras otro y en porcentajes variables los mismos esquemas de violencia, drogas, exclusión social y sexo. En ocasiones esta marginalidad se moldea un poco mediante toques fantásticos ('Acid House', 'La Causa del Granton Star', 'VAT '69') o coqueteando tímidamente con el realismo social ('Eurotrash', sin duda mi preferido de toda la compilación). En cualquier caso lo que más me ha impactado es el interés insano del autor escocés en generar asco y repulsión. En ciertos momentos he tenido que hacer un esfuerzo consciente para obviar la repugnancia que me provocaba la lectura de muchos párrafos, porque Welsh utiliza un lenguaje deliberada y forzadamente soez, grosero y vulgar. Quiero suponer que el objetivo es transmitir al lector la magnitud de la degradación y de las situaciones límite que se viven en estos sectores de la población, pero es tan exagerada y provocadoramente desgradable que no resulta natural sino más bien un ejercicio de estilo, o quizás una estrategia de diferenciación. A su lado la ordinariez travesti que exhibían los maricas de Lovetown destaca por su credibilidad y contrasta por su sencillez.
No he encotrado muchas reseñas de Acid House que merezcan la pena, os dejo la del Blog de Claudio Somma donde también piensan que esas ganas de provocar gratuitas a base de revolver el estómago del lector no tienen gracia ni sentido alguno.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 5 horas
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