Roger Lambert, profesor universitario de Teología, recibe un día en su despacho a Dale Kohler, un joven informático que asegura tener una noticia extraordinaria. Está buscando evidencias científicas de que Dios existe y se está manifestando. El paradójico debate sobre la existencia de Dios que mantiene con Dale Kohler no es más que el principio de una serie de cambios en la vida de Roger, que verá cómo las relaciones que mantiene con su mujer Esther y con la hija de su medio hermana, Verna Ekelof, harán temblar los cimientos de su existencia.Evidentemente la novela profundiza hasta la saciedad en esos dos hilos tan solo brevemente enunciados en el párrafo anterior. La cuestión teológica por un lado, la personal por otro. Todas las páginas dedicadas a las cavilaciones y debates sobre la existencia de Dios son, en mi opinión, bastante cansinas. Debido a su profesión el protagonista es un erudito en el tema, así que John Updike se pone en su piel y entre otras cosas no nos ahorra un detalle sobre su especialidad (las herejías) y sus filósofos/teólogos preferidos (Karl Barth y en menor medida Paul Tillich). En el texto abundan citas en latín de obras clásicas sobre las cuales el protagonista compone argumentaciones varias, pero en un alarde de elitismo culto y excluyente, desconectado por completo de la realidad, dichas citas no se traducen a pie de página. ¿He de suponer pues que el lector americano medio sabe el suficiente latín como para traducir a Tertuliano? Aun sin contar con mi profundo desinterés por todo lo relacionado con la Teología (me inclino mucho más por el Ateísmo), sinceramente se me escapa el porqué de esta estrategia. La parte de la novela dedicada a las complicaciones emocionales de Lambert es, por el contrario, completamente absorbente. Y de una crudeza desbordante que abarca, entre otras cuestiones, crisis de edad (los cincuenta largos del profesor, los casi cuarenta de su mujer), adulterio, embarazo adolescente, discriminación racial, incesto, malos tratos infantiles, etc.
A nivel estilístico tengo que señalar varias particularidades, que siempre me resultan más fáciles de detectar cuando no termino de conectar con un libro. Updike elige como narrador en primera persona a Lambert, haciéndole además omnisciente. Esto me ha resultado bastante contra-natura, principalmente porque la actitud del protagonista no se ve condicionada por la información de que dispone. En todo caso esa mezcla de narrador/protagonista/autor que aúna Lambert no deja de ser curiosa y original. Por otro lado al escritor se le va la mano enlazando oraciones explicativas una tras de otra, cada una dando información sobre la inmediatamente anterior. El problema es que a la de tras tres o cuatro yo ya he perdido el hilo la frase principal, que de pronto termina cerrándose despues de relatar circunstancias varias. Como resultado y hasta que me he acostumbrado a este tic tan puñetero, me ha tocado volver hacia atrás para releer la frase con la atención bien puesta en lo que sabía que me iba a encontrar. Más detalles tocanarices: la traducción de términos informáticos. Escrita en 1986 y traducida al español muy poco después, toda la terminología de ciencias de la computación rechina, ya sea por los géneros asignados o por la elección del vocablo en español. O bien el traductor no era experto en este campo semántico, o bien simplemente aún no existía una norma al respecto al tratarse prácticamente de neologismos por aquel entonces. Esto tendría su justificación, pero hay otras partes de índole científico (por ejemplo operaciones con números en base no decimal) que cuesta seguir por lo enrevesadamente que están expresados. Y enlazando con la pose elitista culta que comentaba más arriba, la elección de ciertos términos generales es de risa. Entiendo que Updike construye un personaje pedante con un registro muy, muy elevado que huye de lo coloquial, viendose el traductor obligado por tanto a buscar su correspondencia en español. Esto nos lleva a encontrarnos con términos tan poco habituales como 'zangolotear', 'atrafagar', 'fuliginoso', o 'desdoro'.
Resumiendo y siempre en mi opinión personal, una novela de desarrollo irregular que se consigue sobrellevar medianamente por la trama afectivo-personal. Por mucho que le haya gustado a Martin Amis, a mí no me ha terminado de convencer. Incluída dentro de la denominada 'Trilogía de la Letra escarlata', he tenido que recurrir a la entrada de esta obra en la wikipedia en inglés para saber el motivo. No he encontrado reseñas de este libro en la blogosfera, la única a mencionar es la que le dedicó el diario malagueño El Sur, que se nutre de generalidades y frases neutras bienintencinadas para en el fondo, no cuestionar al autor ni a su novela.
2 comentarios:
Updike uno de mis peferidos,me resultó algo engorroso en este libro,explicito en los temas deistas,muy de mi agrado,y totalmente incomprensible en la terminologia informática,no se si por desfasada o elitista.Siempre recomiendo a Updike por su narrativa, superior a la media,en cualquier tema que trate.
@Emilio Plaza Delgado: Gracias por tu comentario. Tienes razón, este libro no tiene nada que ver con 'La granja', que me pareció una maravilla. Creo que aún tengo un volumen de la 'Trilogía de la Letra escarlata' (¿'S.', tal vez?) dando vueltas por casa, a ver si con este tengo más suerte.
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