No entiendo por qué he dejado pasar tanto tiempo antes de leer a Emil Cioran. Lo tengo pendiente desde octubre de 2020, pues por su adscripción al pesimismo filosófico Thomas Ligotti lo mencionaba en La conspiración contra la especie humana, un ensayo que resultó sumamente revelador para mí. Una vez terminado En las cimas de la desesperación, no puedo estar más arrepentido por no haberme decidido antes a conocer su obra. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, aunque parezca un poco contradictorio aplicar este dicho a una obra del escritor rumano.
El libro se compone de un total de 72 capítulos (salvo error por mi parte al contarlos), cuyos títulos resumen a modo de epígrafe las reflexiones que Cioran vierte en ellos. De encabezamientos como 'No poder vivir ya', 'Medida del sufrimiento', 'Sobre la muerte' o 'La insatisfacción total' se puede sacar una idea muy clara de los temas que trata. Por lo general no hay una justificación de su manera de pensar, que se vuelca como aforismos que expresan verdades incuestionables. Frases como dardos que exponen el sinsentido de la existencia, el miedo cerval y atávico que el ser humano tiene a la muerte, así como su capacidad para ignorar que forma parte indisoluble de la vida.
Ni que decir tiene, por más deprimentes y desesperados que resulten sus pensamientos, han tenido un efecto balsámico sobre mí. Y es que no hay como reconocer las ideas propias en un autor consagrado, por muy agoreras y amargas que resulten al público en general. A destacar sin duda sus invectivas en contra del trabajo, que cobran hoy día más relevancia que nunca pero que evidentemente nunca veremos compiladas entre las frases inspiracionales que los gurús de crecimiento personal tan queridos por las grandes corporaciones incluyen en sus presentaciones. También el vínculo tan indisoluble que existe entre el pesimismo filosófico y los conceptos de caos, infinito, cosmos, eternidad o vacío. Podria empezar a incluir cita tras cita hasta copiar el libro entero, como me pasó con Ampliación del campo de batalla de Michel Houellebecq, quien sin duda ha tenido que leer a Cioran hasta el agotamiento. Sin embargo creo que resultará mucho más provechoso que lo leáis vosotros mismos. Y cuanto antes, sin tardar año y pico como me ha pasado a mí.
Tomo nota, me llama desde hace tiempo, gracias por la reseña
ResponderEliminar@Aurelio Espero que te guste, yo desde luego estoy decidido a seguir leyendo su obra. Gracia por pasarte y comentar.
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