Estamos ante una de esas novelas de ciencia-ficción que parte de un planteamiento muy poderoso, pero cuya ejecución no está a la altura del mismo. La idea sobre la que se articula Barbagris es la de una sociedad que envejece y se aboca a la extinción porque el ser humano ya no puede reproducirse. El protagonista es Algernon Timberlane, más conocido con el apodo que titula la obra, y que a finales de los 2020s, con algo más de cincuenta años, es uno de los hombres más jóvenes que quedan en la Tierra. La historia se compone simplemente como un proceso de aceptación de este destino tan traumático. Para reforzar esta sensación, la narración se adereza con alguna que otra reflexión sobre el caríz dramático que ha tomado la historia de la humanidad y la redención que suponen los niños. La asimilación de la suerte de la especie se llevará a cabo durante el viaje que Algy y sus acompañantes emprenderán rumbo a la costa a lo largo de la cuenca del Támesis.
A pesar de la carencia de un verdadero conflicto y que el trasfondo de la obra se limita a una serie de pruebas psicológicas con alguna que otra aventura intrascendente (en ese sentido me ha recordado a Invernáculo), hay aspectos en la novela que no están mal. En primer lugar Brian W. Aldiss hace una estupenda labor de ambientación post-apocalíptica. Guerras, atomización de la sociedad, vuelta a ciudades-estado regidas por dictaduras, retorno a grupos tribales establecidos en pequeños núcleos rurales. Y la naturaleza que se apodera de todo una vez paralizada la actividad industrial y concluído el dominio del hombre. La exposición de las terribles condiciones de vida a que se ven sometidos cuando se pierden las comodidades de la civilización también ayudan a ponernos en situación: hambre, frío, enfermedades. Sin duda esta es la parte más destacable en mi opinión. El autor británico hace también muy buen trabajo a nivel técnico, alternando el desarrollo principal a finales de los 2020s con flashbacks en que nos va revelando cómo ha sido la vida de Barbagris desde que se produjo aquel terrible acontecimiento. Por cierto que desde un punto de vista hard/científico, el desastre nuclear está bastante bien trabajado y al tratarse de un libro escrito a principios de los 1960s, permite que nos hagamos una idea del nivel de paranoia que conllevó la Guerra Fría. Sin embargo y por no dar una idea equivocada, no esperéis un Children of men (Alfonso Cuarón, 2006), sino algo mucho más aburrido.
Envía un libro a una reclusa.
Hace 5 horas
2 comentarios:
Bueno, imagino que continuaré mi camino con Aldiss con otra de sus novelas que tienes reseñadas aquí.
@Lucas Despadas: Yo más que novelas iría de cabeza a por los libros de relatos La estrella imposible y Los superjuguetes duran todo el verano. En ese orden además; no es que el segundo sea peor, sino que el primero es pura New wave y los cuentos tienen ese aire fatalista, catastrofista e inquietante que tanto me gusta.
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