10 ene 2022

La mitad evanescente - Brit Bennett

A finales de los 1950s y con poco más de dieciséis años, las gemelas Desirée y Stella Vignes se marcharon de Mallard sin avisar a nadie. De este pueblín de Luisiana se fueron a Nueva Orleans, donde empezaron juntas a vivir una nueva vida. Stella se cansó pronto de empleos de baja cualificación, que eran los únicos a que por aquel entonces podían aspirar las mujeres negras. Aunque ellas en realidad no lo parecen. Todos los habitantes de Mallard han ido blanqueando su piel a base de casarse siempre con hombres y mujeres negros de piel cada vez más clara. Tanto es así, que las gemelas podrían pasar por mujeres blancas por el tono de su piel, los ojos castaños y el pelo ondulado. Así que Stella decide presentarse a un puesto de secretaria sin mencionar sus orígenes raciales. Cuando consigue el trabajo, se da cuenta de las increíbles ventajas que tiene ser blanco en los Estados Unidos, así que mantendrá ese engaño en secreto incluso para su hermana. El día en que se le presenta una oportunidad única, decide aprovecharla aunque deba abandonar a su hermana de la noche a la mañana. De esta manera se convertirá definitivamente en esa mujer blanca que finge ser, olvidándose de su procedencia y su familia para siempre. Cuando conocemos a Desirée a finales de los 1960s, acaba de volver a Mallard para instalarse con su madre huyendo de un marido maltratador. No viene sola, la acompaña su única hija, de piel tan oscura que parece azulada.

La mitad evanescente es una novela muy entretenida y absorbente que además lanza una crítica directa al racismo endémico de los EE.UU. En un giro que puede parecer retorcido pero que es real, expone además cómo esta forma de discriminación puede llegar a trasladar los prejuicios raciales a los propios afectados, de manera que se establezcan nuevas discriminaciones entre ellos mismos en base a la tonalidad más o menos clara de su piel. Por desgracia esto no es exclusivo de América del norte, podemos encontrar más ejemplos de esta discriminación intrarracial en muchos países del Caribe, donde ser más trigueño o más preto te otorga un mejor o peor estatus percibido dentro de tu propio grupo étnico. En realidad el problema va más allá de la raza y radica en tomar al eurocentrismo como modelo de referencia universal, ya que no es solo una cuestión del color de la piel o los rasgos faciales, sino de una forma de vida que inconscientemente (o no tanto), se impone a todo el mundo.

Brit Bennett ha escrito una novela muy fácil de leer que se devora sin pausa. La acción se desarrolla en tres líneas temporales diferentes (1968, 1978, y varios momentos en los años 1980s), en cada una de las cuales el narrador en tercera persona enfoca a un personaje concreto, ya sean las gemelas o sus respectivas hijas. Esto va creando un entramado muy atractivo que poco a poco nos proporciona la imagen global de la historia. Tiene además un guiño a la comunidad LGTBQ+ de gran peso en la trama, pero extrañamente ahí no se perciben elementos discriminatorios, lo que en mi opinión le resta mucha credibilidad. De hecho aunque me lo he pasado muy bien leyéndola, la sensación que me queda es que la novela es entretenida pero le falta pegada. La acción no podría estar mejor planteada, ambientada y ejecutada, pero por otro lado, más allá de los más que evidentes y necesarios enjuiciamientos al racismo, el conflicto que mueve la trama tiene unos efectos muy tibios en los personajes. Creo que el abandono y desaparición de una hermana o una hija debería provocar mucho dolor en sus familiares. Al igual que construir una vida sobre una mentira de tales proporciones debería causar mucho miedo y angustia. Sin embargo, Bennett solo consigue transmitir estas sensaciones en unas pocas ocasiones (los dedos de una mano sobran para contarlas). Puede ser que no sepa cómo hacerlo, pero me inclino más a pensar que no quiere molestar. Al fin y al cabo una novela escrita en un tono amable será accesible a un público más amplio. Resumiendo, un libro agradable y ameno pero sin demasiado empuje.

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