Frederic Henry es un italoamericano que se ha enrolado en el ejército italiano para luchar en la I Guerra Mundial. Es teniente del cuerpo de ambulancias, así que su labor es más bien de apoyo logístico, coordinando y organizando la evacuación de heridos en el frente. En su tiempo libre coquetea con una enfermera inglesa, Catherine Barkley. Aunque ella parece tomarse la relación más en serio que él, la intención de Henry es solo pasar el rato. O al menos lo era a priori. Porque en esto ocurre que el tenente sufre una herida grave en la pierna y es trasladado a un hospital en Milán y de ahí, a un nuevo hospital para norteamericanos, ya que Estados Unidos acaba de entrar en la contienda. Como se trata de un nuevo centro sin apenas personal (ni heridos, ya que estamos), Miss Barkeley va a trabajar al mismo. Será entonces cuando nuestro protagonista se enamore perdidamente de ella.
Adiós a las armas es una novela bélica que desprende un contundente mensaje antibelicista. Narrada en primera persona por el teniente Herny, el desarrollo es totalmente lineal y centrado en su personaje. Tanto es así que en mi cabeza ha transcurrido visualmente como un plano secuencia con el protagonista siempre dentro del encuadre. A nivel estilístico no le he visto mucho interés a este clásico de Ernest Hemingway. Es una narración de acontecimientos bastante simple, ordenados según transcurren con el tiempo. Nada más. Hay bastantes diálogos, así que la lectura es ágil y rápida, y tampoco voy a negar que es entretenida. Mucho más destacable es, como decía un poco antes, la cruda exposición de los horrores y el sinsentido de la guerra. Todos los personajes comparten esta visión en mayor o menor medida, pero todos hacen el posible por ocultar sus ideas al respecto y de esa manera mantenerse alineados con la posición beligerante de sus países. Por más que la realidad que experimentan sea espantosa.
Pero la guerra no es la única actividad humana que recibe un buen varapalo. El matrimonio se cuestiona en todos sus valores. Los protagonistas fingen estar casados por evitarse complicaciones, pero consideran absurdo tener que vincularse por un contrato para disfrutar del amor que se profesan. En realidad, la novela viene a ser un drama en que las buenas intenciones y la ilusiones de Herny sobre el papel del individuo en la sociedad se ven aniquiladas por la guerra y las convenciones. Desde luego vista así tiene mérito, pero no puedo ocultar que no me ha emocionado gran cosa.
Los lunes de Anay. Asas...
Hace 2 horas
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