A decir verdad no sabía muy bien a qué me enfrentaba cuando empecé a leer La facción caníbal. Ha resultado ser un ensayo que analiza cómo el asesinato y el terrorismo en sus manifestaciones más gratuitas y arbitrarias han influído en la cultura y la sociedad. De igual forma refleja la fascinación del ser humano los actos más abyectos y viles que sus congéneres pueden cometer. El recorrido empieza en Londres en 1780 con los disturbios anti-católicos de Gordon, para a continuación saltar a la Revolución Francesa de 1789. Es entonces cuando Edmund Burke, reconocido intelectual irlandés, totalmente contrario a los principios de la revolución en marcha en el país vecino, acuña el término "terrorismo" para definir la estrategia de Terror con que los jacobinos imponían su ideario ilustrado en Francia. Es también Burke quien desarrolla por primera vez el concepto de "sublime" asociado a la contradictoria y turbia atracción y belleza que se puede encontrar en los actos más horrendos.
El texto es exhaustivo a más no poder y recorre algo más de dos siglos de influencia del Terror en la cultura y la sociedad. Esto abarca desde personajes como William Blake (a quien los disturbios de Gordon pillaron por sorpresa paseando por Londres) o Thomas de Quincey (autor de "Sobre el asesinato considerado como una de las Bellas Artes"), y también a movimientos artísticos de vanguardia, algunos de difusión global como el Dadá, el Futurismo o el Surrealismo, y otros más recientes cuya influencia en el mainstream ha sido menor, como letristas y situacionistas. De igual forma, vamos viendo pasar ante nuestros ojos ejemplos de asesinos asimilados por el inconsciente colectivo: los propios artífices de la Revolución Francesa (Marat, Robespierre, etc.), Jack el Destripador, las hermanas Papin, Violette Nozière, Peter Kürten -el vampiro de Düsseldorf-, Myra Hindley, Charles Manson... Bueno es cierto que a mí me resultaban conocidos la mitad o menos, pero claro, se hace un seguimiento de la influencia de estos criminales en los movimentos culturales europeos de vanguardia, lo cual excluye en cierta medida a España. Quizás uno de los mayores problemas que me he encontrado sea precisamente la cantidad abrumadora de nombres, lugares y fechas que recorren las páginas. En todo caso, la incapacidad de asimilar tantísima información podría decirse que es problema mío exclusivamente. Hay sin embargo algunos tics de autor que me han resultado bastante molestos. Vayamos a por ellos.
Servando Rocha hace un trabajo excelente al demostrar los vinculos entre los actos de Terror y los representantes de la cultura con nombres y apellidos. La mayoría de los casos son incuestionables, pues están perfectamente documentados (por poner un ejemplo simple, cómo los asesinatos del páramo han servido de inspiración a grupos pop/rock). Sin embargo en otros, y no son pocos, la influencia no se puede demostrar y aún así, el autor insiste en sugerirla con frases hipotéticas llenas de condicionales y suposiciones que por la ausencia de datos ofrecidos, se ve a la legua que es simplemente wishful thinking. Esto lo hace también insertando de cuando en cuando portadas de discos, fotografías, ilustraciones u obras de arte que por el motivo que sea, muy probablemente razones personales meramente emotivas, a él le recuerdan el tema que está desarrollando, pero que vistos desde fuera, no se puede decir que guarden demasiada relación. Se empeña mucho también Rocha en crear unos mapas espacio-temporales que relacionan años particularmente agitados por los sucesos que ellos ocurrieron. La palma se la lleva el triunvirato 1788-1888-1988, aunque también incluye en otros momentos 1780 ó 1968. Bueno en su descargo hay que aclarar que al final le quita importancia a esa supuesta relación de hechos a lo largo del tiempo por no acabar dando la idea de ser el clásico conspiracionista.
En resumen, un libro muy peculiar que viene a demostrar que la fascinación morbosa que en muchas ocasiones provocan los crímenes más desagradables e injustificados no es una característica extraña a los seres humanos. Riguroso y contrastado, en ocasiones desborda información y en otras despista intentando establecer relaciones que sólo existen en la cabeza del autor, aunque ni lo uno ni lo otro restan valor a todo lo expuesto. Para más reseñas, echad un vistazo a la Revista Tarántula y a Culturamas. Además, en Número Cero hay una extensa entrevista con el autor a raíz de la publicación de este volumen.
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Hace 1 hora
1 comentarios:
Suena muy interesante. Yo seguro me volvería loca con tanto nombre porque soy mucho de buscar luego, por mi cuenta, más información sobre la persona en concreto, si me llama la atención o no sé quien es. El caso es que pinta muy bien.
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