3 dic 2020

Lo peor de todo - Ray Loriga

Elder Bastidas tendrá poco más de veinte años, calculo yo. Aunque en realidad, ése no es su verdadero nombre. Se lo vió a un mormón en esas chapas identificativas que suelen llevar cuando hacen proselitismo para su iglesia y le gustó. Así que lo adoptó como propio. Es de familia bien, pero por lo demás no le ha ido muy bien. Dejó los estudios bastante pronto, así que se tiene que contentar con trabajos poco cualificados y mal remunerados. Ha estado un tiempo viviendo en Londres y ahora ha vuelto a Madrid. Lo mejor que le ha pasado es su novia T., pero ella le dejó hace ya algún tiempo. Ahora mismo ni siquiera cree que vuelva a tener pareja.

El protagonista de Lo peor de todo nos cuenta su vida en primera persona y de manera fragmentada. Va y viene sin ningún orden ni motivo aparente de sus días de colegio al momento actual. Salta más atras para remontarse a su abuelo y de nuevo hacia delante para revivir los pocos momentos de felicidad que ha experimentado con quien fue su chica. En su primera novela, Ray Loriga consiguió caracterizar a la perfección a un personaje entrañable. Elder es inseguro, inestable, contradictorio, arrogante. La tontería más intrascendente puede provocarle un arranque de mal genio. Y los ataques de celos repentinos que sufre le vuelven intratable. Pero también quiere con locura a su familia, a sus padres y a sus dos hermanos, uno de los cuales padece una enfermedad mental grave. Es un adulto joven que está bastante perdido y que intenta hacer las cosas lo mejor que puede. A pesar de que la gente le parece detestable. A pesar de que las cosas no le han salido demasiado bien. En realidad no le queda otra opción que admitir que es un pobre diablo y que sus intentos de salir de su patética vida no van a tener éxito. Su chulería es pura fachada. Muchas de sus fanfarronadas resultan irritantes, sí, pero resulta inevitable quererlo porque se ha sincerado completamente ante nosotros.

Esta obra breve tan temprana (1992), contiene ya los elementos característicos de la obra de Loriga. Una prosa muy cercana al hilo de conciencia. Construida a base de frases cortas, certeras, con ideas muy poderosas. Salpimenta el texto con párrafos que solo podría clasificarse de conocimientos enciclopédicos. Aparentemente no tienen conexión ninguna con la trama, pero permiten perfilar la personalidad del protagonista. Entiendo que puedan generar rechazo en muchos lectores. ¿A qué viene meter con calzador anécdotas sobre la guerra de Vietnam, la liga de fútbol española o asesinos en serie caníbales? En mi opinión, estos detalles aparentemente intrascendentes le hacen vulnerable. El típico pringado lleno de rarezas que nunca se ha sabido relacionarse con la gente y que no sabe cómo reaccionar ante lo que le ocurre. En definitiva, alguien que está muy desorientado, como a todos nos ha pasado en mayor o menor medida cuando teníamos esa edad. El autor madrileño consigue capturar a la perfección esa transición al mundo adulto, plagada incertidumbres, de miedos, de inestabilidad. Y lo hizo con tal solo 25 años. Imposible no rendirse ante algo así.

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