Ya me tocaba retomar a Philip K. Dick, que no leía nada suyo desde Simulacra hace más de seis meses. Como el subtítulo de la novela bien hace sospechar ("o cómo nos las apañamos después de la bomba"), Dr. Bloodmoney supone la incursión del maestro en el subgénero post-apocalíptico de la ciencia-ficción.
Escrita en 1965 en plena Guerra Fría, es un holocausto atómico el que desencadena la trama. No podía ser de otra forma pues en aquellos años la continuidad de la vida en la Tierra se veía amenazada diariamente por miles de misiles nucleares desde ambos bloques. La historia contiene las características comunes de toda la obra dickiana, como son un ritmo ágil o el empleao de los recursos temáticos habituales (trastornos mentales, individuos con facultades psi originadas por mutaciones, interacción con dimensiones alternativas, etc.). Me ha sorprendido el tono optimista que rezuma todo el relato: a pesar de la situación tan adversa a que se enfrentan los supervivientes, todos se toman las dificultades con bastante buen ánimo y parecen tener motivos para seguir adelante. Vista la intensidad y dinamismo que el autor puede imprimir a sus relatos, es de agradecer la moderación de Dr. Bloodmoney: la narración tiene la cadencia justa para enganchar sin llegar a estresar y el número de personajes es acertado. Aunque puedan parecer adjetivos poco adecuados para una novela de este escritor, me atrevería a calificarla de sobria y contenida.
Para conocer qué piensan otros lectores de esta obra, recomiendo echar un vistazo a los comentarios de los usuarios de La Tercera Fundación en la ficha de este libro. También podéis leer la reseña de Crítica de Libros.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 5 horas
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