Pues sí, queridos seguidores, ya ha pasado otro mes. Así que sin más dilación y cero quejas sobre lo agobiado que estoy, ahí va el resumen de lecturas correspondiente al mes de julio.
Cuentos reunidos, de Amparo Dávila. La autora mexicana trabaja hasta la saciedad los relatos cortos que juegan con las obesiones y paranoias de sus protagonistas, pues en su mayoría son mujeres. La presión social o la inseguridad ciudadana juegan siempre en contra de las mismas, que en realidad sufren y padecen por amenazas que están solo en su cabeza. No es que algo así no pueda ocurrir, no es esa la cuestión a debatir, sino que uno, y otro, y otro más, y el siguiente lo mismo, y así hasta completar casi cuarenta textos sin apenas variaciones, ¿qué queréis que os diga? Cansa.
El unicornio, de Iris Murdoch. Extraña actualización del cuento de hadas con princesa aislada en una torre a la que hay que salvar. La escritora irlandesa vuelve a situar la acción de una de sus novelas en la proximidad de un mar turbulento y en un entorno rural aislado (ver El mar, el mar), lo cual fomenta las tensiones entre todos los protagonistas. Por momentos resulta densa y la acción parece ir un poco a matacaballo, pero el retrato psicológico de los personajes y la atmósfera opresiva que Murdoch logra transmitir hace que la lectura sea tremendamente absorbente.
Desmembrado, de Joyce Carol Oates. Vuelvo a esta autora tan solo unos pocos meses después de haber tenido la toma de contacto. Este volumen recoge siete relatos cortos que comparten la misma temática que El señor de las muñecas y otros cuentos de terror: textos en los cuales el horror lo provoca exclusivamente el ser humano. Los cuentos están muy bien y tiene un aire opresivo e irreal que los hace muy atractivos. En conjunto guardo mejor recuerdo del volumen señalado líneas atrás, pero debe ser porque el factor novedad potenció la experiencia. Algo que evidentemente ya no puede ocurrir con éste porque es el segundo que leo.
Una noche de invierno, de Laura Kasischke. Esta novela consigue proyectar muy bien las dificultades que acarrea tener un hijo, más aún al tratarse de una niña adoptada. Tanto es así que yo, que nunca he tenido el menor interés en tener descendencia, he conseguido engancharme a la lectura casi desde la primera página. Toda la narración tiene un aire de misterio sobrenatural muy bien traído, pero en mi humilde opinión habría sido mucho más efectivo si no se hubiese aclarado al final. Por cierto que el cierre entra de lleno en la categoría de los que se recomienda evitar en todos los cursos de escritura creativa, pues las incoherencias se resuelven tirando un poco del Deus ex machina (tampoco puedo dar más información que lo reviento). Incluso así, solo por exponer de manera descarnada los problemas de la adopción y de convivir con una adolescente, queda más que recomendado.
La mia pandemia
Hace 29 minutos
1 comentarios:
Me llama "Desmembrados",las demás ya veré. El primero ni por casualidad, ¿todos cuentos iguales? Naaaaah. Abrazos, gracias por la reseña
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