Este libro, de nombre excepcionalmente largo para lo que es habitual, y que por ahorrar tiempo denominaré simplemente Mil Violines, recoge una serie de artículos en los que Kiko Amat manifiesta su pasión por la música pop y por los discos. A lo largo de 14 capítulos y tres o cuatro apéndices asistimos a un despliegue de emociones descontroladas mediante las cuales el autor intenta hacernos ver cómo el pop ha moldeado su vida y le ha hecho ser quien es.
Kiko Amat es muy vehemente en la defensa de sus convicciones y sus preferencias musicales, lo cual no me parece mal, el problema es que en esto de los gustos, cualquier justificación basada en emociones es pueril y ridícula. Los argumentos que usa para sostener sus preferencias musicales y estéticas -y menospreciar las de los demás-, podrían ser utilizadas sin cambiar una sola letra para defender lo opuesto y desacreditar las suyas. Es decir, la rigurosidad y coherencia propia de un ensayo (él mismo define el libro así) brillan por su ausencia en este panfleto incendiario que recopila los dogmas del pop genuino. No pongo en duda los vastísimos conocimientos musicales del autor, atestiguados por su numerosísima colección de discos, pero de ahí a la infalibilidad hay un abismo. Por si esto no fuera suficiente, el tono del texto es arrogante y condescendiente, innecesariamente agresivo la mayoría de las veces. Su prosa tabernaria está llena de rancias gracietas machistas y homófobas que uno esperaría más bien en un chiste de Arévalo. Esta actitud belicosa va de la mano de la exaltación de la clase obrera habitual en Amat, tanto es así, que en un momento de delirio llega a jactarse de su total desconocimiento sobre música clásica alegando luchas interclasistas, arbitrariedad de lo que constituye la alta o la baja cultura y no sé qué tontunas más. Curiosamente, luego no le tiembla la mano bien para aplicar a sus preferencias calificativos tan irrisorios en este contexto como 'verdadero' o 'auténtico', para mirar por encima del hombro a otros colectivos de tendencias izquierdistas ('comunistas andantes' y 'pseudoanarquistas veganos', sin ir más lejos) a quienes atribuye opiniones diferentes a las suyas.
Hay momentos un poco esquizofrénicos en los cuales uno no sabe qué pretende el autor: tan pronto defiende a autores de ideologías diametralmente opuestas a la suya (Céline, por ejemplo), como pone a caer de un burro toda forma de arte no basada en la figuración. En fin, me cuesta creer que alguien con tantas inquietudes culturales pueda resultar tan corto de miras como para pretender proyectar deliberadamente su visión personal del arte en general y la música pop en particular como la única válida y legítima. Lo cierto es que en sus reseñas para el suplemento Cultura/s me han parecido siempre muy correctas. Estoy tentado a pensar que Amat ha fabricado un personaje público forzando una pose de angry young man (más lo primero que lo segundo, que ya tiene una edad) con un toque de dandy bon vivant. Y que conste que comparto muchísimas de sus filias -musicales, estéticas, vitales, etc.-, pero en mi modesta opinión un poco de humildad de vez en cuando no está mal. Es posible que el autor fantasee con un paraiso lleno de individuos tocados por la gracia de compartir sus mismos gustos, yo sin embargo creo firmemente que en la variedad está el gusto. Con todo, hay algo que me gustaría destacar del libro, se trata de los contados momentos en que Amat deja de soltar sapos y culebras para en su lugar, darnos a conocer entrañables/simpáticos/divertidos detalles de su vida, de sus experiencias y desvaríos adolescentes o de joven adulto por Sant Boi, la Costa Brava o Londres, aunque ¿a quién quiero engañar?, éste es otro libro del que podría haber prescindido perfectamente.
Más reseñas en Evadidos y el blog de Javier Calvo. A ambos les ha encantado.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 3 horas
6 comentarios:
Me fio más de tu criterio :)
Disculpa que rompa por un momento el hilo de los comentarios pero su blog ha sido galardonado con el premio Liebster Award,iniciativa interesante en este nuestro mundo de bloggers.
Para recoger tu premio, pásese por http://librosdeolethros.blogspot.com/2013/09/premios-libros-de-olethros-premiado-en.html
si es tan amable.
Saludos, Olethros.
@Palimp: La confianza en mutua :)
@Olethros Gladius: Muchas gracias por el interés en mi blog. Nunca he sido muy aficionado estos "memes", así que me temo que voy a romper la cadena y a eludir todas las obligaciones del premio. Espero que no te lo tomes a mal y sigas visitando Das Bücherregal siempre que te apetezca. Un saludo!
Por supuesto que no me lo tomo a mal. La aceptación del premio (contribuir a la iniciativa en realidad) es algo libre, voluntario y personal. Seguiré visitando su blog, descuide.
Saludos.
No he leído este libro pero sigo el blog de Amat y la verdad es que, si hubiese que hacer una crítica negativa de la actitud y del estilo del autor, no se podría hacer mejor de lo que tú lo has hecho en esta entrada.
Pero... en mi opinión, una gran parte de la gracia de Amat está precisamente en el personaje que se ha construido, en la vehemencia, en el dogmatismo, en el "conmigo o contra mí"... Que pueden ser un poco pueriles, sí, pero también graciosos y (aparentemente) sinceros.
Además, me encanta cuando alguien recomienda cosas desde el entusiasmo. En esas listas que hace la gente en plan "mis películas favoritas" siempre me fijo en la película más extraña de la lista, la que menos posibilidades tenía de aparecer en canon alguno, por el simple motivo de que AHÍ podemos estar seguros de que hay amor. Y que una película despierte el amor de alguien ya es algo a tener en cuenta. Pues bien, Amat es un entusiasta. Amat ama.
Me fío menos de sus recomendaciones negativas. ¿Que no le gusta la música clásica? Allá él. ¿Que no se lee nada más antiguo que Kafka? Pues él se lo pierde. Pero eso pasa con todo el mundo, hasta contigo. Reconozco que algunas veces he fruncido el ceño cuando decías cosas del tipo: "no me ha gustado porque me cuesta simpatizar con las desgracias de los más favorecidos económicamente".
@el convincente gon: Touché! Por supuesto, que tire la primera piedra quien no tenga rarezas. En cualquier caso siempre pretendo transmitir que son eso, rarezas y exclusivamene mías. Nunca he querido hacer dogma de estilo de ninguna de las obras/autores que se me van atragantando. Por otro lado yo no creo que el entusiasmo o la pasión se puedan utilizar como excusa para despreciar lo que no te gusta, pero bueno, cada uno cuenta la feria según le va.
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