21 oct 2020

El hechizo de Elsie - Patricia Highsmith

Elsie Tyler tiene veinte años y se acaba de fugar de su pueblo para instarlarse en New York dispuesta a comérselo. Es muy guapa, atractiva y simpática, así que cae bien a todo el mundo. Ralph Linderman es un cincuentón soltero y bastante latoso que se ha enamorado de ella sin ser verdaderamente consciente de ello. Adopta una actitud protectora y paternalista con la joven, que no sabe como librarse de él y de sus sermones puritanos. Un día Ralph se encuentra una cartera en la calle, que pertenece a Jack Sutherland, un ilustrador de unos 30 años. Jack vive también en el barrio con su mujer Natalia y la hija de ambos, son de clase acomodada y muy liberales en las cuestiones sentimentales. Una tarde el ilustrador entra a tomarse un café en la cafetería donde Elsie trabaja de camarera y como ha pasado con todo el mundo, se quedará prendado de su belleza y simpatía. Entablarán amistad y la introducirá en su círculo de amigos, lo cual va a proporcionar a la chica muchas oportunidades de cumplir sus objetivos de triunfar en la gran manzana.

Siempre he sido muy fan de Patricia Highsmith. En su faceta de cuentista he tenido algunos desencuentros, pero leer una de sus sus novelas era garantía de enfrentarme a una historia turbia poblada de gente perturbada disfrazada de tu vecino de al lado. Ese tan simpático del perro, el que siempre te saluda en el rellano, pero que más tarde se descubrirá como un asesino. Pues bien, en El hechizo de Elsie no hay nada de eso. A ver, sí que hay alguien que muere, un par de personas para ser más exactos y sobre las cuales volveré unos párrafos más abajo. Pero el peso de la acción se aleja diametralmente de los thrillers inquietantes a que me tenía acostumbrado. Esas tramas desasosegantes donde un individuo aparentemente normal, incluso anodino, se transforma en un asesino sin escrúpulos capaz de seguir con su vida normal tras descuartizar al frutero porque se ha hartado de que le colase siempre un par de piezas demasiado maduras que no tiene más remedio que tirar a la basura al llegar a casa.

En realidad se podría decir que estamos ante una novela de aprendizaje con un desenlace amargo para todos los implicados. La narración oscila entre Ralph y Jack para mostrarnos las diferentes formas de ver la situación por la que está pasando Elsie. Dos enfoques diametralmente opuestos: el reaccionario y desconfiado por un lado, procedente de la madurez y la experiencia, y el progresista e ingenuo de quienes por su juventud y extracción social todavía no han recibido suficientes embates de la vida. No sé muy bien cuál es la intención de la novela, pero lo cierto es que desprende un cierto olor a algo que yo situaría entre la moralina sutil y la advertencia bienintencionada. No seré yo quien le quite la razón a Highsmith en lo que cuenta, es más que evidente que algunas lecciones que nos da la vida son irreversibles y se cobran un precio definitivo. Fuera cual fuese el propósito final de la historia, a mí personalmente no me ha dicho gran cosa. Gente joven y guapa que se quiere comer el mundo y se da cuenta a las malas de que el mundo se nos termina comiendo a todos. Das una patada en el suelo cualquier día de la semana y salen cien.

De todas formas hay cosas muy interesantes en esta obra de Highsmith. Para empezar, Jack y Natalia son poliamorosos. No se usa ese término porque la novela data de 1986 y poly-amorous (poliamoroso) se empleó por primera vez en 1990 (Wikipedia mediante). Son una pareja joven casada pero con convivencia intermitente. Por diferentes motivos irrelevantes para esta cuestión, ambos saben que no pueden reproducir un modelo de familia tradicional basado en una vida en común 365 días al año. También es que se lo pueden permitir porque tienen dinero, pero de cara a explicar este enfoque de las relaciones de pareja no es un factor determinante. Así pues, ambos respetan esa necesidad de tener sus espacios privados (incluso con sexo) con personas a las que quieren y cuya presencia no quieren imponer al otro. En realidad es más bien Natalia quien marca el ritmo en este sentido, pero Jack lo entiende, respeta y acepta, actuando en consecuencia sin dejarse llevar por celos irracionales provocados por su inseguridad.

El otro aspecto por que destaca la novela es por contar con una gran presencia LGTB en la trama, por no mencionar la más absoluta normalidad con que se trata. Por desgracia hay dos puntos que ensombran su inclusión. El primero es atribuible a exclusivamente a la autora norteamericana: los dos personajes que mueren son un gay y una lesbiana. Resulta difícil de creer que Highsmith haya caído en el estereotipo de enterrar a los gays, especialmente si tenemos en cuenta que El precio de la sal/Carol, escrita en 1957, se cita como la primera novela protagonizada por lesbianas que no tiene un final trágico sino esperanzador. El otro es probablemente responsabildad del traductor. Y es que ni gays ni lesbianas tienen novios o novias, sino amigos y amigas. Esto es un poco conjetura porque no tengo acceso al texto original en inglés, pero me da la sensación de que dondequiera que aperece el término boyfriend/girlfriend para indicar lo que viene siendo novio/novia, se ha sustituido por el mucho más neutro de amigo/a, que resultaría menos ofensivo en la España de 1986.

Por resumir, una obra de fácil lectura y entretenida pero bastante falta de sustancia. Sin gancho. Algo que no encaja demasiado bien en la producción de Highsmith, pero ahí está, con unas críticas en la contraportada de quitar el hipo. Por cierto que vaya pesadez de New York, todo el rato la calle Cuatro oeste, la Barrow, la Commerce, la calle Grove al cruzar con la Bleecker, la plaza Washington, la calle Christopher, la calle Mercer en dirección al centro, la parte alta de la calle Green... Muy, muy  cansino. Otra novela más anclada a unas coordenadas urbanas que me son desconocidas e indiferentes.

2 comentarios:

Oriol dijo...

A mí me gustó mucho. Prefiero también los thrillers de Highsmith a esas narraciones que no lo son (aunque incorporan algún elemento del género), pero a la postre, todas las novelas de la autora me encantan. Estupenda reseña, btw.

Cities: Moving dijo...

@Oriol: A pesar de que esta novela me ha resultado floja para lo que es habitual en ella, yo sigo siendo muy fan de Mrs. Highsmith. Como siempre, es un placer tenerte por aquí.

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