Ariel Lenormand es un hispanista de la Universidad de Heidelberg experto en la obra del autor argentino Raúl de la Torre. Ari va a escribir la biografía definitiva del famoso escritor englobado en el Boom latinoamericano. Se traslada por tanto a París, la que fuera su cuidad de residencia durante casi toda su vida. Allí podrá indagar en los detalles de la persona y entroncarlos con su obra. Y para ello entrevistará a las fuentes que le sobrevivieron. En primer lugar, Amelia Gayarre, su ex-mujer y depositaria de los derechos de su obra. Y en segundo, André Terrasse, su editor en Francia y también amigo íntimo. A medida que Ari empiece la investigación irá descubriendo que su admirado escritor tenía muchos secretos ocultos. Muchos aspectos de su vida nunca salieron a la luz y si su ex-mujer o su editor estaban al tanto, también se mostrarán reacios a revelarlos abiertamente.
Disfraces terribles es una novela de intriga que se construye sobre la idea de que en las relaciones humanas no es posible llegar a conocer la verdad. Como corolario se desprende que todo el mundo o bien miente directamente, o bien oculta información. La obsesión del protagonista por componer un retrato fidedigno del biografiado le acarreará por tanto muchos dolores de cabeza, pero al menos le servirá para desmitificarlo. Elia Barceló ha construído una trama detectivesca impecable, en la cual el narrador va desgranando escenas de la vida de Raúl de la Torre según pasa por cada uno de los personajes que pueblan la trama. Esta multitud de voces y perspectivas en forma de flasbacks (y algún que otro flashforward), hacen que la lectura sea muy ágil y entretenida. En definitiva la escritora alicantina teje una interesantísima tela de araña que se despliega por Europa y París durante más de cuatro décadas, desde principios de los 1960s hasta principios de los 2000s, logrando que el filólogo, poco a poco, llegue a un punto muy próximo a su tan ansiada verdad. Como curiosidad de cierto peso, Barceló incluye una subtrama amorosa que a modo reivindicativo intenta normalizar las relaciones afectivas entre una mujer madura y un hombre más joven. No es una situación que se dé con frecuencia en la ficción, y hasta recientemente, en el mundo real se presentaba como vergonzosa y ridícula para los implicados. Desde luego enfrentarse a ella nos permite percibir la doble moral del patriarcado, donde parejas de hombre maduro y mujer joven están a la orden del día y no sorprenden a nadie.
Pero que nadie se llame a engaño, la trama está construída de manera impecable, sí, pero sobre unos cimientos endebles. Y es que la autora abusa del azar para encajar piezas. No digo que su giros no entren dentro de lo posible, pero a medida que se acumulan se van haciendo cada vez más improbables. Uno te lleva a otro, y éste a un tercero y de ahí a un cuarto, así hasta perder la cuenta. Todo el mundo debería saber que los suceso aleatorios condicionados van multimplicando sus probabilidadesd de ocurrencia. Así que cuantos más sucesos enlacemos, más improbable resulta que se cumplan. Éste es, en mi opinión, el fallo más importante. Pero hay una referencia cultural que también hace aguas: Raúl de la Torre se declaró homosexual en 1985, y no porque tuviera SIDA, que era la circunstancia habitual por la que un famoso convocaba a la prensa en los 1980s para reconocer su homosexualidad públicamente. Lo hizo porque se había enamorado de un joven casi cuarenta años menor que él y habían decidido iniciar una vida juntos. A mí esto me resulta totalmente inverosímil. En los 1980s la homosexualidad era marginalidad y enfermedad, no aceptación y normalidad. No hay más que ver el reportaje de Rosa María Calaf para Informe Semanal en 1981 donde se trataba este tema. Creo que la autora ha perdido la perspectiva en este hecho en concreto, algo que sorprende porque todas las demás referencias históricas están bastante bien situadas: los existencialistas, Mayo del 68, la militancia comunista de los intelectuales, la crisis del SIDA, etc. De todas formas y a pesar de estos dos puntos (sobre todo el primero), me lo he pasado muy bien con esta novela y comparto al 100% el leitmotiv.
Y terminó por encantarme también el Onceavo Doctor.
Hace 2 horas
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