En La Luna es una cruel Amante se relata una historia de rebelión colonial que conducirá a la independencia y la creación del estado Luna, libre de la soberanía administrativa de la Tierra. Establecida inicialmente como centro penitenciario, su población se nutría de convictos y exiliados políticos de todos los países del planeta azul, pero con el paso de los años la mayoría de sus habitantes son ahora descendientes de los reclusos iniciales y por tanto, ciudadanos libres. Lamentablemente siguen sometidos de facto a una Autoridad Lunar que explota comercialmente y de manera abusiva los cereales cultivados en las galerías subterráneas donde viven y trabajan los lunáticos.
Parece que últimamente tengo mala suerte en la toma de contacto con autores muy reconocidos, porque este libro del laureado Robert A. Heinlein es más bien prescindible. En mi opinión, el desarrollo de la novela es bastante monocorde y simplón. La narración me ha parecido meramente descriptiva y en la trama se pone la misma emoción que en las instrucciones de una máquina de afeitar eléctrica. Ni siquiera los planteamientos libertarios en los cuales se establece la revolución tienen interés, porque al tratamiento le falla el entusiasmo que debería acompañar a una insurrección popular de este tipo.
Por empeñarme en buscar algo que destacar, admito que tiene algunas particularidades más o menos originales. Por un lado uno de los protagonistas y artífices del levantamiento es el ordenador central de la Autoridad Lunar, HOLMES IV, que ha tomado conciencia de sí mismo y es denominado cariñosamente "Mike" por los humanos. Por otro la sociedad lunática tiene normalizada la poliandria, algo justificado en que en sus orígenes, la proporción hombre a mujer en la luna era 10:1. Como innovación adicional a estas estructuras familiares alternativas, existe algo que se denomina "familia linear [sic]", a una de las cuales pertenece otro de los protagonistas, Manuel Garcia O'Kelly, "Mannie". Reconozco que yo, por más que he intentado imaginarlas, no he conseguido saber con certeza en qué consisten, todo lo más una especie de clan familiar compuesto por matrimonios poliándricos múltiples en donde las esposas y maridos se comparten (aunque desde la más estricta heterosexualidad), y donde se decide colectivamente si incorporar a nuevos miembros, ya sea adopciones de hijos, o bien nuevas esposas o maridos. Eso sí que es ficción especulativa y no la catapulta electromagnética con que Luna envía trigo a la Tierra.
Resumiendo, he de suponer que a Heinlein la fama le viene necesariamente por otros títulos. Más reseñas en Rescepto indablog y en Bibliópolis, donde podemos leer una crítica furibunda en plan treintañero airado.
¡Ah, una cosa más! He leído una vieja edición de Acervo, no la de La Factoria de Ideas que ilustra el post. En HispaRAH (página web dedicada a este escritor de ciencia ficción) hay una comparativa muy interesante con comentarios a cada edición española: calidad de las traducciones, tijeretazos y autocensura, etc.
Manuel Puig. Pubis angelical.
Hace 1 hora
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