La acción de El Jarama transcurre en un caluroso domingo de verano, en algún punto de ese río cerca de San Fernando de Henares, a rebosar de gente debido a las altas temperaturas. La trama nos acerca por un lado a un grupo de jóvenes madrileños que ha ido allí a pasar la jornada y a darse unos baños un sus aguas, y por otro a los habituales de una fonda en las proximidades del mismo, punto de encuentro de la pandilla desde unos años atrás. A medida que conocemos a unos y otros iremos comprobando las condiciones en que se vivía en España a mediados de los 1950s. Y sean de procedencia urbana o rural, cada grupo irá desgranando las dificultades de sus modestas vidas, monopolizadas por trabajos humildes y mal pagados y encorsetadas por una moral católica reaccionaria que apenas deja margen de maniobra para la expresión de sus intereses e individualidades.
Esta novela me ha conquistado por agotamiento. A decir verdad me he pasado unos dos tercios de la misma reputeando de su marcado trasfondo de realismo social (más bien diríamos neorrealismo por las fechas en que fue escrita), del drama de la clase trabajadora, de la miseria y la marginación de la vida en la España de los 1950s. Sin embargo, como está muy bien escrita, con unos diálogos ágiles y unas reflexiones muy acertadas que proceden de la sabiduría del pueblo llano, no me ha supuesto ningún esfuerzo continuar la lectura. En mi rechazo inicial también ha influído que Rafael Sánchez Ferlosio opta un un registro lleno de vulgarismos en un intento de reflejar la extracción socioeconómica de los personajes. El uso del infinitivo como imperativo (incluso en la forma negativa, algo que yo he visto muy pocas veces), el típico laísmo madrileño, el mucho menos frecuente loísmo... No digo que sea un mal método para lograr transmitir los orígenes humildes de los personajes, pero aun así me resulta condescendiente y me cuesta asimilarlo.
En todo caso llegado cierto instante las barreras de negación y obstinación que había levantado inconscientemente fallaron y algo en mi hizo click. Simplemente acepté que esa resistencia inicial se debía a lo cercana que me estaba resultado la narración. Las frustraciones y las penalidades que se narran podrían perfectamente haber sido las de mis padres, las de mis tíos, las de toda la generación de jóvenes de los años cincuenta que tuvo que sufrir la dictadura franquista y las penurias de un país emprobrecido como resultado de la Guerra Civil. Incluso visualizaba todos los escenarios y personajes en base a los recuerdos que tengo de las viejas fotos de mis padres, que en aquellos años tenían la misma edad del grupo de jóvenes.
Una vez aceptada la realidad de las cosas, casi me derrumbé producto de las emociones contenidas, con la pena a la cabeza. Aunque bueno también hay que decir que el tercio final de la novela es el más dramático, cuando se aproxima el final de la diversión del día de ocio y la vuelta a la rutina es inevitable. La desesperación hace entonces mella en todos, una sensación que salvando la distancia, los años y la intensidad, se sigue repitiendo todavía y sin duda será conocida por quienes leéis estas líneas. En fin, ha sido una lástima no haber podido disfrutar de la historia desde el principio, pero bien está lo que bien acaba.
Adiós, gracias y hasta pronto (I)
Hace 2 horas
4 comentarios:
En La Esquina también le dedicaré una reseña dentro de poco, pero ni de lejos será tan sincera y emotiva como esta. Enhorabuena, va a mi top de entradas de Das Bücherregal.
@Lucas Despadas: Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado. Tengo comprobado que esos rechazos viscerales, que objetivamente no puedo justificar, se deben a que la lectura está siendo muy dolorosa por ser demasiado cercana a mi experiencia personal. Al menos con esta novela he podido detectarlo y sacar provecho.
Tengo el libro esperando su ocasión. Lo recordé cuando J. Cercas dice algo de Ferlosio y del libro en 'Soldados...'.
Como tú, yendo al 'realismo español', después de leer 'Cinco horas con Mario' y a pesar de los miles de km. que nos separan, no puedo dejar de escuchar en boca de mis tíos y abuelos los mismos argumentos de la protagonista.
Buena reseña, que se agradece.
Saludos
@Marcelo Zuccotti: Sí, por desgracia esas experiencias son comunes a un par de generaciones de españoles. Me alegro de que hayas disfrutado la reseña, gracias por pasarte y comentar.
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