5 mar 2021

Réquiem por un sueño - Hubert Selby Jr.

Harry Goldfarb y su amigo Tyrone C. Love están desvalijando a Sara, la madre del primero. Le están quitando la tele para llevarla a una casa de empeños y sacar uno dólares con los que pagarse una dosis de heroína. Estamos en Nueva York a mediados de los 1970s y la pareja de yonkis está cansada de ir al día para conseguir los picos. Así que planean trabajar hasta sacar la pasta suficiente para hacerse con una cierta cantidad de droga que les permita, a su vez, distribuirla. Harry ha tenido la idea al comprobar la pureza del material que circula por la ciudad. Así pues, podrán cortarla, reservar para meterse y hacer dinero para seguir traficando. Eso sí, su intención es permanecer en el negocio sólo hasta conseguir lo justo para poder montar un café para artistas. Mientras tanto, Sara va a recuperar la television. No es la primera vez que su hijo se la roba, pero poco rato después la vuelve a tener en casa gracias al buen corazón del dueño del casa de empeños. Ver la tele es su único entretenimiento desde que su marido murió y su hijo se marchó de casa. Así que imaginaos su alegría cuando recibe una llamada telefónica informándole de que ha sido preseleccionada para participar en un concurso. Su excitación es tal que decide ponerse a dieta para estar guapa y presentable el día que acuda al plató.

El comienzo de Réquiem por un sueño no puede ser más demoledor. La violencia, la despesperación y la brutalidad que desprenden las primeras páginas, con esa pobre mujer amezada por su propio hijo, es sin duda uno de los inicios más asoladores que he leído últimamente. Al igual que hiciera en Ultima salida para Brooklyn, Hubert Selby Jr. vuelve a componer una historia repleta de dolor, depravación y degradación. No es que sea un plato muy agradable pero genera una atracción morbosa que es muy difícil de resistir.

Los dos hilos argumentales a los que asistimos nos muestran los extremos a que puede llegar el ser humano en circunstancias difíciles: envilecimiento por un lado, desolación por el otro. Selby no nos ahorra ni un detalle escabroso en la descripción de pozo de inmundicia en que se zambullen los heroinómanos. Las fantasías megalómanas de control sobre la adicción, aniquiladas en pocos meses cuando pasan a deambular sin otro objetivo que pillar una dosis. Los miserables engaños y argucias con que irán alejándose del resto de chusma a quienes unas semanas antes consideraban amigos. La facilidad con que el mono relaja los principios morales para aceptar la prostitución como una vía válida para poder chutarse. Por otro lado tenemos a Sara, que abandonada y solitaria se entrega a ensueños vanidosos para acaparar la atención que nunca ha merecido. Su obsesión por adelgazar la llevarán a convertirse en una adicta a las anfetaminas, poniendo su salud física y mental en peligro. Y no olvidemos tampoco el escenario en que transcurre la acción: Fear City. Un Nueva York a mediados de los 1970s tomado por la delincuencia y la pobreza. Criminales, traficantes y drogadictos campando a sus anchas en una ciudad devastada y con barrios enteros derruídos. De todas formas no todo es horror en esta narración. Casi todo, sin duda, pero aun así el autor norteamericano tiene la habilidad y genialidad de darnos un respiro y regalarnos un poco de esperanza, bondad y amor. En ciertos momentos casi podemos saborear la ilusión de los protagonistas por vivir y salir del agujero en que se encuentran, por más que al final acaben cubiertos de toneladas de basura.

El estilo de Selby es muy próximo al hilo de conciencia. El narrador tiene un registro crudo y despiadado, en el que abunda la jerga propia de delincuentes y yonkis. Van enfocando a cada uno de los personajes y cediéndoles la palabra, ya sea para entrar en sus pensamientos o iniciar diálogos. Por cierto que no hay guiones ni puntos y aparte para separar a los participantes de los mismos. Sus frases se van encadenando una tras otra. Y resulta sorprendente lo fácilmente que te sincronizas con ellos, de tal forma que en todo momento sabemos quién tiene la voz de entre todos los personajes. Sin necesidad de que haya que mencionar sus nombres a cada poco.

En definitiva el autor norteamericano no da tregua. Ni a sus personajes ni a los lectores que se atreven con su libro. Y por si eso no fuera bastante, después de arrastrarnos a todos por la mierda más abyecta, no muestra ni un ápice de piedad y remata con uno de los finales más amargos que he leído nunca. Lo cual no es óbice para que reconocer que la novela es maravillosa y tremendamente adictiva. Y mira que me sabe mal emplear ese último adjetivo en esta ocasión..

4 comentarios:

Scabbers dijo...

Uf, me acuerdo de la película (que según escuché es bastante fiel al libro) No creo tener estómago para ver el desenlace, aquí con rabia voy a pasar. La reseña espectacular, algo ya habitual en ti, un saludo (de color azul pitufo, por supus XD)

Juan G. B. dijo...

Si era heroína de aquellos años en N.Y., sería la Blue Magic de Frank Lucas, con un alto porcentaje de pureza, que se veía en "American Gangster"...; )

MenteLectora dijo...

Vi la película hace tiempo y es la primera noticia que tengo de que fuera una adaptación. Sin duda, tarde o temprano la voy a tener que leer. La película es una maravilla.

Cities: Moving dijo...

@Scabbers: El desenlace es un mazazo. No es que la historia sea unas castañuelas en ningún momento, pero al menos yo no he podido evitar simpatizar con esos desgraciados y quería que hubiera alguna posibilidad de redención para ellos. Pues no, ya se encarga Selby de dejar bien clarito que no. Me alegro de que te haya gustado la reseña, como siempre es un placer tenerte por aquí.

@Juan G.B.: Me has dejado ojiplático con ese conocimiento tan exhaustivo y detallado de los bajos fondos neoyorquinos de los 1970s. No puedo confirmar ni desmentir si efectivamente aperece alguna referencia a Frank Lucas en el libro. Sí que estoy seguro de que los dos protagonistas y su intermediario mencionan varias veces a los grupos que mueven la droga a gran escala, pero aunque he hecho un escaneo rápido por el libro no he tenido suerte. La cosa es que el nombre no me resulta extraño, y yo no he visto 'American ganster'... En cualquier caso: ¡¡¡Bravo!!!

@MenteLectora: Espero que lo disfrutes. Yo tenía curiosidad por ver la película pero vuestros comentarios me han terminado de convencer. El libro es despiadado, solo con que la adaptación se quede al 50% de las barbaridades que se leen en él tiene que ser difícil de soportar.

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