Sigo con el formato de resúmen rápido (y burdo) de lecturas porque no me queda más remedio. Es posible que llegado el verano pueda retomar las reseñas individuales, pero de momento me tengo que seguir conformando con esas tres chorradas que digo sobre cada lectura acumulada. Aquí os dejo las de la última quincena.
Cero, de Kathe Koja. No os acerquéis a esta novelucha ni a mil metros. Típica historia de jóvenes autodestructivos metidos en rollos inexplicables con sexo cutre, gente cutre y localizaciones cutres. Una cosa muy de la escena alternativa/underground de principios de los 1990s (1991 para ser exactos), con apartamentos miserables, colchones con lamparones tirados por el suelo, pelos largos sin lavar y pintas sucias. Me sabe mal decir algo así de la novela de una escritora que apoya y colabora con la PETA, Mercy for Animals y la Michigan Anti-Cruelty Society (vía Wikipedia), pero esto solo demuestra que el animalismo es transversal y que la autora de una mala novela también puede ser una firme defensora de la liberación animal.
Los pájaros y otros relatos, de Daphne du Maurier. Relatos de intriga y misterio que abarcan desde lo inexplicable ('Los pájaros', relato que inspiró la película homónima de Alfred Hitchcock), a lo criminal ('El joven fotógrafo', 'Bésame otra vez, forastero'), pasando por lo psicológico ('El manzano', 'El viejo'). La ambientación es tremendamente UK post WWII, lo que los hace pintorescos y anticuados a la vez, pero no les resta el menor interés. Para mi gusto, los ganadores son sin duda los de temática Krimi. Tanto es así que 'El joven fotógrafo', el más perturbador con diferencia, parece salido de la pluma de Patricia Highsmith.
El rostro en el espejo y otros relatos góticos, de Mary Elizabeth Braddon. Relatos de terror gótico con fantasmas, espíritus y otros misterios sobrenaturales e inexplicables que suceden en viejas casonas y mansiones con un oscuro pasado a sus espaldas. Si mal no recuerdo, todos excepto uno acaban con la muerte de una joven inocente en la flor de la vida. Cierto es que hay uno en que la joven inocente en la flor de la vida no muere, pero sí que está a punto de morir aunque la salva un joven médico con quien se termina casando. Una lectura feminista de estos cuentos podría hablar del machismo interiorizado de la autora, cosa que sorprende vistas todas las convenciones sociales que se saltó a la torera (ver su entrada en la Wikipedia). Sin querer complicarnos la vida y tomándolos como exponentes de un subgénero tan popular, son tremendamente divertidos porque los planteamientos no pueden ser más cliché.
Manifiesto animalista, de Corine Pelluchon. La autora y filósofa francesa expone breve pero muy certeramente la situación de brutal abuso y maltrato que sufren los animales en la sociedad actual, cuyo modelo económico se basa en la explotación sin límites de todos los recursos a su alcance. A continuación, y aquí es donde el texto destaca, propone acciones políticas concretas para que los estados evolucionen hacia una zoopolis, una sociedad democrática justa no solo con los humanos, sino también con el resto de animales que viven en nuestro planeta. Lógicamente eso pasa por poner en marcha las reinvindicaciones habituales del movimiento animalista (prohibición de espectáculos con animales, zoos, experimentación animal, reducción/eliminación del consumo de animales como alimento, etc.), algo que no va a gustar a la industria ni los grupos de poder, pero que se facilitará con medidas estatales de adaptación para los sectores afectados. Todo ello en poco más de cien páginas de tamaño libro de bolsillo, a eso lo llamo yo capacidad de síntesis.
William T. Vollmann: La camisa de hielo
Hace 1 hora