Estoy seguro de que gracias a la adaptación que Hitchcock hizo de la novela, casi todo el mundo conoce grosso modo el argumento de Extraños en un Tren de Patricia Highsmith. Dos hombres jóvenes coinciden en un viaje de tren y entablan conversación. Uno de ellos, Charles Anthony Bruno, es el único hijo de un acaudalado empresario neoyorkino. El otro, Guy Haines, un arquitecto de futuro prometedor y orígenes humildes. En tan solo unos minutos el primero empieza a exhibir un carácter imposible y todo un catálogo de vicios: es caprichoso, misógino, voluble, manipulador, alcohólico, etc. Sin embargo también es tremendamente inteligente y seductor, su amoralidad y falta de escrúpulos le hacen coquetear con las actividades ilegales y el crimen, algo que Haines encuentra irresistible y repulsivo a la vez. Es entonces cuando Bruno, en un arrebato de soberbia naricisista, elabora sobre la marcha un plan aparentemente perfecto para perpetrar un asesinato: cada uno de ellos, hasta ese día completos desconocidos, eliminará a la persona que está haciendo la vida imposible al otro. Así, Bruno acabará con la vida de Miriam, la esposa del arquitecto, de quien lleva separado varios años y que se empeña en poner trabas al divorcio. En compensación, Heines matará al padre de Bruno, a quien este último odia y hace responsable de todas sus desgracias. La propuesta se ha verbalizado, lo que le concede ciertas características reales que la harán ya imparable.
Patricia Highsmith consigue con ésta, su primera novela publicada, componer una trama muy inquietante con unos personajes muy retorcidos y muy poco comunes, algo que por otro lado fue la tónica habitual de casi todas sus narraciones. Las personalidades de ambos son una perfecta descripción de desórdenes psicológicos tanto en Bruno, al cual no cuesta calificarlo directamente como sociópata, como en Heines, de temperamento débil y dependiente, balanceandose en todo momento entre culpa y remordimiento por un lado, y excitación y atracción por otro. Atracción que por cierto tiene una fuerte componente de homosexualidad a juzgar por lo que puede leer entre líneas. Esta componente gay no hace sino añadir más tensión a la narración, puesto que por aquel entonces las relaciones homosexuales estaban criminalizadas en los EEUU.
Estamos ante una historia grande, muy grande. Ha habido momentos en que tenía que pararme a retomar el control debido al nivel de estrés y ansiedad que es capaz de transmitir esta escritora cuando describe los estados por que pasan sus protagonistas. Como añadido especial por mi afición a la arquitectura, me ha resultado fantástico imaginarme a Heines como uno de los grandes del movimiento moderno, mano a mano con Frank Lloyd Right o Le Corbusier.
El libro que he leído pertenece a una vieja colección de quiosco que RBA tituló "Maestros del Crimen y Misterios". El volumen dedicado a Patricia Highsmith incluye también Mar de Fondo, que queda reservado para próximas lecturas. Otras reseñas de esta novela en Elemental, querido Blog y Contri más, mejor. El segundo incluye datos muy interesantes sobre la vida de la autora y además, un párrafo que parece tomado tal cual (Ctrl Copy + Ctrl Paste) del primero.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 4 horas
2 comentarios:
Este no lo he leído, pero la Highsmith me gusta cada día más.
@Palimp: Yo me leí una colección suya hace años y sigo tan convencido de su maestría como el primer día.
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