
En fin, poco más puedo contar sobre el argumento sin desvelar datos importantes sobre la trama. El protagonista parece no haber prestado demasiada atención a su lado emocional en los últimos 20-25 años, y de repente, se ve inmerso en una avalancha de sentimientos totalmente incontrolable, que le va alejando cada vez más de su mundo perfectamente describible en magnitudes físicas, funciones matemáticas y coordenadas cartesianas. En Homo Faber pasan cosas muy, muy fuertes, pero su impacto sobre el lector se ve amortiguado por el enfoque simple, directo y descriptivo que Walter Faber imprime a la narración en primera persona. La brillantez de Max Frisch al hacerlo puede deberse en parte a que él mismo era arquitecto, una profesión que exige habilidades artísticas y científico-tecnológicas a partes iguales.
Tengo cierta tendencia a la literatura en alemán, y reconozco que de momento en pocas ocasiones me ha defraudado (bueno, esto es un poco hablar por hablar, tampoco he leído tanta literatura escrita en alemán). Junto con Opiniones de un Payaso de Heinrich Böll, creo que Homo Faber tiene uno de los mejores finales que he leído nunca, ideado a la perfección y ejecutado magistralmente. Tenéis una reseña muy interesante de esta obra en Solo de Libros.
2 comentarios:
Me pareció un tostón, me recordó a Javier Marías. La historia será muy impactante, pero carece hasta del más mínimo interés.
@Johannes Becher: ¡Qué cosas! Yo tengo un recuerdo excelente de esta novela, en especial de ese final que invita a la desolación. Y compararlo con Javier Marías... Eso ha sido un golpe bajo ;)
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