Primer contacto con la obra de William Faulkner. No me ha llamado la atención lo más mínimo a nivel formal, aclaración que creo necesaria porque uno lee por Internet maravillas acerca de este autor y de cómo revolucionó la narrativa usando técnicas rompedoras. Aunque podría ser que Santuario no sea su mejor obra en ese sentido, ojo. He leído una edición antigua de Círculo de Lectores que viene prologada por Vargas Llosa, donde además de reventar la trama en poco más de tres páginas (gracias, Mario, de verdad, muchas gracias), nos comenta que el Nobel estadounidense escribió este libro porque necesitaba dinero. Cash. Geld. Parné. Así que quizás no se esforzó mucho a la hora de innovar. O bien sí que están ahí esas innovaciones, pero su influencia en el resto de autores que vinieron detrás es tan manifiesta, que uno ya está acostumbrado a los múltiples narradores, a los saltos en el tiempo, los monólogos interiores, etc. Ahora bien, lo más destacable, y que sí que me ha impresionado, es el nivel de brutalidad que contiene.
Las toneladas de maldad que pueblan las páginas de este libro son difíciles de igualar, no digo ya superar. ¿Creíais que las novelas de Irvine Welsh contienen ejemplos de la peor escoria humana? ¡Nah! En comparación con ésta resultan casi un libro infantil ilustrado. Y eso es así incluso teniendo en cuenta que la versión que ahora se edita, tras las modificacionesque realizó el propio Faulkner a finales de los 1950s, resulta edulcorada frente a la original (!!!). Ha habido momentos en que he llegado a somatizar en el estómago el malestar que me provocaba leer tantas, tantísimas atrocidades. Ya sean las que causan unos personajes, o bien aquellas en que se ven inmersos otros. Desde psicópatas de manual a perdedores vapuleados por todos, pasando por víctimas y verdugos (que a ratos intercambian papeles), o simplemente individuos desalmados sin la menor empatía, capaces de vender a sus madres por un cigarrillo. Toda suerte de degradacion moral y física a base de asesinatos, alcoholismo, violaciones, jucios amañados, prostitución forzada, linchamientos. Por si eso no fuera bastante, todos estos actos miserables y mezquinos están recubiertos de una pátina de aprobación social, o de indiferencia en el mejor de los casos, que consigue que 90 años después de ser escrito, este texto siga siendo capaz de destrozar los ánimos del lector más blindado. En fin, lo que viene siendo una auténtica maravilla.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 2 horas
2 comentarios:
Hace tiempo igualmente tuve la oportunidad de iniciarme con Faulkner con éste título. Comparto lo que señalas, debido que tras leerla yo sentí que el autor se contuviese para así escribir algo que se vendiera(posiblemente de ahí el porqué de lo escabroso, transgresor y polémico del libro) igual me gustó la construcción de personajes, como el vil y despiadado Popeye que aún tengo presente.
@Escritor anubarrado: Tengo que seguir leyendo a Faulkner. Tanta miseria humana es garantía de éxito en Das Bücherregal. Gracias por pasarte y comentar.
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