Guardad silencio durante unos momentos y prestad atención a los sonidos que os llegan desde la lejanía. Cerrad los ojos para así poder aguzar con más facilidad el sentido del oído. ¿Lo escucháis? ¿Podéis oirlo? Seguro que sí, concentraos. Esa especie de soniquete repetitivo, burlesco y rítmico que se oye de fondo no son otra cosa que las carcajadas incesantes de Greg Bear, que aún se está descojonando de mí por haber sido tan imbécil de terminarme La ciudad al final del tiempo, una supuesta 'novela sorprendente con un nivel de especulación sumamente original. Un trabajo desafiante e imaginativo como sólo puede ofrecer la mejor ciencia ficción' que encaja mucho mejor dentro del simple concepto de 'fulaña'.
No tengo palabras para describir la experiencia que ha supuesto leer este bodrio. Más de 600 páginas de aventuras soplapollescas que se intentan dignificar como ciencia-ficción dura y que resulta ser poco más que una interminable e incomprensible fantasía épica salpicada de palabrería científica. Asures bosónicos. Janjures mesónicos. Devas formados a partir de quarks integrales. Eidolones noöticos, cuya materia apenas es materia, más bien una vinculación compacta entre espacio, destino y dos de los siete aspectos del tiempo. Pollas en vinagre, Mr. Bear. Todas esas estupideces nos llevan al absurdo más absoluto. Una no-trama con unos no-personajes que habitan un no-mundo al final del no-tiempo y no-espacio de un no-universo en no-expansión ni contracción. De todo lo cual no se entiende nada. O mejor, no-nada.
Como ya he perdido suficientes horas leyendo esta tomadura de pelo, no voy a dedicar ni un minuto más a esta reseña. Si queréis tener una idea de la trama, echad un vistazo a la ficha editorial, hoy no estoy dispuesto ni siquiera a hacer un copy + paste. Para otras opiniones, os recomiendo los blogs Pepe Fotón, En Clave Pública y Sagacomic - Lothlórien. Algo debe significar que en ninguno salga bien parada. La entrada de Pepe Fotón es muy completa y ordenada, sería la reseña que me gustaría haber escrito si hubiera podido controlar esta rabia que tengo en las tripas por haber sido tan idiota. En Sagacomic también son muy críticos pero terminan salvandola por motivos que se me escapan, porque al redactor le queda la sensación de '[...] haberme perdido una gran cantidad de niveles de la lectura, un buen número de capas y significados que se me escapaban mientras leía, falto de las claves que me hubieran dado la llave del significado de tanto símbolo oculto en el texto'. Ahí es nada. Si Greg Bear es uno de los mejores representantes actuales de la ciencia-ficción dura, yo me declaro ahora mismo ángel exterminador del subgénero.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 2 horas
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