Novela post apocalíptica en la cual los supervivientes se han organizado en torno a pequeñas ciudades fortificadas. Estas poblaciones de inspiración medieval son regidas por Concejos de mujeres. Son ellas quienes atesoran los conocimientos técnicos y científicos que se salvaron de la hecatombe atómica, ocurrida tres siglos atrás y que se ha dado en llamar la Convulsión. Intramuros viven mujeres, niños, ancianos y un reducido grupo de hombres adultos denominados servidores. Extramuros acampan los guerreros que protegen las ciudades que conforman el denominado país de las mujeres. Sus filas se nutren de sus propios hijos, quienes son entregados con cinco años de edad para su formación. A los quince deben decidir si quieren ser guerreros, repudiando a sus madres, o volver a las ciudades como servidores.
Ese es poco más o menos la base de partida de La puerta al país de las mujeres. Sheri S. Tepper nos muestra una sociedad en construcción en que las mujeres tienen el control y los hombres se subyugan a su poder, que se basa en el conocimiento. En esta sociedad los Concejos hacen y desahacen con la muy noble intención de gobernar por el bien común. Sin embargo sus políticas chocan frontalmente con el espíritu belicoso de los hombres y sus ansias de dominación. Quieren saber los secretos que guardan las mujeres, y no precisamente sobre medicina, farmacia o tecnología, que también. En realidad lo que codician son armas anteriores a la Convulsión, de las cuales hay rumores de existencia. No hay duda de que con ellas recuperarían fácilmente la posición de supremacía que les corresponde por naturaleza. Y es cierto que las mujeres tienen una agenda secreta, pero los capitostes militares serían incapaces de sospechar su contenido ni en sus delirios más paranoides: algo tan sencillo como conseguir una sociedad utópica donde hombres y mujeres vivan en paz e igualdad.
Si hay algo por lo que elogiar a la autora norteamericana, es por la estrategia que ha ideado para alcanzar esa sociedad ideal. Por un lado tiene en cuenta el historial de abuso del patriarcado, y por otro, minimiza el daño que ejerce sobre los hombres que piensan que su posición debería ser de superioridad sobre la mujer. Los mecanismos empleados son sutiles y compasivos, pero implacables. Que es mucho más de lo que se puede decir de lo que ocurría antes de la Convulsión, que fue la culminación de siglos de guerras cruentas y devastadoras empezadas siempre por hombres. Para que tengamos esto último muy presente en todo momento, a lo largo de todo el texto se intercalan secciones de un supuesto drama clásico llamado Ifigenia en Ilión(1), que incluye: matanzas de troyanos, secuestros, violación y asesinato de mujeres, sacrificios de vírgenes y bebés, etc. El ritmo de la narración está muy conseguido y a pesar de que nos van dejando caer pistas poco a poco, no podremos estar seguros de cuál es esa estrategia hasta que no se revele casi al final.
La historia resulta muy cruda y puede provocar rechazo con bastante facilidad. Incluso yo, que estoy totalmente a favor de la lucha feminista y que soy lo menos competitivo que te puedes echar a la cara, he sentido una indignación injustificada cuando se iban desvelando los secretos del país de las mujeres, sintiéndome amenazado al identificarme con los hombres. Tengo muy claro que en mi caso la disonancia cognitiva ha hecho aparición, pero por otro lado no se puede negar que hay un claro regusto totalitarista en esta uto/distopía que también ayuda a que esa indignación aflore. No obstante, pensemos por un momento en la típica novela negra con psicópata que secuestra, tortura y asesina mujeres para fabricarse un abrigo con sus pieles, ¿por qué esa trama no nos hace sentir tan incómodos? Obviamente porque sitúa a la mujer en el papel de víctima que tiene asignado tradicional y culturalmente. Sin embargo en esta asombrosa novela, las mujeres son quienes ostentan el poder, y lo usan para invalidar el statu quo del hombre. Lo hacen de una manera parternalista y condescendiente, y eso supone limitar la libertades, no lo niego. Pero al menos no hay violencia. Todo lo más engaños. Así que me pregunto: ¿por qué hostias he leído tan pocas historias así? ¿Por qué no hay más libros de esta clase, que te pongan contra las cuerdas y te hagan reflexionar? Lógicamente la novela se engloba dentro de la ciencia-ficción feminista y probablemente habrá quien la use para desprestigiar este movimiento, pero bueno es lo de menos porque ése es el pan nuestro de cada día en la lucha feminista. A mí me parece una lectura que merece mucho la pena porque ayuda a demoler muchas falsas ideas que tenemos asimiladas. También tiene algunos fallos en mi opinión, ojo. El más evidente para mi gusto es que Tepper se fundamenta en el determinismo genético para guiar la acción, algo que le resta credibilidad. Y no muy por detrás, hace un uso terriblemente interesado de la ciencia y la tecnología. Toma y descarta elementos según le interesa, sin llegar a dotar de verosimilitud al marco de referencia sobre los conocimientos que han persistido tras el desastre nuclear y los que se han perdido. De todas formas, aun no siendo perfecta, creo que a originalidad le ganan pocas.
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(1) La entrada de esta novela en la Wikipedia indica que se trata de una reescritura de Las troyanas, de Eurípides.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 2 horas
2 comentarios:
Me gusta el análisis. He visto en libro en las estanterías de mi hermano y lo he recordado con cariño...y me he metido aquí.
Discrepo con lo que comentas que las mujeres y los siervos no usan las violencia. Lanzan y promueven ejercidos de hombres contra hombres que mueren en esas luchas. Por lo demás, genial.
@Copmancuso: Tienes razón, Patrullero Mancuso. Por supuesto que ha violencia, aunque estarás conmigo en que se intenta minimizar o al menos el poder la orquesta de manera más sutil. Que algo de mejora respecto a lo anterior sí que supone. Gracias por pasarte por aquí y comentar.
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