Creo que con
¡Y he aquí que era un sueño!, subtitulado
'Historias inquietantes', voy a terminar mi aproximación a la literatura victoriana de terror por este año. En realidad el hecho de haber leído tres autoras británicas decimonónicas encuadrables en este género en apenas tres meses no ha sido premeditado. Simplemente tengo una lista de libros pendientes para tomar prestados de alguna de mis bibliotecas habituales y voy sacándolos según su disponibilidad. No tengo nada personal contra
Rhoda Broughton, no me ha parecido ni mejor ni peor que
Amelia B. Edwards o
Edith Nesbit, a quienes leí en febrero y marzo respectivamente. Lo que ocurre es que los parámetros en que se mueven todos los relatos cortos de este subgénero son muy parecidos, así que como muestra, bien me valen tres botones. Los títulos de los cuentos que aparecen en este tomo son:
- La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad
- El hombre de la nariz
- ¡Y he aquí que era un sueño!
- Pobre hermoso Bobby
- Bajo la capa
- Lo que significaba
- Día de renta
Me veo obligado por tanto a repetir poco más o menos lo que mencioné al hablar de esas otras dos autoras. Para empezar para el lector contemporáneo los relatos pecan de cierta ingenuidad y aunque muchos de ellos incluyan espectros, apariciones o espíritus de recién facellidos que se despiden de sus amadas antes de perderse en el más allá, miedo, lo que se dice miedo, los cuentos no dan. Yo más bien calificaría su temática como "misterio", porque al fin y al cabo se limitan a relatar de manera bastante inocente sucesos sobrenaturales. Luego tenemos el gran peso del formato epistolar a la hora de desarrollar el texto. Prácticamente todos incorporan un intercambio de cartas como forma de narrar los acontecimientos.
¿Hay alguna particularidad en el estilo de
Broughton? Los cierto es que sí. Ya en el prólogo nos avisan de que su gran cultura literaria hizo que llenara sus cuentos de referencias a obras de otros escritores, bien contemporáneos suyos, bien clásicos. Por suerte están convenientemente explicadas con notas al pie de página, porque si no desde luego a mí se me habrían escapado la mayoría de ellas. También sus descripciones con extremadamente detalladas, mucho más de lo que cabría esperar en relatos cortos. Finalmente varios cuentos compilados en este tomo se cierran con una afirmación que ha de entenderse como un recurso más para impresionar al lector: la autora nos indica que la historia relatada ocurrió en realidad, pero que se ha visto obligada a cambiar los lugares y los nombres de los personajes implicados. En definitiva, un poco lo de siempre. Vistos en perspectiva, por originalidad y variedad de temas tratados, de los tres libros que he leído sin duda me quedo con
El carruaje fantasma y otras historias sobrenaturales. Es perfecto para hacerse una idea de cómo se entendían las historias de terror en la Inglaterra victoriana y para mi gusto, el más entretenido.
2 comentarios:
El terror es muy de época y, ciertamente, lo que lo infundía en el siglo XIX, ahora nos parece ingenuo y pueril. La películas de terror de los años veinte y treinta ahora nos parecen inocentes. Su sentido cambia con el tiempo, debido a su percepción diferente por el lector o espectador de otro momento de la historia. Es complicado sentir parecido ante las inquietudes o temores de otro tiempo. Nuestros miedos son distintos y depende de la clase social a que uno pertenezca son totalmente dispares. Saludos.
@Joselu: Totalmente de acuerdo. No hay más que ver cómo van cambiando las temáticas en el cine de terror desde los años 1970s, que es cuando por edad empecé a aficionarme. La ola satánica, los poderes PSI, lo sobrenatural, los slashers, las casas encantadas, los zombies (género agotado durante los 2000s y principio de los 2010s)... Tanto es así que el terror satánico, una de mis temáticas preferidas en cuanto a que es probablemente la que más miedo real me inspira, ha sido un gran ausente durante décadas, hasta que se empezó a recuperar a mediados de los 2010s con títulos como The Witch/La bruja (2015) o Hereditary (2018). Gracias por pasarte y comentar.
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