Estómago, mucho pero que mucho estómago hay que tener para enfrentarse a los relatos cortos incluídos en En Tierras Bajas, en especial al que titula el volumen. Si en La Bestia del Corazón me topé con una prosa maravillosa, casi poética, que expresaba eso sí todos los horrores propios de la vida en una dictadura, en los 15 cuentos que componen este libro no hay concesión alguna a la metáfora, sino que toda la brutalidad y crueldad de la vida rural, de la vida en familia, de la vida en sociedad, se exponen sin filtros y sin tamices verbales que los puedan suavizar ni un ápice.
Para hacerlo aún más insoportable, el punto de vista es el de una niña pequeña, poco menos que una adolescente, que no resulta difícil identificar con la propia Herta Müller a poco conocimiento que tengamos de su biografía. Así que historia tras historia, nos vemos obligados a enfrentarnos a una vida condenada en familias disfuncionales donde las muestras de afecto brillan por su ausencia. En su lugar hay alcoholismo, abusos, frustración, gente cargada de mala voluntad, castigos físicos, maltrato animal. El reverso oscuro de la vida bucólica mostrado través de la mirada de la joven narradora, plenamente consciente de toda la basura que le rodea y que se lamenta de que este mundo no sea un sitio mejor para ella y para todos.
En fin, una almendra amarga que no obstante recomiendo con todo ahínco. En Huracanes en Papel hay una reseña muy completa de este libro, que tiene además como suplemento unas notas biográficas de la autora muy útiles a la hora de entender el porqué de su obra. También podéis echar un vistazo a la de Libros y Literatura.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 5 horas
1 comentarios:
Me lo apunto ya.
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