Desde niño, Marcello Clerici se ha sentido irresistiblemente atraído por la violencia. Tras unas tímidas experiencias destrozando el jardín familiar y matando animales (lagartijas primero y un gato poco despúes), es consciente de que sus inclinaciones lo sitúan fuera de la normalidad. Decide por tanto reprimirlas y buscar desesperadamente pertenecer al grupo y no significarse, haciendo todo lo que la sociedad espera de él. Pero siendo ya adulto y desempeñando sus labores de funcionario del régimen fascista de Mussolini, se verá enfrentado a otras formas de lo no convencional que sin ser como la suya, le harán cuestionarse todas las decisiones que ha tomado y que le han llevado a ser quién es.
El conformista es una novela de marcado corte filosófico y ensayístico. A través de su protagonista Alberto Moravia plasma las contradicciones del hombre moderno, que por un lado es integrante de una sociedad pero por otro también tiene sus propios intereses como individuo. El autor italiano fuerza el conflicto entre los dos aspectos al elegir un individuo que se encuentra totalmente fuera de la norma. Marcello no solo muestra rasgos psicopáticos sino que además, procede de una familia disfuncional: la diferencia de edad entre sus progenitores provoca constantes peleas en el matrimonio, el padre tiene algún trastorno mental y termina ingresando en un manicomio, la madre es frívola y desafecta. Además, de niño sufre acoso de sus compañeros de escuela por su aspecto débil, delicado y femenino. Incluso acaba siendo víctima de un pederasta, episodio que será el detonante de su obcecación por la normalidad. Podría parecer que Moravia fuerza la máquina con este planteamiento, pero no es así para nada. La naturalidad con que se desarrolla la trama le permite ir haciéndonos ver que esa insistencia en ser normal se sale completamente de los parámetros que la realidad muestra a poco que rasques la superficie. Es impresionante advertir cómo Clerici se va enfrentando a situaciones y personas cada vez más al margen de su tan ansiada normalidad a medida que pasan las páginas.
La prosa de Moravia acerca el registro de la novela al de un ensayo. Abundan los párrafos de gran extensión donde el escritor italiano desarrolla sus ideas con la profundidad y precisión propias de ese tipo de texto. Sin embargo al hacerlos girar en torno al caso particular de Marcello, resultan mucho más ligeros que en una obra puramente ensayística, que probablemente nos harían adentrarnos en los eriales de abstracción tan habituales en ellas. En definitiva mi toma de contacto con la obra de Moravia no podría haber sido mejor. No obstante me ha parecido que el final no está a la altura del resto, y además tiene un tufo moralizante que nunca hubiera esperado. Sin embargo no empaña la buenísima impresión que me ha causado libro. Además tengo un tomo doble de RBA que incluye también La campesina, así que este autor volverá a este blog pronto.
Adiós, gracias y hasta pronto (I)
Hace 5 horas
2 comentarios:
"El conformista" es una estupenda novela. También "La campesina", ya verás. Ambas historias reflexionan en torno a ideas propias de un ensayo sin renunciar al registro narrativo. De la primera no recuerdo el final, pero sí algunas imágenes memorables (una avenida de plátanos, un muro de ladrillo, el padre del protagonista...). El de la segunda sí lo recuerdo; hay un amago moralizante en él, pero curiosamente, esa pureza hace más doloroso el contraste con la inhumanidad global.
@Oriol: Pues es una pena que el libro termine así después de dotar a todo el texto de un mensaje clararamente anti-convenciones sociales. Lo que es en esta novela, el final no encaja en absoluto y está metido con calzador. Más apreciaciones sobre Moravia cuando dé cuenta de 'La campesina'. Gracias por pasarte por aquí.
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