
Me enfrento por primera vez a una
ucronía siendo consciente de la existencia de dicho concepto. Y no es una ucronía de tres al cuarto, no, no, no. Se trata de una de las más famosas que se han escrito,
El Hombre en el Castillo. Mi experiencia con el subgénero se reducía a
Amerika, una serie de TV de finales de los 1980s, de la que sólo recuerdo que transcurría en unos Estados Unidos que habían sido invadidos por la Unión Soviética en algún punto de la historia que, obviamente, no existió. De ahí la ucronía. Aunque es clasificada como un subgénero de la ciencia ficción, a mi esta consideración me parece un poco forzada. Quizás el nexo venga por su conexiones con las realidades alternativas, algo que sí me parece típicamente
scifi. En fin, no le voy a dar muchas vueltas e intentaré ser flexible, al fin y al cabo la división entre
hard y
soft scifi me parece de lo más natural hoy, pero hace un año no tenía ni idea de dicho refinamiento.
Supongo que no reviento la trama de la novela si digo que transcurre en la costa oeste de lo que ahora conocemos como los Estados Unidos, pero en un curso histórico en que las fuerzas del Eje resultaron victoriosas en la II Guerra Mundial, con lo que el III Reich y Japón se repartieron el mundo. Esto condujo a una organización territorial mundial diferente, unos poderes políticos que nada tienen que ver con lo que hemos conocido y a una realidad social distinta, en la cual el norteamericano es un ciudadano de segunda al servicio de japoneses y alemanes. Por no hablar de la Solución Final en África, la esterilización forzada de los eslavos o la desecación del Mediterráneo para ganar campos de cultivo (y esto sí que es un pequeño
spoiler).
Desde luego el planteamiento da muchísimo juego, si además le sumamos la habilidad e inventiva de este autor, el resultado solo puede ser
muy interesante, tanto, que la trama incorpora a un escritor, un tal
Abendsen, que tiene un
best-seller que
curiosamente es una ucronía en la cual se describe un mundo en donde los Aliados ganaron la II Guerra Mundial. Admitamoslo, hay que quitarse el sombrero y admirar sin reservas la originalidad de algo así. En definitiva, nos encontramos con una constante en la obra
dickiana: desvirtuar el concepto de unicidad e inalterabilidad de la realidad que conocemos, solo que esta vez, lo hace desde una perspectiva realista. Hasta ahora conocía y me gustaba ese otro
Dick divertido y disparatado, alguien que es capaz de mezclar intrigas políticas y venganzas amorosas con alienígenas telépatas y realidades paralelas inducidas por drogas, pero ¡wow! Este libro es muy bueno, mucho. El final, por deseado y bien resuelto, me ha dejado una sensación de satisfacción maravillosa.
Fantástico, no defraudará ni a neófitos ni a fans de Mr.
Philip K. Dick. Algunos comentarios de esta maravilla de la literatura americana en
Fantasymundo y La
Biblioteca del Kraken. El portal argentino de ciencia ficción
Axxon le dedica un ensayo muy sustancioso.