Dos meses y se acaba el año. Da un poco de vértigo, ¿verdad? Espero poder retomar el formato clásico de reseñas para cada libro en 2020, pero sinceramente, no las tengo todas conmigo. Bueno en unos meses lo comprobaremos. Por el momento, aquí va el resumen de octubre.
Almas, de Joana Russ. Ya dije el mes pasado que El hombre hembra es una novela bastante insoportable. Sin embargo mi honestidad en cuanto a las opiniones que vierto en el blog debería ser, a estas alturas, conocida por todos. Por eso espero que me creáis si digo que esta colección de textos de género fantástico/scifi es todo lo contrario. El enfoque feminista que parece característico de la autora está también muy presente en estos títulos. Por suerte para el lector son muy originales y tienen desarrollos lineales y coherentes. Nada de experimentos 'New Wave' como el citado un poco más arriba. El volumen incluye una novela corta y cuatro cuentos que datan de principios de los 1980s y abordan cuestiones de género, identidad sexual y las convenciones sociales en cuanto al sexo (creo que hay un par de protagonistas gays, y otra juega con algunas ambigüedades sobre el sexo con menores). Resumiendo, parecen haber salido de la pluma de una persona a quien le gusta escribir y sabe cómo hacerlo bien.
El imitador de voces, de Thomas Bernhard. Relatos cortos a cargo de mi escritor austriaco preferido. Sus temáticas habituales condensadas en un par de páginas como máximo. Críticas a su país y toda la sociedad. El horror de la soledad, la incomunicación, la enfermedad, la muerte. Y con alguna que otra pincelada de humor que sirve de contrapunto a tanta desesperación. Muy recomendable.
Tránsito, de Rachel Cusk. Faye. La escritora protagonista de esta trilogía se llama Faye. El nombre aparece una sola vez en esta segunda entrega, que repite en cuanto a forma el planteamiento de la primera. Estos tres volúmenes se podría definir como una colección de relatos cortos centrados en las relaciones humanas (familiaries, amistosas, de pareja). El nexo común a todos ellos es Faye, quien se encarga de ir introduciendo en la narración a diferentes personas con quienes se va topando a lo largo del día y cuyas historias van componiendo el texto. Y que conste que he dicho los tres con conocimiento de causa: mientras escribo estas notas estoy leyendo precisamente la última entrega: Prestigio. Ni que decir tiene, me está gustanto tanto como los otros dos.
Serotonina, de Michel Houellebecq. ¡Qué ganas tenía de leer este libro! Lo compré en febrero y he estado retrasando la recompensa todo lo posible. En octubre ya no he podido resistirme más. Es la novela de Houellebecq que más me ha gustado desde Plataforma. Volvemos a enfrentarnos a otro de sus personajes protagonistas hundido en la desesperación porque la vida se le está escapando de las manos. Las más de cuatro décadas de existencia en nuestro planeta viviendo en ese monstruo que denominamos sociedad ya no le dejan espacio para la esperanza, mucho menos para la felicidad. Todas las reflexiones que el autor francés nos trae por boca del protagonista, Florent-Claude Labrouste, se sienten como puñaladas y no dejarán indiferente a nadie. Magnífico. ¿Qué consuelo me queda hasta que vuelva a publicar algo nuevo? Más aún, ¿quién me garantiza que mantega este nivel tal excelso?
Una noche en el paraíso, de Lucia Berlin. Más cuentos de esta malograda autora que vienen a rebufo del éxito de Manual para mujeres de la limpieza de hace un par de años. Los relatos no están mal, no es que sean unas castañuelas pero en general tiene un sabor menos amargo que los del volumen anterior. Sabiendo del pie que cojeo, comprenderéis entonces por qué me ha parecido más flojo. El transfondo autobiográfico es bastante evidente, sin embargo casi todos ellos tiene como protagonistas a mujeres jóvenes (todas ellas alter ego en mayor o menor medida de Berlin), que por aquello de la vitalidad propia de los años mozos, todo lo ven con ánimo y esperanza, incluso situaciones y experiencias que observadas desde la distancia resultan bastante amargas. No insisto, se deja leer y entretiene pero como imprescindible, el otro y no éste.
Nada, de Carmen Laforet. Para empezar esta novela tiene el mérito de haber ganado el primer Premio Nadal que se concedió. Luego hace un retrato magnífico de las miserias de la postguerra en la Barcelona de los 1940s. El hecho de que la protagonista sea una joven adolescente no me ha resultado tan cargante como esperaba. Es verdad que el argumento también recoge los problemas habituales de esa etapa tan complicada del ser humano, que por lo general tienden a interesarme bastante poco. Sin embargo la autora catalana consigue que el drama familiar y existencial se imponga a las pamplinas de la edad del pavo, que incluso en ese contexto tan sobrecogedor de miseria y devastación moral, resultan bien traídas.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 6 horas
5 comentarios:
Solo apuntar que el premio qué ganó Carmen Laforet fue el Nadal
@Aurelio: Tienes razón, muchas gracias por el apunte. Ya lo he corregido. Un saludo y encantado de tenerte por aquí.
'Nada' es de mis novelas favoritas de esa época. Laforet ganó un premio en la época en la que los premios decían algo de un escritor. Nunca debemos olvidarlo.
Uf, muchos títulos que me llaman...piedad jefe, que el presupuesto no me da para tantos libros bellos XD XD XD. Un abrazo, alguno de estos cae para la biblioteca seguro
@Lucas Despadas: Tienes razón, porque lo que es a fecha de hoy, los premios literarios los podían repartir en las tómbolas de las ferias de los pueblos. Incluso es posible que así acertaran más.
@Scabbers: Pues a las bibliotecas públicas como hago yo. No es solo una cuestión de presupuesto sino también de espacio. En mi casa ya no cabe ni uno más, y que conste que tampoco tengo tantos.
Como siempre gracias a los dos por vuestros comentarios.
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