El hijo de Roger y Virginia Lindahl tiene asma, así que deciden inscribirlo en un internado en las proximidades de Los Angeles. Según los médicos, el clima seco de las montañas en las que se situa el centro de estudios y alejarlo de la contaminación angelina, ayudarán a que mejore. Aunque la pareja también tiene otros motivos para sacar a Greeg de casa de lunes a viernes. En realidad tienen muchas diferencias y creen que es buena idea que el niño no se vea expuesto a sus constantes peleas. En la escuela contactan con Chic y Liz Bonner para organizar los viajes de ida y vuelta al colegio los viernes y los domingos, ya que sus dos hijos también están internos allí y las familias son prácticamente vecinas en L.A. Entre las dos parejas se crearán vínculos muy intensos. Por un lado, Chic se interesará por el negocio de Roger, una tienda de televisiones, y encontrará en Virginia una aliada perfecta para convencer a su marido de la necesidad de renovarla y ampliarla con la inversión extra que él está dispuesto a aportar. Por otro, entre Roger y Liz surgirá una relación mucho más carnal basada en el deseo y el sexo, que no va ayudar precisamente a que las cosas mejoren entre los Lindahl.
Todas las biografías de Philip K. Dick coinciden en su interés por trascender el mundo de la ciencia-ficción y ser conocido por sus novelas realistas al margen del género. Ir tirando es una de las pocas que se ha traducido al castellano. Aquí no vamos a encontrar humanos colonizando planetas extraterrestres, mutantes con capacidades psi o entidades omniscientes cuasi divinas. Sin embargo no resulta difícil reconocer su estilo, las temáticas e incluso algunos de sus tics habituales. No en vano en este libro se cuestionan dos de los grandes pilares de la realidad y la sociedad occidental: el matrimonio y el capitalismo. El primero se muestra como un estamento perverso que agota a los individuos al confrontarlos constantemente con sus parejas. Las grandes expectativas que desde pequeños albergamos de nuestra vida adulta y la familia que formaremos, se ven truncadas bien pronto por la convivencia, la diferencia en los caracteres y los enfoques que cada miembro de la misma quiera dar a la vida en común. Y el modelo de vida americano basado en el esfuerzo personal para lograr el triunfo económico no es más que un engaño, una pantomima que esconde un esquema mucho más básico compuesto por depredadores y víctimas: comer o ser comido. Tampoco podemos olvidarnos del crecimiento continuado, uno de los fundamentos históricos del capitalismo, cuya presencia en la trama es apabullante. De hecho el título de la novela hace referencia a la aceptación del protagonista de su situación económica, no demasiado desahogada pero que es suficiente para sus aspiraciones, algo que encaja mucho más con la percepción actual de insostenibilidad de ese modelo. Sin embargo su esposa es todo lo contrario: su ambición la mueve a ampliar el negocio, expandirlo, mejorar, crecer sin descanso.
La relación de Dick con las mujeres fue siempre complicada y sus personajes femeninos no suelen salir muy bien parados. Este título no es excepción, aunque no llega al nivel caricaturesco de alguno de sus títulos de ciencia-ficción. De todas formas es innegable que tanto Virginia como Liz son bastante insoportables. La primera: codiciosa, manipuladora, fría. La segunda: frívola, superficial, irreflexiva, hasta el punto de que el resto de personajes la tachan de estúpida varias veces. En realidad toda la acción desprende mucha amargura, un descontento que roza la desesperación. El hecho de que las dos parejas vivan a disgusto con sus respectivos cónyuges genera un sufrimiento constante que el escritor estadounidense sabe transmitir con gran veracidad. Podríamos decir que cada uno canaliza su frustración para provocar la ruptura, que cada pareja abordará de manera diferente. Aunque me ha resultado fácil de leer y entretenida, tengo que reconocer que no destaca por nada especial. Por desgracia plantea cuestiones que otros autores han sabido resolver con mucho más tino y originalidad. Con la de veces que me he topado con un Dick incontenible en sus obras de ciencia-ficción, en ésta no solo está comedido, sino algo insustancial además.
Los lunes de Anay. Asas...
Hace 4 horas
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