8 mar 2019

Crímenes imaginarios - Patricia Highsmith

Sidney y Alicia Bartlebly son un joven matrimonio de norteamericano y británica que no lleva ni dos años casado. Él es escritor y tiene un par de novelas publicadas en EE.UU. Ahora está intentando vender la tercera, terminar la cuarta y coescribiendo guiones de televisión con Alex Polk-Faraday, un amigo suyo que trabaja en el mundo editorial. No hace más que recibir rechazos y tiene los nervios crispados. Ella tiene una asignación mensual que le permite vivir sin trabajar aunque no se puede permitir ningún capricho. Así que dedica su tiempo a la pintura abstracta. Residen en una casa de campo aislada en el condado de Suffolk. Ya han tenido algunas peleas importantes, tanto que en esas ocasiones Alicia se ha marchado unos días sola a Londres o Brighton para darse un poco de espacio. La tensión por los contínuos fracasos de Sidney provocan otra disputa que se resuelve con Alicia marchándose otra vez por un tiempo indefinido. Ella propone irse con sus padres y no mantener ningún tipo de contacto hasta que haya aclarado sus ideas, algo con lo que Syd está de acuerdo. Pero pasa casi un mes y descubren que ella nunca ha aparecido por casa de sus suegros, de hecho ellos ni siquiera sabían que se había marchado. Sidney fantasea con que la ha asesinado y enterrado en el bosque. Quiere aprovechar la situación como material para una posible novela. Bromea al respecto con Alex, pero los días pasan y Alicia sigue sin dar señales de vida. Sus padres involucran a la policía y las sospechas se centran en su marido, quien no puede evitar mostrarse equívoco debido a todos los pensamientos maliciosos que bullen en su mente febril.

Llevaba casi dos años sin leer a Patricia Highsmith, sin duda mi autora preferida de género negro en su faceta más psicológica. Me he decido a volver a su obra con una novela, ya que como he ido comentando a medida que daba cuenta de ellos, he tenido sus más y sus menos con sus relatos cortos. La verdad es que no podía haber elegido mejor, porque Crímenes imaginarios es una obra que contiene todas las características que le dieron una merecidísima fama internacional. En primer lugar tenemos al protagonista, un individuo aparentemente normal pero con ciertas facetas de su comportamiento que en seguida nos harán desconfiar de él. La inseguridad que le provocan los reveses profesionales le vuelven irascible y agresivo. El hecho de haberse trasladado al Reino Unido desde USA le ha puesto en contacto con el clasismo británico, lo cual ha generado en él cierto sentimiento de inferioridad frente a la familia de su esposa. Vivir solos en el campo y sin otro contacto que su cónyuge convierte a su residencia en una olla a presión que le hacen desvariar y conducen a estallidos de violencia. Alicia por otro lado tiene el perfil clásico de víctima. Ha recibido todo el amor y cariño de una hija única y siempre ha vivido sin preocupaciones, disfrutando al máximo de la vida sin demasiadas pretensiones. La actitud de Syd la supera y aunque tiene la suficiente enterza como para alejarse temporalmente de él, siempre termina volviendo. Estamos ante un cóctel de malostratos sutiles (y no tanto) que desde el primer momento nos hacen ver que de las cosas no van a salir bien. Y conociendo a Highsmith, probablemente sean los más inocentes quienes acaben malparados.

La escritora norteamericana introduce además unos cuentos elementos de suspense que van elevando la tensión poco a poco de una manera ejemplar. Por un lado tenemos a una anciana con problemas del corazón que se instala en un cottage muy próximo a la vivienda de la pareja y de quien se hacen amigos. La Señora Lylibanks, que así se llama, está caracterizada con maestría y se diría un personaje secundario sacado de una película de Alfred Hitchcock. Su proximidad física al teatro de operaciones hará de ella un elemento crucial en la investigación de la supuesta desaparición de la joven. Por otro lado, cuando las cosas empiezen a ponerse complicadas para el protagonista, su amigo y colaborador Alex se revelará como un tipo mezquino y rastrero interesado únicamente en sacar beneficio económico de las dificultades de Syd, que irá notando como la presión de las circunstancias y su carácter inestable toman control de sus decisiones.

La novela data de 1965 y presenta muchos elementos culturales propios de la sociedad de aquellos años. En concreto las acciones que conducen al fatal desenlace pueden resultar un poco forzadas si no tenemos en cuenta el machismo de hace cincuenta y tantos años y clasismo propio Inglaterra. Si somos conscientes de ellos, una vez desencadenadas podremos de nuevo disfrutar del increíble talento que tiene esta autora para mostrarnos el lado más perverso y maligno del ser humano. La angustia y el pánico que me ha provocado el final del libro me han evocado exactamente las mismas sensaciones que El talento de Mr. Ripley hace veintitantos años. Sin duda estamos ante otra fantástica novela negra que se sale de los parámetros habituales de las historias de detectives, y cuya calidad pueden reconciliar a cualquiera con un género que se ha convertido en un cliché de sí mismo. Tenéis más reseñas en L.B.Confidential, Cicutadry y Un libro al día.

2 comentarios:

Oriol dijo...

¿Que Alicia es la víctima? Ahora me haces dudar de mis recuerdos. Yo me quedé con la impresión de que ella era bastante ruin y mezquina, tanto como el propio Sidney. Y que, de hecho, la propia Higsmith se posicionaba más a favor de este último.

Al fin y al cabo, esta es una constante, o eso he creído percibir yo, en la autora: demonizar a muchos de sus personajes femeninos. No digo que no retrate inclementemente a los masculinos, pero creo que con ellos hay cierta complicidad.

Cities: Moving dijo...

@Oriol: La actitud de Alicia es pasivo-agresiva, siempre lanzado puyas sarcásticas que cuestionan el trabajo de su marido. Esto efectivamente hace de ella una persona ruín y mezquina, pero vamos que se comporta como una víctima dentro de una relación de pareja muy insana. Y sobre el tratamiento habitual de sus personajes, pues te tengo que dar la razón. Porlo que yo tb. recuerdo siempre describe a los personajes femeninos como mujeres bastante insoportables, algo que provoca la reacción criminal de sus parejas masculinas. No creo que ni unas ni otros salgan bien parados en sus novelas. Si tanto me gustan sus historias es porque todos muestran lo peor del ser humano.

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