Mati rompe con Llerandi. A pesar del golpe que eso le supone, Llerandi decide aprovechar el terremoto emocional en que se encuentra para dejar un trabajo que no le aporta nada en una agencia de publicidad y poner todas sus fuerzas y sus ahorros en un proyecto en el que lleva años embarcado: terminar el guión y rodar un documental sobre Otto Gross. Su objeto de interés es uno de esos personajes tremendamente carismáticos que surgieron en centroeuropa (Estiria, en la actual Austria) a finales del S. XIX y principios del XX. Discípulo del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, nuestro hombre desarrolló sus propias teorías pioneras en la anti-psiquiatría y la liberación sexual, por las cuales fue condenado al ostracismo. Fue todo un personaje, amigo e influencia reconocida de Carl Jung, Hermann Hesse, Franz Kafka y muchos otros. Coqueteó con el anarquismo y fue uno de los residentes habituales de Monte Verità, una comuna utópica contracultural que hubo en Ascona, Suiza, a principios del S. XX. Sin embargo su vida fue tremendamente desgraciada, muriendo en unas condiciones de abandono terribles con poco más de 40 años. Su historia personal está marcada por unas relaciones personales desastrosas, especialmente con su padre Hans Gross, artífice de la criminología moderna. Este enfoque basado en las relaciones humanas es el que Llerandi pretende dar a su documental, para lo cual se apoyará en las confesiones de Lise, una señora de 80 y pico años autoproclamada nieta de Otto Gross que actualmente reside en un pueblo de la Costa Brava.
Como caminos en la niebla, subtitulada 'Los impetuosos días de Otto Gross', no es una biografía del ínclito personaje austriaco, por más que pueda incluir innumerables detalles de sus apasionantes aventuras. José Morella consigue mezclar realidad y ficción con una habilidad admirable: las hazañas y desdichas de Gross por todo el mundo se van alternando con el relato del origen de Lise, cuyo gérmen es una breve aventura que su abuela Renata y Otto mantuvieron en Monte Verità. El autor nos va mostrando cómo la vida de Lise se ha visto marcada por una serie continuada de calamidades, la primera el hecho de que Gross nunca supiera ni reconociera (ni le interesase lo más mínimo saber, ya que estamos) que era el padre de la niña que Renata esperaba, nacida por tanto de una relación degenerada. Los convulsas décadas de principios del S. XX, con la I Guerra Mundial y el posterior auge del nazismo no hacen sino dibujar un espantoso paisaje en el cual ha de existir toda la familia de Renata. La hija que tuvo de Gross, Louise, hereda muchas de las dificultades emocionales que ella misma tuvo, para posteriormente pasarlas a su propia hija, nuestra Lise. Es entonces cuando Llerandi, que gracias a su trabajo de investigación ha conseguido tener una visión global de toda la situación, decide ayudar a la que podría ser la única posible descendiente de Gross a terminar con pésimas relaciones familiares arrastradas durante varias generaciones.
La novela me parecido excelente, asombrosa, tanto en la forma como en el fondo. El texto se compone de secciones bastante cortas, un par de páginas como mucho. La trama engancha desde el primer momento y es tremendamente ágil, a lo cual sin duda ayuda el hecho tanto de ir cambiando el foco de atención (Otto, su padre, Renata, Lise, Llerandi) como de dar saltos espaciotemporales para incluir en la narración los aspectos que más convienen al argumento: Berlin, Graz, Ascona, Sudamérica, Munich, etc. A estas alturas es fácil saber de qué pie cojeo en cuanto a temáticas: todo lo que suponga romper con lo convencional y dar un enfoque alternativo a la vida que nos ha tocado vivir me apasiona. Para mi vergüenza nunca había oído hablar de Otto Gross ni de Monte Verità antes de empezar este libro, así que por momentos me he quedado con ganas de que el autor me contase muchas más cosas de los dos. Como ya he adelantado no va por ahí su intención, ni falta que hace, pues Morella consigue construir uno de esos relatos poblados de gente fascinante pero desamparada, perdida, abandonada. Volvemos a comprobar la dificultad (¿imposibilidad?) de la comunicación entre seres humanos, somos únicos a la hora de amargarnos la vida los unos a los otros, forzandonos a cumplir las expectativas que impone la sociedad y que van totalmente en contra de nuestra naturaleza. Y a pesar de todo y por más huraños y desconfiados que nos volvamos, siempre dejamos un resquicio para la esperanza y la reconciliación, aunque sea tan solo con uno mismo. Una maravilla, a ver quién es el guapo que se resiste a algo así. En esta ocasión el apartado de otras reseñas queda desierto; me imagino que al tratarse de una novedad editorial, aún no ha habido tiempo para dar cuenta de ella.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 9 horas
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