Al principio del libro he tenido unos instantes de alarma por repetición de temas, y es que ha llegado un momento en que los cuentos de paletos norteamericanos desconfiados y semianalfabetos, que padecen una desgracia tras otra, parecen constituir ya un género en sí mismo plagado de clichés. Ahí están Knockemstiff o Trilobites. Nevada tambien en parte, pues si bien los personajes no son lumpen, tiene en común el trasfondo de pasado imperfecto y futuro inaccesible. Pero en realidad es que no lo puedo evitar, no me queda otra que rendirme incondicionalmente a las historias de la clase trabajadora en las que comprobamos que a pesar de haber tenido mala suerte durante toda la vida, sigue manteniendo la esperanza y haciendo las cosas lo mejor que pueden. Bueno, casi siempre porque también hay quien pierde los papeles.
Bonnie Jo Campbell ambienta todos los relatos en una zona muy empobrecida y comparten algunos puntos de referencia comunes: un lago, una fábrica de celulosa, unos altos hornos, la ciudad/condado/río Kalamazoo. No necesita explayarse en descripciones para transmitir la desolación que provoca tanta miseria. La contaminación de las fábricas, chabolas que apenas se tienen en pie, parques de caravanas, viviendas aisladas en lo más profundo del bosque, casas quemadas por explosiones al preparar metaanfetamina, chatarra y desguaces. Y como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, a sus habitantes les será totalmente imposible escapar del aniquilador pozo de desdichas en que se encuentran. Y esto la autora norteamericana lo consigue con muy pocas palabras, de hecho los cuentos pocas veces superan las quice páginas y desde el punto de vista narrativo, son excelentes. Atrapan desde la primera frase hasta la última, y cada uno es capaz de soprendernos tanto por la humanidad como por la desesperación que transmiten. Ojo que también hay golpes de humor, un humor más negro que la pez, eso sí. Dramas, rencores y rencillas que se desmadran y estallan con un resultado terrible para todos los implicados. Pero de alguna forma, el desenlace encaja de manera divertida en ese vórtice de horror del que es producto, por más que al considerarlo de forma aislada sea perverso e indecente. Si todos los libros de este pseudogénero redneck son tan absorbentes y brillantes como éste, me temo que voy a seguir siendo uno de los seguidores más entusiastas del mismo durante mucho tiempo. Y para cerrar la reseña, ahí van los títulos de los relatos incluidos en este tomo:
- La intrusa
- El guardés
- Mundo de gas
- El inventor, 1972
- Las soluciones al problema de Brian
- La quemadura
- Reunión familiar
- Vida invernal
- Belle vuelve a casa
- En caída
- El Desguace Americano de King Cole
- Aviso de tormenta
- Carburante para el milenio
- Olor a verraco
3 comentarios:
A esta editorial le tengo echado el ojo desde hace tiempo y esperaba una reseña así. Poco a poco, me quiero hacer con la colección. Tiene muy buena pinta.
Pues de este género apúntate "Amor malo y feroz", de Larry Brown.
Y me debes un Waugh, te recuerdo.
@Lucas Despadas: Es lo primero que leo de esta editorial, si no me equivoco, pero tengo que darte la razón aunque sea sólo por la línea de diseño de las portadas que tiene todos sus títulos. Que tal y como son las cosas en los blogs de reseñas, me parece mejor referencia para decidirte a leer un libro.
@el convincente gon: ¡Anotadísimo, gracias! Y para el Waugh que te debo, ruego paciencia...
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