La vida de Arvin Eugene Russell no es muy fácil que digamos. Nacido a finales de los 1940s, con tal solo diez años pierde a su madre tras una larga y dolorosa agonía causada por un cáncer. Unas horas después del entierro su padre se suicida. Los servicios sociales le trasladan desde Knockemstiff, Ohio, donde vivía, a Coal Creek, Virginia Occidental, para que su abuela materna y el hermano de ésta se hagan cargo de él. Allí pasará los siguientes diez años aproximadamente, rodeado de rednecks borrachos y agresivos, beatos incultos, reverendos abusadores de menores y también tres o cuatro buenas personas que le quieren y que son el centro de su vida. Lamentablemente, una serie de acontecimientos dramáticos harán que tenga que huir y como no se le ocurren demasiados sitios a los que ir, se volverá a Ohio para ver una vez más, quizás la última, la casa donde se crió.
Complicado hacer un resumen más extenso del argumento de El diablo a todas horas sin desvelar la información clave que permite disfrutar de esta perversa novela. Donald Ray Pollock ha compuesto una impresionante novela de género, con componentes de thriller, novela negra y terror. Sin embargo también se puede interpretar como una Bildungsroman que hará que Arvin se enfrente a lo más podrido y repugnante del ser humano en su camino a la edad adulta. No saldrá indemne desde luego, pero intentará aplicar su personal y desalmado concepto de justicia siempre que esté en su mano.
Pollock ha escrito una devastadora historia plagada de subtramas crueles y despiadadas. Como ya me pasó con el libro de relatos Knockemstiff, mi mente quiere pensar que tanto nivel de degradación en el ser humano no es concebible. Pero no es así, ¡desde luego que lo es! Asesinos en serie, sheriffs corruptos, predicadores paletos desconectados de la realidad y con línea directa con Dios. Hay ejemplos de sobra en las noticias, en las hemerotecas, en los documentales de TV. Lo que pasa es que resulta bastante insoportable psicológicamente enfrentarse a ello. La violencia y la degeneración, provocadas por un círculo vicioso de pobreza, abandono y marginalidad del cual los personajes no pueden salir, dejan un rastro que inunda todas la páginas. Y aunque no podamos evitar el gesto de repugnancia y horror durante la lectura, tampoco conseguiremos despegarnos del libro una vez comenzado. Una trama perfectamente hilvanda, un lenguaje accesible y una acción que se desarrolla a ritmo adecuado son los elementos imprescindibles para lograrlo. Sé que suena muy a best-seller, quizás comparta la estrutura, no lo voy a negar, pero tanta bajeza moral creo que compensa. En mi opinión, una auténtica maravilla que fue reseñada prácticamente por toda la blogosfera en el momento de su publicación en 2013. Por dejar algunas os sugiero Fantasymundo, Vagando por Urano y El lamento de Portnoy. En éste último no sale excesivamente bien parada y aunque sigo pensando lo mismo, tengo que admitir que no le falta razón en sus argumemtos.
La chica de Kyushu - Seicho Matsumoto
Hace 6 horas
1 comentarios:
Muchas gracias por la mención a Vagando por Urano. Así he podido descubrir este magnífico blog. Te sigo.
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