A principios de año decidí plantearme un par de retos para el blog. Preferí mantenerlos en secreto porque la única vez que recuerdo haber hecho propósitos de año nuevo relacionados con Das Bücherregal (2019), se fue todo al traste bien pronto y en una magnitud que nunca hubiera imaginado. Así que os los voy a revelar a continuación para cerrar el año.
I. Equiparar las lecturas de autores y autoras
La intención de incrementar el número de autoras que pasan por el blog viene de unos dos o tres años atrás. Sin embargo este año el reto era más concreto: leer tantos autores como autoras para así vencer ese sesgo que hacía que las escritoras estuvieran super infrarrepresentadas. Me alegra deciros que lo he logrado: sin contar los abandonos (tres nada más), he leído 54 libros escritos por mujeres y 52 escritos por hombres. Así como los autores se me acumulan en casa, en general las autoras están bastante ausentes de mi biblioteca personal. Estoy poniendo todo de mi parte para que esto deje de ser así, pero tengo que admitir que está requiriendo bastante esfuerzo. De hecho para poder cumplir con este objetivo me he pasado gran parte del año buscando recomendaciones en los medios on-line tanto de clásicos como de novedades escritas por mujeres. Y me alegro de haberlo hecho porque ha habido grandes descubrimientos.
II. Leer 100 libros o más.
Resulta fácil comprobar que también lo he conseguido mirando el widget de archivo del blog. En total he leído y reseñado 106 libros, habiendo comentado tres más que no llegué a terminar. Aquí evidentemente hay algo de trampa porque las novelas en general estaban en torno a las 300 páginas y ocasionalmente cuando me veía desbordado he elegido libros más cortos (ensayos, novelas cortas, etc.). Ya os digo que no pienso repetirlo el año que viene porque ha sido bastante estresante. No tanto por acabar los libros, que con mi ritmo de lectura he comprobado que podía con ello, como por tener que escribir la reseña cada tres días si quería llegar a lograrlo.
Tengo ya claras mis intenciones para el blog en 2022 y os las avanzo para que no haya más secretos entre nosotros. Para empezar pienso mantener el equilibrio entre autores y autoras, y para continuar alejarme de cualquier propuesta que me estrese. Así que para el año que está a punto de entrar voy a leer con un ritmo más pausado. Espero veros por aquí.
31 dic 2021
28 dic 2021
Historia cero - William Gibson
Hollis Henry ha empezado a trabajar como freelance para la agencia de márketing londinense Hormiga Azul. Hubertus Bigend es el director de la misma y le ha pedido que investige acerca de una misteriosa marca de ropa vaquera cuyas prendas se han vuelto objeto de culto. Bigend piensa que el pasado de rockstar de Hollis puede ser muy útil en esta tarea. Pero las cosas se van a complicar cuando otro empleado de la agencia empieza a ayudarle. Milgrim, que así se llama, estaba en otro proyecto relacionado con los contratos de ropa del ejército estadounidense. Su última intervención para fusilar un nuevo modelo de pantalones ha hecho saltar las alarmas de un misterioso contratista y posible competidor que también anda metido en negocios más turbios con los militares. Así que los empleados de Hormiga Azul van tener que actuar deprisa y montar un plan de defensa, aunque no están muy seguros de que vayan a salir indemnes.
Historia cero es una novela de acción ambientada en 2010 en la que William Gibson emplea todas las estrategias narrativas habituales de sus novelas de ciencia-ficción, pero recurriendo a los elementos tecnológicos reales que existían en torno a esa fecha. No se puede negar que las ideas sobre las que se articula son bastante originales: el mundo de los negocios, espionaje industrial, mercadotecnia underground, etc. Incluye además muchos elementos que a priori pueden resultar atractivos a un amplio sector de lectores: el mundo de la moda, bandas de rock en plena grabación de un nuevo álbum, Londres como otro personaje más. Sin embargo la novela es ridícula hasta provocar aburrimiento. Gibson, fiel al estilo que le hizo famoso con Neuromante, inunda el texto de información totalmente prescindible para la trama. En su momento me hizo gracia, pero ya me quejé de esto mismo la última vez que leí algo suyo. En una estimación conservadora a la baja yo diría que sobra la cuarta parte de lo escrito. Y no se trata solo de sus típicas pedanterías de marcas, objetos y filias tecnológicas, que pueden ir desde cosas bastante conocidas como Gore-Tex, Kevlar o tasers, a otras que no lo son tanto, como Semtex, ekranoplanos o los robots inspirados en animales de Festo. No, es que el padre del cyber-punk hace descripciones agotadoras y da detalles interminables sobre los aspectos más triviales que uno se pueda imaginar y que parecen puestos con el ánimo de rellenar espacio. Porque aportar, evidentemente no aportan nada.
Por lo demás, la trama hace aguas por todos lados. No le tiembla el pulso a Gibson a la hora de introducir más y más personajes a conveniencia y como caídos del cielo (de Londres), para así poder salir de todos los berenjenales en que se va metiendo. La sensación de incredulidad al leer solo es comparable al fetichismo tecnológico del autor. Además una pátina cinemátográfica inunda el texto, como si al escribirlo ya estuviera pensando en una posible venta de derechos para una adaptación a la gran pantalla. Eso sí, como hay tanta acción y tantos diálogos las páginas vuelan. Aunque mucho menos se tarda en no leerlo y seguro que es más reconfortante. En definitiva, que ya estoy muy cansado del rollo de Willian Gibson y con este título suyo se le ha acabado el conteo en Das Bücherregal.
Historia cero es una novela de acción ambientada en 2010 en la que William Gibson emplea todas las estrategias narrativas habituales de sus novelas de ciencia-ficción, pero recurriendo a los elementos tecnológicos reales que existían en torno a esa fecha. No se puede negar que las ideas sobre las que se articula son bastante originales: el mundo de los negocios, espionaje industrial, mercadotecnia underground, etc. Incluye además muchos elementos que a priori pueden resultar atractivos a un amplio sector de lectores: el mundo de la moda, bandas de rock en plena grabación de un nuevo álbum, Londres como otro personaje más. Sin embargo la novela es ridícula hasta provocar aburrimiento. Gibson, fiel al estilo que le hizo famoso con Neuromante, inunda el texto de información totalmente prescindible para la trama. En su momento me hizo gracia, pero ya me quejé de esto mismo la última vez que leí algo suyo. En una estimación conservadora a la baja yo diría que sobra la cuarta parte de lo escrito. Y no se trata solo de sus típicas pedanterías de marcas, objetos y filias tecnológicas, que pueden ir desde cosas bastante conocidas como Gore-Tex, Kevlar o tasers, a otras que no lo son tanto, como Semtex, ekranoplanos o los robots inspirados en animales de Festo. No, es que el padre del cyber-punk hace descripciones agotadoras y da detalles interminables sobre los aspectos más triviales que uno se pueda imaginar y que parecen puestos con el ánimo de rellenar espacio. Porque aportar, evidentemente no aportan nada.
Por lo demás, la trama hace aguas por todos lados. No le tiembla el pulso a Gibson a la hora de introducir más y más personajes a conveniencia y como caídos del cielo (de Londres), para así poder salir de todos los berenjenales en que se va metiendo. La sensación de incredulidad al leer solo es comparable al fetichismo tecnológico del autor. Además una pátina cinemátográfica inunda el texto, como si al escribirlo ya estuviera pensando en una posible venta de derechos para una adaptación a la gran pantalla. Eso sí, como hay tanta acción y tantos diálogos las páginas vuelan. Aunque mucho menos se tarda en no leerlo y seguro que es más reconfortante. En definitiva, que ya estoy muy cansado del rollo de Willian Gibson y con este título suyo se le ha acabado el conteo en Das Bücherregal.
25 dic 2021
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes - Tatiana Țîbuleac
Aleksy es hijos de inmigrantes polacos afincados en Londres. Tuvo una adolescencia muy difícil, marcada por la muerte de su hermana pequeña y la ingrata separación de sus padres. El fallecimiento de la pequeña Mika también marcó a su madre, que pasó más de medio año totalmente ida, ignorando todo y a todos, incluído su hijo. Este rechazo tan directo hizo que Aleksy se volviera violento, desarrollando además un odio visceral hacia ella. Cuando lo conocemos acaba de terminar la secundaria y tiene pensado irse a Amsterdan con unos amigos. Sin embargo su madre tiene otros planes para los dos: pasar el verano en un pueblecito de Francia. Y aunque al principo se niega, tras unas jugosas promesas acepta ir con ella.
En el mismo artículo de Babelia con los 50 mejores libros de 2021 que mencioné en Valle inquietante, también aparecía El jardín de vidrio, de Tatiana Țîbuleac. Como en mi biblioteca pública habitual solo tenían su anterior título decidí intentarlo con él. No sé cómo será su ultimo lanzamiento, pero El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes ha sido uno de los libros más extraordinarios que he leído no solo este año, sino en toda mi vida. La autora moldava ha capturado con un detalle asombroso todos los matices de las relaciones familiares, y en especial de la relación entre madres e hijos. Y al tratarse de una relación particularmente difícil, destacan sobremanera los sentimientos más amargos: rencor, indiferencia, pena, rabia, impotencia, frustración. Țîbuleac nos muestra que ese sentimiento sublime que llamamos amor puede conducir al dolor más espantoso. Pero también es precisamente ese amor lo que nos inclina al arrepentimiento y el perdón. O al menos así ocurren en su novela.
El libro se desarrolla como unas memorias escritas por Aleksy a petición de su terapeuta. Asistiremos al relato de lo que ocurrió ese verano de la mano del protagonista ya adulto, convertido en un artista de éxito cuyos inquietantes cuadros se inspiran en la turbia y agridulce relación con su madre. Țîbuleac vapulea al lector enfrentándole a un chaval con incontrolables estallidos de rabia que ya le han causado serios problemas. La actitud violenta hacia su madre nos incomoda, pero vistas las terribles experiencias familiares a que se ha visto expuesto desde pequeño no nos resulta difícil entender su comportamiento. Sin embargo también expone sutilmente la gran necesidad de amor y reconocimiento que busca sin cesar en su madre. Cuando ella por fin le confiesa que le han diagnosticado un cáncer muy agresivo, ambos iniciarán una reconciliación en la quedarán cosas por perdonar pero que al menos les permitirá cerrar capítulo.
Țîbuleac nos cuenta una historia muy, muy cruda. Lo que ocurre el verano que madre e hijo pasan en el pueblín de Francia es capaz de emocionar hasta al más insensible. Para contrarrestar tanta pena y angustia, la autora intercala divertidos episodios costumbristas habituales en unas vacaciones: personajes pintorescos, choques culturales, el flechazo por una joven que vive en el pueblo. Pero también nos relata de manera fragmentada la situación presente del Aleksy adulto: retazos de una vida desgarradora a la que apenas nos asomamos. Su estado actual nos deja más dudas que certezas, pero resulta tremendamente absorbente precisamente por ese aire misterioso, a incógnita no aclarada del todo. En definitiva, una historia portentosa, arrebatadora y emotiva. Una auténtica maravilla que huye de todo sentimentalismo y genera un torbellino de sensaciones encontradas pero 100% satisfactorias. Si el precio que he tenido que pagar por leer esta obra de arte es el truño de Anna Wiener, bien pagado está.
En el mismo artículo de Babelia con los 50 mejores libros de 2021 que mencioné en Valle inquietante, también aparecía El jardín de vidrio, de Tatiana Țîbuleac. Como en mi biblioteca pública habitual solo tenían su anterior título decidí intentarlo con él. No sé cómo será su ultimo lanzamiento, pero El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes ha sido uno de los libros más extraordinarios que he leído no solo este año, sino en toda mi vida. La autora moldava ha capturado con un detalle asombroso todos los matices de las relaciones familiares, y en especial de la relación entre madres e hijos. Y al tratarse de una relación particularmente difícil, destacan sobremanera los sentimientos más amargos: rencor, indiferencia, pena, rabia, impotencia, frustración. Țîbuleac nos muestra que ese sentimiento sublime que llamamos amor puede conducir al dolor más espantoso. Pero también es precisamente ese amor lo que nos inclina al arrepentimiento y el perdón. O al menos así ocurren en su novela.
El libro se desarrolla como unas memorias escritas por Aleksy a petición de su terapeuta. Asistiremos al relato de lo que ocurrió ese verano de la mano del protagonista ya adulto, convertido en un artista de éxito cuyos inquietantes cuadros se inspiran en la turbia y agridulce relación con su madre. Țîbuleac vapulea al lector enfrentándole a un chaval con incontrolables estallidos de rabia que ya le han causado serios problemas. La actitud violenta hacia su madre nos incomoda, pero vistas las terribles experiencias familiares a que se ha visto expuesto desde pequeño no nos resulta difícil entender su comportamiento. Sin embargo también expone sutilmente la gran necesidad de amor y reconocimiento que busca sin cesar en su madre. Cuando ella por fin le confiesa que le han diagnosticado un cáncer muy agresivo, ambos iniciarán una reconciliación en la quedarán cosas por perdonar pero que al menos les permitirá cerrar capítulo.
Țîbuleac nos cuenta una historia muy, muy cruda. Lo que ocurre el verano que madre e hijo pasan en el pueblín de Francia es capaz de emocionar hasta al más insensible. Para contrarrestar tanta pena y angustia, la autora intercala divertidos episodios costumbristas habituales en unas vacaciones: personajes pintorescos, choques culturales, el flechazo por una joven que vive en el pueblo. Pero también nos relata de manera fragmentada la situación presente del Aleksy adulto: retazos de una vida desgarradora a la que apenas nos asomamos. Su estado actual nos deja más dudas que certezas, pero resulta tremendamente absorbente precisamente por ese aire misterioso, a incógnita no aclarada del todo. En definitiva, una historia portentosa, arrebatadora y emotiva. Una auténtica maravilla que huye de todo sentimentalismo y genera un torbellino de sensaciones encontradas pero 100% satisfactorias. Si el precio que he tenido que pagar por leer esta obra de arte es el truño de Anna Wiener, bien pagado está.
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*Tatiana Țîbuleac,
Novela
21 dic 2021
Valle inquietante - Anna Wiener
No tenía intención de hacer una reseña tan larga, pero como me he ido enredando sin darme cuenta he preferido retomar el formato de epígrafes numerados que he estrenado en 2021 para intentar agrupar ideas y que sea más comprensible (o eso espero). Allí voy, pues.
I. La trama
La autora/protagonista de Valle inquietante se incorporó al mercado laboral como asistente en una editorial de Nueva York. A pesar de que tanto su vocación como su formación universitaria la situaban en ese sector, tras dos años en ese puesto no le quedó más remedio que reconocer que su carrera no tenía muchos visos de progresar. Así que en 2013 decidió probar suerte en el mundo de las startups tecnológicas, tan en auge en aquellos años. Empezó en una empresa que prometía revolucionar el mercado editorial a través de un modelo de suscripciones, pero duró bastante poco. Animada por sus tres jóvenes ex-jefes se mudó a San Francisco, cuna de Silicon Valley y meca de miles de recién titulados en carreras técnicas, que peregrinaban a esa ciudad de la costa oeste dispuestos de aplicar sus grandes conocimientos a ideas rompedoras destinadas a mejorar el mundo. A lo largo del libro veremos como Anna Wiener toma conciencia del verdadero papel de las startups en la sociedad, que por desgracia se caracterizará más por las sombras que por las luces.
II. Fundamentos
Para alguien con un rechazo tan marcado a las tecnologías de la información y las comunicaciones como yo, un libro que se presenta como el relato en primera persona de una trabajadora de las startups se prometía una joya. Es cierto que llevan años escuchandose voces críticas sobre los riesgos de las redes sociales, la captura de datos no autorizada de los navegadores o la publicidad no deseada en Internet (por mencionar solo unas pocas prácticas habituales pero cuestionables), con lo cual no es que fuera a contar nada nuevo. Pero en cualquier caso al tratarse de una experiencia contada desde dentro, tenía toda la pinta de ser una delicatessen para quienes escoramos al neoludismo. Bien, no voy a negar que Wiener apunta cuestiones de gran calado sobre la ética de las startups, los inversores de capital riesgo que las financian o la moral super laxa de los jovencísimos CEOs, CTOs y empleados, pero por desgracia se pierden en el marasmo de preocupaciones propias de una mujer adulta joven que está buscando su lugar en el mundo y enfrentándose por primera vez con las dificultades propias del mercado laboral. Y ese interminable girar en torno a sí misma, que por darle un nombre innovador podríamos calificar de 'autobiografía de crecimiento' o Bildungsautobiografie, consituye el 80-90% del libro. Supongo que a los lectores en la veintena-treintena, algo así les será de utilidad porque les permite reconocerse. Pero a mí personalmente toda esa problemática me queda muy lejos, de ahí que la lectura me ha resultado tremendamente insustancial. Aunque no todas las molestias vienen por el tema tratado (que se resume en 'Anna Wiener y sus cosas'), sino también por el estilo.
III. La obra
Wiener escribe sobre su vida y su experiencia en las startups como si de un folleto de marketing de una empresa tecnológica se tratara. Es aséptica y simple. No transmite emoción ninguna. Da la sensación de querer exponer los problemas que causa este modelo empresarial, pero desde un distanciamiento y con una frialdad tal que hace que te preguntes si de verdad le importan los terribles efectos de sus aplicaciones y productos en la sociedad. Ese papel de observador no participante, sin implicación, se complementa con su marcado interés en no molestar. En no decir nada demasiado visceral que pueda ofender a alguien o bien crearle problemas a ella misma. De ahí por ejemplo que no se mencione el nombre de ninguna compañía en todo el libro. Se limita a repetir constantemente descripciones para que podamos identificarlas: la super tienda online; un conglomerado de software con sede en Seattle; la red social que odiaba todo el mundo; el gigante de los buscadores de Internet; la compañia de análisis de datos; la plataforma de microblogging, y un largo etcétera. Por otro lado, su prosa exhibe características muy molestas y por desgracia habituales en muchos escritores jóvenes pero que se pueden resumir con una sola palabra: vanidad. Un claro ejemplo es la exhibición gratuita e innecesaria de sus conocimientos (name y brand dropping para que sepamos la marca de un vino, el tipo del restaurante al que van o el plato que se van a comer, pasando por el nombre del cantante o del grupo que están escuchando). Detalles totalmente irrelevantes que inundan todos los párrafos y que no aportan ab-so-lu-ta-men-te-na-da. Y tampoco nos olvidemos de la sobreabundancia de símiles y comparaciones para que reconozcamos su gran inventiva y originalidad, ¿para qué poner solo uno si podemos poner tres? Pues bien, para Babelia estamos ante uno de los 50 mejores libros de 2021. Ahí es nada.
IV. Contexto socioeconómico
La propia autora se encarga de hacernos sabe que procede de una familia de clase acomodada, tanto es así que casi se disculpa por no haber tenido que pedir un préstamo para afrontar sus estudios universitarios, que pagaron sus padres al completo. No resulta extraño pues, que sus críticas al sistema sean tan tibias. Por más que mencione el machismo y la discriminación que sufre la mujer en las startups, no deja de presentarlo como un problema coyuntural contra el que poco puede hacer ella. Su toma de conciencia con los problemas reales que estas empresas están creando en San Francisco (gentrificación, alquileres desorbitados, especulación inmobiliaria, desplazamiento de los residentes originales, etc.) se expone con una indiferencia que resulta ofensiva. En todo caso esa indolencia resulta más fácil de entender al conocer sus orígenes. He de reconocer que lo más probable es que la culpa de haber sufrido este descalabro sea mía por haber esperado un panfleto incendiario en contra del tecnocapitalismo después de leer el resumen editorial, cuando en realidad de lo que se trata es de las afectadísimas memorias de una pija que trabajó en Silicon Valley cuando era veinteañera.
V. Conclusión
En definitiva, el interés de este libro, si es que tiene alguno, lo encontrarán los millenials que quieran verse reflejados en una de los suyos en uno de sus momentos de gloria, aunque sean de un agridulce relativo que solo apreciarán los que han nacido en muy buenas familias. Wiener ha tenido una oportunidad estupenda para poner en entredicho el modelo capitalista que conduce a que jóvenes de poco más de veinte años manejen millones de dólares y busquen riqueza y poder sin mostrar muchos escrúpulos a la hora de conseguirlo. Pero acomodada en el colchón de un sueldo de seis cifras, y con una red de seguridad familiar muy bien afianzada, lo ha dejado pasar y se limita a narrar su crecimiento personal con algunas pinceladas críticas aunque muy respetuosas con todo el mundo. Las frustraciones que se producen inevitablemente tras entrar en el mundo adulto han sido narrada por todas las generaciones. Visto el resultado aquí, no creo que resulte difícil encontrar obras de escritores de más talento.
I. La trama
La autora/protagonista de Valle inquietante se incorporó al mercado laboral como asistente en una editorial de Nueva York. A pesar de que tanto su vocación como su formación universitaria la situaban en ese sector, tras dos años en ese puesto no le quedó más remedio que reconocer que su carrera no tenía muchos visos de progresar. Así que en 2013 decidió probar suerte en el mundo de las startups tecnológicas, tan en auge en aquellos años. Empezó en una empresa que prometía revolucionar el mercado editorial a través de un modelo de suscripciones, pero duró bastante poco. Animada por sus tres jóvenes ex-jefes se mudó a San Francisco, cuna de Silicon Valley y meca de miles de recién titulados en carreras técnicas, que peregrinaban a esa ciudad de la costa oeste dispuestos de aplicar sus grandes conocimientos a ideas rompedoras destinadas a mejorar el mundo. A lo largo del libro veremos como Anna Wiener toma conciencia del verdadero papel de las startups en la sociedad, que por desgracia se caracterizará más por las sombras que por las luces.
II. Fundamentos
Para alguien con un rechazo tan marcado a las tecnologías de la información y las comunicaciones como yo, un libro que se presenta como el relato en primera persona de una trabajadora de las startups se prometía una joya. Es cierto que llevan años escuchandose voces críticas sobre los riesgos de las redes sociales, la captura de datos no autorizada de los navegadores o la publicidad no deseada en Internet (por mencionar solo unas pocas prácticas habituales pero cuestionables), con lo cual no es que fuera a contar nada nuevo. Pero en cualquier caso al tratarse de una experiencia contada desde dentro, tenía toda la pinta de ser una delicatessen para quienes escoramos al neoludismo. Bien, no voy a negar que Wiener apunta cuestiones de gran calado sobre la ética de las startups, los inversores de capital riesgo que las financian o la moral super laxa de los jovencísimos CEOs, CTOs y empleados, pero por desgracia se pierden en el marasmo de preocupaciones propias de una mujer adulta joven que está buscando su lugar en el mundo y enfrentándose por primera vez con las dificultades propias del mercado laboral. Y ese interminable girar en torno a sí misma, que por darle un nombre innovador podríamos calificar de 'autobiografía de crecimiento' o Bildungsautobiografie, consituye el 80-90% del libro. Supongo que a los lectores en la veintena-treintena, algo así les será de utilidad porque les permite reconocerse. Pero a mí personalmente toda esa problemática me queda muy lejos, de ahí que la lectura me ha resultado tremendamente insustancial. Aunque no todas las molestias vienen por el tema tratado (que se resume en 'Anna Wiener y sus cosas'), sino también por el estilo.
III. La obra
Wiener escribe sobre su vida y su experiencia en las startups como si de un folleto de marketing de una empresa tecnológica se tratara. Es aséptica y simple. No transmite emoción ninguna. Da la sensación de querer exponer los problemas que causa este modelo empresarial, pero desde un distanciamiento y con una frialdad tal que hace que te preguntes si de verdad le importan los terribles efectos de sus aplicaciones y productos en la sociedad. Ese papel de observador no participante, sin implicación, se complementa con su marcado interés en no molestar. En no decir nada demasiado visceral que pueda ofender a alguien o bien crearle problemas a ella misma. De ahí por ejemplo que no se mencione el nombre de ninguna compañía en todo el libro. Se limita a repetir constantemente descripciones para que podamos identificarlas: la super tienda online; un conglomerado de software con sede en Seattle; la red social que odiaba todo el mundo; el gigante de los buscadores de Internet; la compañia de análisis de datos; la plataforma de microblogging, y un largo etcétera. Por otro lado, su prosa exhibe características muy molestas y por desgracia habituales en muchos escritores jóvenes pero que se pueden resumir con una sola palabra: vanidad. Un claro ejemplo es la exhibición gratuita e innecesaria de sus conocimientos (name y brand dropping para que sepamos la marca de un vino, el tipo del restaurante al que van o el plato que se van a comer, pasando por el nombre del cantante o del grupo que están escuchando). Detalles totalmente irrelevantes que inundan todos los párrafos y que no aportan ab-so-lu-ta-men-te-na-da. Y tampoco nos olvidemos de la sobreabundancia de símiles y comparaciones para que reconozcamos su gran inventiva y originalidad, ¿para qué poner solo uno si podemos poner tres? Pues bien, para Babelia estamos ante uno de los 50 mejores libros de 2021. Ahí es nada.
IV. Contexto socioeconómico
La propia autora se encarga de hacernos sabe que procede de una familia de clase acomodada, tanto es así que casi se disculpa por no haber tenido que pedir un préstamo para afrontar sus estudios universitarios, que pagaron sus padres al completo. No resulta extraño pues, que sus críticas al sistema sean tan tibias. Por más que mencione el machismo y la discriminación que sufre la mujer en las startups, no deja de presentarlo como un problema coyuntural contra el que poco puede hacer ella. Su toma de conciencia con los problemas reales que estas empresas están creando en San Francisco (gentrificación, alquileres desorbitados, especulación inmobiliaria, desplazamiento de los residentes originales, etc.) se expone con una indiferencia que resulta ofensiva. En todo caso esa indolencia resulta más fácil de entender al conocer sus orígenes. He de reconocer que lo más probable es que la culpa de haber sufrido este descalabro sea mía por haber esperado un panfleto incendiario en contra del tecnocapitalismo después de leer el resumen editorial, cuando en realidad de lo que se trata es de las afectadísimas memorias de una pija que trabajó en Silicon Valley cuando era veinteañera.
V. Conclusión
En definitiva, el interés de este libro, si es que tiene alguno, lo encontrarán los millenials que quieran verse reflejados en una de los suyos en uno de sus momentos de gloria, aunque sean de un agridulce relativo que solo apreciarán los que han nacido en muy buenas familias. Wiener ha tenido una oportunidad estupenda para poner en entredicho el modelo capitalista que conduce a que jóvenes de poco más de veinte años manejen millones de dólares y busquen riqueza y poder sin mostrar muchos escrúpulos a la hora de conseguirlo. Pero acomodada en el colchón de un sueldo de seis cifras, y con una red de seguridad familiar muy bien afianzada, lo ha dejado pasar y se limita a narrar su crecimiento personal con algunas pinceladas críticas aunque muy respetuosas con todo el mundo. Las frustraciones que se producen inevitablemente tras entrar en el mundo adulto han sido narrada por todas las generaciones. Visto el resultado aquí, no creo que resulte difícil encontrar obras de escritores de más talento.
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*Anna Wiener,
Biografía,
Ensayo,
EP
17 dic 2021
La canción de los vivos y los muertos - Jesmyn Ward
Jojo tiene trece años y se encarga del cuidado de su hermana pequeña Kayla porque su madre, Leonie, apenas se preocupa por ellos. Todos viven con sus abuelos maternos en el Mississippi rural. Michael, el padre de los niños, está en la cárcel y es blanco. Ha dejado de hablar con sus padres porque son unos racistas de cuidado y no le perdonan que su pareja sea una mujer negra. Así que cuando termina la condena en la penitenciaría de Parchman, serán Leonie y los niños quienes irán a recogerlo. Pero el abuelo de Jojo también estuvo recluso en esa institución cuando era joven. Allí conoció a Richie, un niño negro de doce años que fue condenado por robar comida para sus hermanos. Jojo conoce la historia de Richie pero solo a medias. Su abuelo no termina de contarla por completo y le oculta muchos detalles sin que él sepa la razón. En el viaje a la prisión sucederán ciertos acontecimientos que provocarán que Jojo sepa lo que en realidad sucedió con Richie.
Jesmyn Ward vuelve a situar la acción de una de sus novelas en el pueblo ficticio de Bois Sauvage, donde también transcurre la que hasta el momento era mi única experiencia con su obra: Quedan los huesos. Sin embargo hay una diferencia muy notable entre los dos textos: mientras que aquélla es una novela realista, en La canción de los vivos y los muertos es la componente fantástica la que da forma a la narración. Y es que algunos miembros de la familia de Jojo tiene una conexión con aspectos espirituales del mundo que abarcan no solo el plano humano, sino también el animal o la Tierra considerada como sistema global. Esto aportará unos elementos de misterio sobrenatural que permitirán conducir una trama adictiva y apasionante.
La acción se cuenta desde tres puntos de vista diferentes: Jojo, Leonie y en menor medida Richie. Cada voz y cada personaje están caracterizados con una precisión asombrosa. Asi, el resentimiento de Jojo hacia su madre se derrama por las páginas, al igual que el amor por su hermana y sus abuelos. Leonie es aparentemente una desalmada, incapaz de mostrar afecto por sus hijos a pesar de amarlos; la pésima relación con los padres de Michael, enturbiada más si cabe por la dramática muerte de su hermano mayor, en la que la familia de sus suegros se vió involucrada, la ha desquiciado. Y Richie se revelará como un pobre inocente que ha sido víctima de una violencia intolerable, de la cual el abuelo de Jojo no lo pudo proteger.
De fondo se muestra la abyección de la sociedad estadounidense por su racismo sistémico hacia los afroamericanos. Súmale la pobreza y marginalidad a que se les condena y el cóctel no puede ser más amargo. Y a pesar de ello, resulta emocionante comprobar la gran dignidad y bondad con que se comportan, cuando la existencia miserable a que son forzados debería ser suficiente para que se levantaran en armas e iniciaran una revolución cruenta. Muy cruenta, mucho. En definitiva, el libro es una auténtica maravilla. Es emocionante, adictivo, brutal, despiadado. El único fallo que le puedo poner, que no sé si achacar a Ward o a la traducción, es que se usan algunos términos con un registro demasiado elevado para el perfil sociocultural que se supone a los personajes: escápulas, crestas superciliares, poliestireno expandido, hendiduras intercostales. Con Leonie puedo llegar a creérmelo, pero es que la mayoría de las veces es Jojo quien usa esas expresiones y palabras tan alejadas de un registro coloquial. En todo caso es un problema menor sin demasiada importancia, que en absoluto estropea la experiencia tan extraordinaria que ha supuesto leer este libro.
Jesmyn Ward vuelve a situar la acción de una de sus novelas en el pueblo ficticio de Bois Sauvage, donde también transcurre la que hasta el momento era mi única experiencia con su obra: Quedan los huesos. Sin embargo hay una diferencia muy notable entre los dos textos: mientras que aquélla es una novela realista, en La canción de los vivos y los muertos es la componente fantástica la que da forma a la narración. Y es que algunos miembros de la familia de Jojo tiene una conexión con aspectos espirituales del mundo que abarcan no solo el plano humano, sino también el animal o la Tierra considerada como sistema global. Esto aportará unos elementos de misterio sobrenatural que permitirán conducir una trama adictiva y apasionante.
La acción se cuenta desde tres puntos de vista diferentes: Jojo, Leonie y en menor medida Richie. Cada voz y cada personaje están caracterizados con una precisión asombrosa. Asi, el resentimiento de Jojo hacia su madre se derrama por las páginas, al igual que el amor por su hermana y sus abuelos. Leonie es aparentemente una desalmada, incapaz de mostrar afecto por sus hijos a pesar de amarlos; la pésima relación con los padres de Michael, enturbiada más si cabe por la dramática muerte de su hermano mayor, en la que la familia de sus suegros se vió involucrada, la ha desquiciado. Y Richie se revelará como un pobre inocente que ha sido víctima de una violencia intolerable, de la cual el abuelo de Jojo no lo pudo proteger.
De fondo se muestra la abyección de la sociedad estadounidense por su racismo sistémico hacia los afroamericanos. Súmale la pobreza y marginalidad a que se les condena y el cóctel no puede ser más amargo. Y a pesar de ello, resulta emocionante comprobar la gran dignidad y bondad con que se comportan, cuando la existencia miserable a que son forzados debería ser suficiente para que se levantaran en armas e iniciaran una revolución cruenta. Muy cruenta, mucho. En definitiva, el libro es una auténtica maravilla. Es emocionante, adictivo, brutal, despiadado. El único fallo que le puedo poner, que no sé si achacar a Ward o a la traducción, es que se usan algunos términos con un registro demasiado elevado para el perfil sociocultural que se supone a los personajes: escápulas, crestas superciliares, poliestireno expandido, hendiduras intercostales. Con Leonie puedo llegar a creérmelo, pero es que la mayoría de las veces es Jojo quien usa esas expresiones y palabras tan alejadas de un registro coloquial. En todo caso es un problema menor sin demasiada importancia, que en absoluto estropea la experiencia tan extraordinaria que ha supuesto leer este libro.
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*Jesmyn Ward,
Fantástica,
Novela
13 dic 2021
Dulce compañía - Laura Restrepo
Hay rumores de que un ángel se ha aparecido en Galilea, uno de los barrios más pobres del extrarradio de Bogotá. Así que una reportera de la revista Somos va a cubrir la noticia. La periodista caerá en gracia a los humildes habitantes del poblado de chabolas, a quien apodarán Mona, con lo que la llevarán a conocer al supuesto mensajero de Dios. Ella quedará cautivada por su belleza, su fragilidad y la abrumadora sensación de paz que transmite. Pero un acontecimiento tan extraordinario puede suponer una gran oportunidad para que los vecinos del arrabal salgan de la miseria. Así pues, el arrebatador enamoramiento de Mona se desarrollará de manera muy descontrolada.
Dulce compañía es una novela un tanto trivial pero que funciona estupendamente como un divertimento bastante frívolo (al menos en apariencia). Se trata de una narración que aúna un montón de elementos de lo más dispar pero que Laura Restrepo sabe combinar muy hábilmente para entretener al lector. Tenemos componentes de misterio sobrenatural, un claro enfoque chick-lit y humorístico, y por último, una crítica a la pobreza y violencia que se vivía en Colombia a mediados de los 1990s. Por cierto que estos vituperios están muy bien disimulados entre disparates y escenas de lo más hilarante, pero no por ello dejan de ser implacables.
El libro tiene un formato de best-seller de manual: mucha acción, muchos diálgos, cliff-hangers al final de casi todos los capítulos. A pesar de esa portada tan infame, yo lo compré de segunda mano sin dudar un momento solo por la buenísima impresión que me llevé con Delirio. Ni que decir tiene, éste de hoy está bastante por detrás de aquél otro, sin embargo a su manera best-selleriana (se lee del tirón y apenas consume tiempo), y cuasi-intrascendente, también tiene su punto.
Dulce compañía es una novela un tanto trivial pero que funciona estupendamente como un divertimento bastante frívolo (al menos en apariencia). Se trata de una narración que aúna un montón de elementos de lo más dispar pero que Laura Restrepo sabe combinar muy hábilmente para entretener al lector. Tenemos componentes de misterio sobrenatural, un claro enfoque chick-lit y humorístico, y por último, una crítica a la pobreza y violencia que se vivía en Colombia a mediados de los 1990s. Por cierto que estos vituperios están muy bien disimulados entre disparates y escenas de lo más hilarante, pero no por ello dejan de ser implacables.
El libro tiene un formato de best-seller de manual: mucha acción, muchos diálgos, cliff-hangers al final de casi todos los capítulos. A pesar de esa portada tan infame, yo lo compré de segunda mano sin dudar un momento solo por la buenísima impresión que me llevé con Delirio. Ni que decir tiene, éste de hoy está bastante por detrás de aquél otro, sin embargo a su manera best-selleriana (se lee del tirón y apenas consume tiempo), y cuasi-intrascendente, también tiene su punto.
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_Colombia,
*Laura Restrepo,
Novela
10 dic 2021
Ni una sola lágrima por Schmeck y otros relatos - Heinrich Böll
Mientras leía esta edición de bolsillo con relatos cortos a cargo de Heinrich Böll tenía una inquietante sensación de familiaridad. Al principio la achaqué a que trataban los temas habituales de su producción: la II Guerra Mundial, conflictos religiosos y morales, la influencia del catolicismo en la sociedad, etc. Sin embargo a medida que fueron cayendo la sensación pasó a ser apabullante, así que tras descartar capacidades precognitivas y el déjà-vu (terrenos ambos demasiado resbaladizos como para otorgarles ninguna credibilidad), me tuve que rendir a la explicación más sencilla, que como bien indica la Navaja de Ockham, es la más probable: ya los había leído con anterioridad. Y como solo he leído un tomo de cuentos del Nobel alemán, debió ser sin duda en Algo va a suceder y otros relatos. Así que ni corto ni perezoso me fui a buscarlo y pude comprobar que once de los trece relatos que aparecen en este tomito están incluidos en el que leí hace ahora tres años. La pequeñas diferencias en casi todos los títulos, que incluyo entre paréntesis, solo apuntan a una traducción diferente. Por lo demás y porque no tiene mucho sentido reinventar la rueda, os remito a la reseña de aquél si tenéis interés en saber a qué nos atenemos con estos cuentos.
- En el valle donde retumban los cascos
- En su jardín había un melocotonero ('El melocotonero en el jardín')
- La estación de Zimpren
- Ni una sola lágrima por Schmeck (Idem)
- Al estallar la guerra ('Cuando estalló la guerra')
- Al terminar la guerra ('Cuando terminó la guerra')
- Anécdota para disminuir el espíritu de trabajo ('Anécdota acerca del descenso de la moral de trabajo')
- Lejos de la tropa ('Alejamiento de la tropa')
- Por qué escribo prosa breve como Jacob Maria Hermes y Heinrich Knecht ('Por qué escribo prosa corta como Jacob Maria Hermes y Heinrich Knecht')
- La iglesia del pueblo ('La iglesia en el pueblo')
- Llegó transportando cerveza ('Llegó como repartidor de cerveza')
- Cambios en Staech (Idem)
- Epílogo de «El verano tardío» de Stifter ('Epílogo del veranillo del fundador')
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_Alemania,
*Heinrich Böll,
Relatos cortos
7 dic 2021
Ampliación del campo de batalla - Michel Houellebecq
Mi primer encuentro con Michel Houellebecq se produjo a través de La posibilidad de una isla, allá por 2005. Mi conexión con su prosa y especialmente, con el ideario crítico y pesimista que transmiten sus novelas fue total. Un flechazo implacable. Así que a partir de ahí, leí el resto de novelas que había publicado hasta el momento: Las partículas elementales, Lanzarote, Plataforma y la última fue Ampliación del campo de batalla. Quizás llegué un poco agotado a esta última, y aunque me gustó, no la encontré tan avasalladora, arrebatadora y desbordante como las demás. En su momento pensé que al tratarse de su primera novela era comprensible que hubiera estado más comedido. Así pues, me había propuesto volver a leerla para comprobar si estabamos ante un producto netamente houellebecquiano o bien, una tímida avanzadilla que lo que llegaría a convertirse. ¿Y a qué nos enfrentamos exactamente? Lo resumo con la inestimable ayuda de la sinopsis editorial:
A pesar de su formato novelístico, hay que reconocer que el trasfondo filosófico del texto le otorga cierto tono ensayístico. Esto provoca que la narración sea en su mayor parte descriptiva y explicativa. La trama en realidad no es más que una excusa que permite al autor francés redactar un examen de la sociedad y el devastador resultado que tiene en el ser humano. Vamos que no hay espacio ni necesidad de usar la imaginación a no ser para tratar de figurarse los rostros grises y avinagrados de los personajes. Visto así entiendo que no guste a todo el mundo, sobre todo cuando somos conscientes de que su intención es quitarnos la venda que nos cubre los ojos para revelarnos lo abyecto del consumismo, el capitalismo, las grandes corporaciones o los constructos culturales en los que se basa nuestro mundo: el amor, la vida en pareja, la familia.
Como bien apunta el resumen editorial, en el libro asistimos a una batalla en la que los perdedores del mundo occidental se levantan en armas y se revelan contra los perversos mecanismos que los anulan, llámense pobreza, fealdad o fracaso. Como en toda guerra, habrá muchas víctimas y Houellebecq se ceba en las mujeres haciendo gala de una misoginia brutal. Algo que si seguimos sus razonamientos es completamente injusto, pues todos, hombres y mujeres, estamos igual de abandonados. Aquí tenemos un motivo para la controversia, uno de tantos que ha ido acompañándole en su carrera literaria. En mi opinión se trata del punto que destaca más en su contra, ya que ninguna de sus invectivas contra el sistema necesita de esos vitriólicos ataques a las mujeres. Al margen de este aspecto en particular, la novela me ha resultado muy estimulante. También deprimente, pero en un estado de ánimo controlado y estable tendrá un enfecto enriquedecer más que perjudicial. De hecho, yo haría una cita con el libro en su totalidad.
«Esta novela [...] está protagonizada por un antihéroe que ha dejado de luchar, un ingeniero informático de 30 años, hastiado de su trabajo y aburrido de sus congéneres, que desprecia el sexo, lleva dos años de castidad, y describe sin pelos en la lengua el campo de batalla de la actual sociedad neoliberal con sus perdedores en los ámbitos económico y sexual.»Una vez releída con plena atención y sin saturación previa el diagnóstico no puede ser más inequívoco: estamos ante un debut impecable. Apenas 175 páginas bastan para recoger un demoledor análisis de la sociedad de finales del siglo XX, la mayoría de cuyas críticas siguen teniendo validez en las dos décadas que llevamos del siglo XXI. La experiencia de Houellebecq en la consultoría de las Tecnologías de la Información se vuelca en la narración no solo para mostrar la gran patraña del progreso a través de la Informática y demás zarandajas tecnológicas, sino para reflejar el gran hastío que provoca en el ser humano una vida dedicada al trabajo en la que no queda espacio para el afecto y el amor. Nuestro protagonista ha dejado de engañarse y nos expone las miserias que la sociedad moderna industrializada e informatizada trae de la mano. Soledad, falta de comunicación, aislamiento. Un profundo egoismo conduce a la incapacidad para relacionarnos los unos con los otros, lo que en definitiva conduce a la desesperación. El ingeniero informático del libro vive porque no sabe hacer otra cosa, no porque crea que merece la pena vivir. Y cuando es espectador de los patéticos intentos de llevar una vida normal que contempla en sus congéneres, su desánimo se agrava ante la inutilidad de esos actos. En definitiva, lo que viene siendo un pesimista filosófico de manual.
A pesar de su formato novelístico, hay que reconocer que el trasfondo filosófico del texto le otorga cierto tono ensayístico. Esto provoca que la narración sea en su mayor parte descriptiva y explicativa. La trama en realidad no es más que una excusa que permite al autor francés redactar un examen de la sociedad y el devastador resultado que tiene en el ser humano. Vamos que no hay espacio ni necesidad de usar la imaginación a no ser para tratar de figurarse los rostros grises y avinagrados de los personajes. Visto así entiendo que no guste a todo el mundo, sobre todo cuando somos conscientes de que su intención es quitarnos la venda que nos cubre los ojos para revelarnos lo abyecto del consumismo, el capitalismo, las grandes corporaciones o los constructos culturales en los que se basa nuestro mundo: el amor, la vida en pareja, la familia.
Como bien apunta el resumen editorial, en el libro asistimos a una batalla en la que los perdedores del mundo occidental se levantan en armas y se revelan contra los perversos mecanismos que los anulan, llámense pobreza, fealdad o fracaso. Como en toda guerra, habrá muchas víctimas y Houellebecq se ceba en las mujeres haciendo gala de una misoginia brutal. Algo que si seguimos sus razonamientos es completamente injusto, pues todos, hombres y mujeres, estamos igual de abandonados. Aquí tenemos un motivo para la controversia, uno de tantos que ha ido acompañándole en su carrera literaria. En mi opinión se trata del punto que destaca más en su contra, ya que ninguna de sus invectivas contra el sistema necesita de esos vitriólicos ataques a las mujeres. Al margen de este aspecto en particular, la novela me ha resultado muy estimulante. También deprimente, pero en un estado de ánimo controlado y estable tendrá un enfecto enriquedecer más que perjudicial. De hecho, yo haría una cita con el libro en su totalidad.
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_Francia,
*Michel Houellebecq,
Novela,
Relectura
5 dic 2021
Las Décadas Púrpura - Tom Wolfe
Ya es oficial: no soporto a Tom Wolfe. No soporto sus artículos enmarcados en el «nuevo periodismo». No soporto ni su estilo insufrible de aires épicos y gloriosos, ni sus temas típicamente estadounidenses donde se ensalza al capitalismo sin la menor intención crítica. Su papel de bufón de la clase alta, contra la que lanza su sarcasmo pero
a la cual es más que evidente que admira, me resulta patético. Ese rollo "me empapo de los asuntos a investigar en primera persona para transmitiros las sensaciones y sentimientos que provocan de manera fidedigna" me parece un peñazo y lo que es a mí, no me aporta nada, pero nada de interés, básicamente porque lo que experimente Wolfe en su persona no tienen por qué coincidir con lo que experimente yo en la mía.
Las Décadas Púrpura recoge un total de 21 artículos que escribió en las décadas de los 1960s y 1970s. Lo he dejado en el segundo texto, "El último héroe americano". Se trata de un relato pesadísimo sobre una carrera de coches donde no solo no he visto nada que me interese lo más mínimo, sino que Wolfe se masturba sin descanso con su prosa pseudoheróica para no narrar más que bobada tras bobada. Pamplinas sobre el "ambiente" del circuito, pamplinas acerca de los "muchachos y muchachas" que han acudido a ver las competiciones, más pamplinas de las barbacoas de los espectadores y un tal Junior Johnson que es ese piloto a quien se refiere el título y que nos presenta como un semidiós salido de los arrabales pero que personifica la esencia de una subcultura que vive al margen del establishment cultural bla, bla, bla. Poco más de cincuenta páginas han bastado para aceptar que no es lo que ando buscando en un libro.
En mi descargo diré que me costó solo dos euros y que mis intenciones eran las mejores. No pongo en duda que estos artículos sean de interés para analizar fenómenos socioculturales de los 60s y 70s del siglo XX (fenómenos socioculturales estadounidenses, claro). De hecho supongo que por eso lo compré, a pesar de que tanto La banda de la Casa de la Bomba y otras Crónicas de la Era Pop como La palabra pintada & ¿Quién teme al Bauhaus feroz? dejan entrever sin el menor atisbo de duda el enfoque caduco, arrogante y condescendiente de Wolfe. ¿Pero qué puedo decir? Han pasado tres años desde la última vez que leí uno de sus ensayos, y en este tiempo me he dado cuenta de que no merece la pena perder ni un minuto leyendo libros que no te gustan. Le he dado margen de sobra a éste y no he sacado nada bueno. Así que punto final para Tom Wolfe en Das Bücherregal.
Las Décadas Púrpura recoge un total de 21 artículos que escribió en las décadas de los 1960s y 1970s. Lo he dejado en el segundo texto, "El último héroe americano". Se trata de un relato pesadísimo sobre una carrera de coches donde no solo no he visto nada que me interese lo más mínimo, sino que Wolfe se masturba sin descanso con su prosa pseudoheróica para no narrar más que bobada tras bobada. Pamplinas sobre el "ambiente" del circuito, pamplinas acerca de los "muchachos y muchachas" que han acudido a ver las competiciones, más pamplinas de las barbacoas de los espectadores y un tal Junior Johnson que es ese piloto a quien se refiere el título y que nos presenta como un semidiós salido de los arrabales pero que personifica la esencia de una subcultura que vive al margen del establishment cultural bla, bla, bla. Poco más de cincuenta páginas han bastado para aceptar que no es lo que ando buscando en un libro.
En mi descargo diré que me costó solo dos euros y que mis intenciones eran las mejores. No pongo en duda que estos artículos sean de interés para analizar fenómenos socioculturales de los 60s y 70s del siglo XX (fenómenos socioculturales estadounidenses, claro). De hecho supongo que por eso lo compré, a pesar de que tanto La banda de la Casa de la Bomba y otras Crónicas de la Era Pop como La palabra pintada & ¿Quién teme al Bauhaus feroz? dejan entrever sin el menor atisbo de duda el enfoque caduco, arrogante y condescendiente de Wolfe. ¿Pero qué puedo decir? Han pasado tres años desde la última vez que leí uno de sus ensayos, y en este tiempo me he dado cuenta de que no merece la pena perder ni un minuto leyendo libros que no te gustan. Le he dado margen de sobra a éste y no he sacado nada bueno. Así que punto final para Tom Wolfe en Das Bücherregal.
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*Tom Wolfe,
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Ensayo,
Ilustrado
2 dic 2021
Premio UPC 2004. Novela corta de ciencia ficción
El reciente fallecimiento de Miquel Barceló ha sido el acicate que necesitaba para leer este volúmen con los Premios UPC de novela corta de ciencia ficción, del cual fue uno de los impulsores. El tomo correspondiente a la convocatoria de 2004 contiene las siguientes cuatro novelas cortas:
- Primer premio: "Robo de identidad", de Robert J. Sawyer (Canadá). Historia de detectives y cuerpos sintéticos que almacenan mentes humanas en una pequeña cuidad de un Marte colonizado por terrestres. De por medio hay una elusiva veta de fósiles marcianos que desaparecida después de que sus descubridores fallecieran en un accidente, parece haber sido detectada de nuevo, lo cual proporcionará grandes ingresos a quien pueda explotarla.
- Mención especial (ex aequo): "Siccus", de Miguel Hoyuelos (Argentina). En esta historia de corte filosófico, la venta de una inteligencia artificial dotada de conciencia de sí misma como si fuera otro videojuego más se vuelve en contra de la empresa que la comercializa, y por ende, un serio peligro para el resto de la humanidad.
- Mención especial (ex aequo): "Las lunas invisibles", de Manuel Santos (España). Una especie inteligente que habita Marte se vuelve, sin saberlo, en la única posibilidad de supervivencia para los pocos seres humanos que siguen habitando en la Tierra tras una glación súbita resultado de una lluvia de polvo cósmico.
- Mención especial UPC: "El ocio de los sanos", de Santiago Egido (España). Los virus modificados genéticamente se han vuelto la última moda entre los jóvenes por su capacidad de alterar los cuerpos de forma temporal.
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