Es verano y el insomnio no deja dormir a Charles Baxter, así que aprovechando la agradable temperatura nocturna sale a despejarse un rato dando una vuelta por la cuidad. En un parque coinicide con un vecino suyo, Bradley W. Smith, dueño de una cafetería que a veces frecuenta, que está paseando a su perro. Se ponen a charlar de esto y aquello y cuando comentan el nuevo libro que Baxter está escribiendo, su vecino insiste en que sería muy buena idea dar voz a varias personas para que cuenten su relaciones amorosas. Para ello, él mismo comienza por contarle cómo su primera mujer, Kathryn, le dejó por una jugadora de volley. Luego es ella quien expone su versión de lo ocurrido. También conoceremos a Chloé y Oscar, los dos jóvenes empleados de Bradley que están locamente enamorados, como sólo se puede estar cuando te ocurre por primera vez y ademas apenas tienes 20 años. Más tarde vendrán Harry y Esther Gingsberg, los vecinos de Bradley, ya rozando los sesenta años y con un hijo conflictivo que tiene serios problemas psicológicos y les está amargando la vida; y también Diana, su segunda esposa, y el amante de ésta, David..
El festín del amor es una preciosa novela que trata el manoseado y sempiterno tema de la esencia del amor, aunque por suerte para cualquier persona con cierta capacidad crítica, no hace concesiones a la idealización, sino que lo enfoca desde una perspectiva muy realista que muestra sus maravillas, sus contradicciones y sus miserias. Los capítulos se suceden cambiando los protagonistas, quienes van exponiendo uno tras otro -a modo de relatos cortos-, sus experiencias únicas y personales con sus parejas. Estas dos características que aparecen en cursiva son en mi opinión lo más destacado del texto, pues aunque los hechos sean los mismos, cada uno de nosotros construimos nuestra propia versión de la realidad en base a aspectos tan difíciles de conciliar con los demás como son nuestro bagaje personal y emocional o nuestros intereses. Y es que esta idea de la construcción de la realidad por cada individuo, que evidentemente no está restringida a las relaciones personales, sino a toda nuestra experiencia de la existencia, me resulta muy acertada. Pero al margen lo que yo pueda pensar sobre la idoneidad de la misma para explicar el universo humano, Charles Baxter logra plasmarla con mucho estilo y gran habilidad, consiguiendo así escribir una de las novelas sobre el amor más coherentes, adictivas y agridulces que recuerdo haber leído. De esta manera comprobamos que los instantes que uno de los miembros de una pareja considera sublimes de la vida en común, han quedado totalmente olvidados por el otro, por quien pasaron sin pena ni gloria. O bien las causas de una ruptura se demuestran totalmente diferentes cuando preguntas a cada uno por separado. Y como esto lo he vivido en mis propias carnes, me resulta reconfortante y tranquilizador comprobar que no soy el único que se ha percatado.
Resumiendo, una auténtica gozada, de lectura sencilla y agradable, pero para nada intrascendente. Como parece que últimamente estoy muy cinéfilo también, no me voy a quedar con las ganas de añadir que hay una adaptación homónima de 2007 para la gran pantalla protagonizada por Morgan Freeman. Por la breve consulta que he hecho a la IMDb, tengo serias dudas acerca de su fidelidad a la fuente original. Tenéis más reseñas en Desde la ciudad sin cines y Recomendaciones (o no) de Mt.
La chica de Kyushu - Seicho Matsumoto
Hace 6 horas
5 comentarios:
Pues me lo apunto.
@Palimp: Conociendo tu impresionante capacidad lectora, no tengo la menor duda de que habrás dado cuenta de él en dos/tres meses
;)
Bueno, tengo una lista muy larga. Ahora mismo pendientes de lectura unos 700 libros :)
@Palimp: Entonces creo que tardarás un poco más, pero lo terminarás leyendo, ¡eso fijo!
Ya lo he metido en el circuito, caerá más temprano que tarde.
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