Debido a la violencia que experimentó Finlandia en el periodo 1820-1880, provocado por una gran masa de hombres jóvenes ociosos y con mucho alcohol a su disposición, el gobierno del país fomentó legalmente que las mujeres empezaran a considerarse un instrumento a disposición del varón. Su papel de esposa y madre se potenció para cubrir las necesidades masculinas de poder, satisfacción de impulsos sexuales y procreación. Así que poco a poco y de manera sutil, las multas, las condenas y el ostracismo que padecían aquellas que se negaban a pasar por el aro, consiguieron que las mujeres se fueran transformando en individuos simples y anodinos cuyo único interés pasó a ser seducir al hombre y contraer matrimonio. En la década de los 1930s, las teorías eugenésicas de pioneros como Francis Galton no fueron sino un acicate para que este estado empezara a dar forma a lo que se conoce actualmente como Eusistocracia, un modelo de sociedad que garantiza el bienestar general y la salud de los ciudadanos (del ciudadano masculino, se entiende). El principal órgano de gobierno es la Autoridad Sanitaria, que da las directrices sobre lo que se debe comer, beber y hacer para maximizar la dicha de todos los finlandeses. Ya entrado el siglo XXI, el país es una isla rodeada de democracias hedonistas, cuyos habitantes son libres de actuar contra su propia salud, comiendo carne y azúcar en cantidades ingentes, fumando, bebiendo alcohol. Vanna Neulapää y su hermana Manna se fueron a vivir con su abuela Aulikki tras la muerte de sus padres. Ambas han sido clasificadas como elois, mujeres adecuadas para el papel de esposa y madre. Sin embargo su abuela sabe que Vanna, a pesar de su belleza y su aspecto dulce y sumiso, es en realidad una morlock: una niña muy inteligente y con ideas muy claras sobre lo que quiere hacer, que desde luego no es cocinar, limpiar la casa y ser la cónyuge perfecta de un masco. Así que la educará para que sepa ocultar su verdadera personalidad sin olvidar sus intereses.
Tras la asombrosa toma de contacto que supuso Ángel y el troll (en mi top 3 de libros leídos en 2020, no lo olvidemos), me toca hoy comentar esta originalísima novela de Johanna Sinisalo que no resulta fácil de clasificar ni queda a la zaga de la anterior. La escritora finlandesa combina varios géneros sin pudor alguno y resulta triunfal en esta arrebatadora mezcla de ucronía, distopía y trama criminal. Como ya ocurriera con el título mencionado más arriba, los personajes de esta obra se mueven en un mundo alternativo que resulta totalmente plausible. Con tan solo algunas variaciones sobre la realidad histórica que conocemos, podríamos haber llegado a ese perverso modelo de sociedad. Para hacerla verosímil, la autora finesa vuelve a recurrir a la metaficción, mencionando a filósofos, científicos y políticos reales, que complementa con extractos de elementos culturales ficticios de esta otra Finlandia: manuales, folletos, cuentos y canciones populares, etc. De esta manera, a base de darnos referencias documentales consigue que nos cuestionemos si de verdad todo lo que narra no ha ocurrido en realidad. Y a esta variedad de formatos (epistolar, científico, folclórico, etc.), se suma un doble punto de vista para darnos una imagen global: Vanna como principal narradora y Jare Valkinen, su amigo íntimo/pareja como contrapunto.
Por otro lado, si nos centramos en el hecho de que Eusistocracia ha transformado a las mujeres en seres indefensos, con facultades intelectuales limitadas y un aspecto físico que potencia todas las características necesarias para gustar a sus posibles parejas masculinas, resulta difícil no buscar similitudes con El cuento de la criada de Margaret Atwood. Pues bien, no las hay más allá de esa pérfida reducción de la mujer a esposa y madre, en la que al igual que en la novela de la canadiense, también se ven obligadas a cambiar sus nombres siguiendo caprichosas reglas estatales. Sin embargo, a medida que vamos entrando en la historia comprobamos que los planteamientos están mucho más actualizados, pues a la más que obvia crítica al heteropatriarcado, se suma el rechazo a la dictadura de la salud y el bienestar. No es que estos jucios no tengan peso en la acción, pero por momentos se transforman en un mero telón de fondo ante a la complicada relación de Vanna con su hermana menor. El dolor por las circunstancias que han provocado el alejamiento de Manna provoca la caída de la protagonista en la adicción a una sustancia cuyo nombre no puedo revelar para no destrozar la sorpresa. De la drogadicción a la criminalidad hay tan solo un paso, con lo cual todos los asuntos a resolver irán confluyendo en un final inmejorable y fantástico, entendido en las dos acepciones de la palabra: manífico por un lado, pero repleto de elementos increíbles también.
Resumiendo, la novela me ha parecido una auténtica maravilla. Una obra que demuestra la impresionante habilidad de Sinisalo como narradora e inventora de historias absorbentes, con argumentos perfectamente orquestados y contextos de historia alternativa capaces de desorientar a una brújula. Lo malo del caso es que creo que de momento no tiene nada más publicado en castellano. Así que me va a tocar esperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario