12 feb 2016

Crematorio - Rafael Chirbes

Matías Bertomeu, hermano menor del promotor inmobiliario y arquitecto Rubén Bertomeu, ha muerto con apenas 60 años. Este acontecimiento nos va a permitir conocer de cerca a Rubén y su clan familiar en una trama que abarca apenas unas horas, desde el fallecimiento de Matías en el hospital hasta el funeral unas horas más tarde, que ni siquiera llegaremos a contemplar. El mayor de los dos hermanos se ha erigido en un empresario de la construcción de éxito inigualable. Sus promociones han remodelado el paisaje de Misent, ciudad imaginaria de la costa levantina, arrasando huertas, campos de naranjos y de almendros, y cubriendolo todo de impersonales adosados y bloques de viviendas. Naturalmente el triunfo en el mundo de los negocios le ha llegado de la mano de muchas operaciones turbias, desde el pago de comisiones por la recalificación de terrenos hasta el tráfico de cocaína para obtener fondos al principio de sus carrera, pasando por el blanqueo de capitales a oscuros elementos de la mafia rusa. Sin embargo, a sus setenta y tantos años de edad y con una salud aún de hierro, Rubén ha conseguido dejar atrás cualquier sospecha de ilegalidad y se presenta como un empresario modélico.

Crematorio es sin el menor género de dudas, una excelente novela que ficciona todo el desmadre urbanístico que ha venido identificando la economía española durante los últimos 30 y pico años. Pero por si eso no fuera suficiente, la caracterización que Rafael Chirbes hace de los personajes que pululan por el texto es absolutamente increíble. Además del protagonista, sus familiares, amigos y colaboradores van tomando la voz en sucesivos capítulos, contándonos su relación con él, la opinión que les merece, la historia que les une. Su hija Silvia, considerada su fracaso personal por partida doble: primero por no haber nacido como el hombre que herdaría el imperio, y segundo por dedicarse a una disciplina artística que nada tiene de creadora: la restauración de obras de arte. Juan, su yerno, catedrático de literatura y crítico a quien también considera segundón por no atreverse a ser escritor. Brouard, viejo amigo de la infancia de Rubén, con una carrera de éxito como novelista pero que ya en la recta final de la vida se nos presenta totalmente destrozado física y emocionalmente. Collado, antiguo colaborador en los comienzos de su carrera profesional, quien se ha visto obligado a buscarse la vida por su cuenta en el mundo de la construcción tras ser abandonado por Rubén. Traian, un ruso que lidera negocios de la mafia (prostutición, drogas, extorsión) con quien Bertomeu ha tratado en el pasado. Mónica, la nueva esposa de Rubén, 40 años menor que él y con pinta de haber sido sacada de un puticlub de carretera. Por más que puedan parecer estereotipadas, las motivaciones de cada uno de los narradores son una proyección tan fidedigna y tan auténtica de aquello que representan que no queda más remedio que ovacionar al autor por su extraordinaria habilidad.

La única pega que puedo ponerle es que los capítulos protagonizados por Rubén se me han hecho pesados a ratos porque su hilo su conciencia se vuelve excesivamente denso. Hasta cierto punto es comprensible que sea así, dado que se trata del gran patriarca y por tanto el que tiene la visión más cercana a la globalidad. En cualquier caso, se trata de un inconveniente menor que no le quita ningún valor al libro. Asistir a este espectáculo de degradación del ser humano, todos ellos con el alma envenenada en mayor o menor medida, es algo que nadie debería perderse. No importa lo triunfadores que se puedan considerar individualmente, todo ellos están abocados al fracaso más absoluto, si no es que llevan años ya con sus vidas totalmente arruinadas. De nuevo una de esas novelas que tanto me gustan donde se expone la miseria del hombre, la podredumbre que supone vivir en familia y el gran descalabro de la sociedad en que estamos inmersos. Sin duda el primer bombazo del 2016. Más reseñas de esta maravilla en Pollito libros, El libro durmiente y Viaje al Parnaso; ésta última incluye apreciaciones personales contrastando la realidad con una obra de ficción que sinceramente, no me parece que vengan a cuento.

5 comentarios:

el convincente gon dijo...

Ay, ay, que estás con Chiang. Estaré esperando tu opinión casi casi como si hubiese escrito yo el libro.

Palimp dijo...

Me quedé fascinado con este libro. Precisamente lo que más me gustó es su densidad.

Cities: Moving dijo...

@Palimp: Mmmmmm... Igual tienes razón, quizás si no fuese tan denso (por momentos) estaríamos hablando de cualquier otro libro, no de éste.

Kina Fernández dijo...

A mí me gustó mucho, no le quitaría ni una coma. Otra cosa es En la orilla, que me pareció tedioso y redundante.

Cities: Moving dijo...

@Molina De Tirso: Lo tendré en cuenta, gracias por la pista. De momento tengo esperando 'Los viejos amigos' que he pillado por 10€ en una edición especial de Anagrama.

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