Tengo la impresión de que El Malogrado es una novela llena de las experiencias personales de Thomas Bernhard. Imagino que realidad cualquier ficción debe contener obligatoriamente al autor en menor o mayor medida, es solo que en este caso me ha resultado muy evidente por haberme zampado recientemente sus Relatos Autobiográficos junto con El Sobrino de Wittgenstein, que no llegué a comentar en el blog por no resultar pesado.
El Malogrado tiene como interés añadido el mezclar personajes reales y ficticios. Así el famoso pianista Glenn Gould, que ilustra la portada de la edición de Alfaguara, es uno de los tres actores principales. Los otros dos son creaciones literarias, o no tanto: Wertheimer como hilo conductor de toda la narración, apodado el malogrado por el anterior, y el narrador, quien comparte muchos aspectos de la personalidad del escritor. A partir de ahí y girando en torno al enfrentamiento vital de los protagonistas con los conceptos de fracaso (Wertheimer, el narrador) y la genialidad (Gould), la novela discurre por los temas y obsesiones habituales de la obra bernhardiana: enfermedad, locura, muerte, soledad, aislamiento, incomprensión, inviabilidad de la comunicación, aversión por Austria y los austriacos, efecto devastador del campo sobre el ser humano, las grandes ciudades como único lugar donde la vida se hace soportable, etc. Estilísticamente tampoco hay sorpresas: ausencia de puntos y a parte, constantes idas y venidas sobre un misma idea a base de retomarla y repetirla cuando ya la creíamos analizada hasta la extenuación, abundancia de frases subordinadas que a veces convierten en una tortura saber de qué demonios habla,... En fin, justo lo que esperaba de mi austriaco preferido.
Más comentarios sobre esta misma novela en Libros y Literatura, La Bitácora de Alena Collar, El Mundo de Kovalski.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 7 horas
1 comentarios:
Una gran novela de Bernhard. Sin lugar a dudas, recomendaría un Bernhard por lo menos una vez cada dos meses.
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