26 abr 2021

Todo esto para qué - Lionel Shriver

Shepherd Knacker frisa los cincuenta cuando por fin decide cumplir el sueño que tiene desde que era un adolescente: macharse a algún lugar del mundo donde sus dólares norteamericanos le permitan vivir desahogadamente el resto de su vida. Ha trabajado duro, y una buena oportunidad en los negocios le ha permitido ahorrar el dinero suficiente para lograrlo. Sin embargo ha sido objeto de burlas de sus compañeros de trabajo durante mucho tiempo. Su propia familia lo ha considerado más bien una excentricidad de su carácter, un sueño algo ingenuo pero irrealizable que toleraban porque le permitía seguir adelante con ilusión. En cualquier caso él siempre lo ha tenido muy claro y ya ha elegido el destino: Pemba, una paradisíaca islita en la costa de Tanzania. Ha comprado tres billetes solo de ida para él, su mujer Glynis y su hijo menor Zach. Tiene muy claro que se marchará con o sin ellos. Cuando por fin se lo cuenta a su esposa se encuentra con una noticia terrible que le hace desistir de inmediato: a Glynis le acaban de diagnosticar un cáncer muy poco frecuente y de muy mal pronóstico. Así que no se lo piensa ni un instante y abandona su sueño para ayudarle en todo lo posible.

La toma de contacto con Lionel Shriver ha supuesto una conmoción. Todo esto para qué es la novela más asombrosa que llevo leída en lo que va de año. Es demoledora, despiadada, brutal. Pero es absolutamente veraz. Como bien indicaba el convincente gon en Mis lecturas de 2020 ordenadas en 10 niveles distintos de disfrute personal, del entusiasmo al aburrimiento, que fue quien me lo dio a conocer y a quien no podré estar nunca lo suficientemente agradecido (¡gracias, gracias de verdad! ¡Gracias!), estamos ante un título que trata del dinero, la enfermedad y la familia. Es decir: LOS TEMAS. Pero por aquello de ocupar algo más mi tiempo y no terminar la reseña aquí, veo esas tres cuestiones y por afinarlas un poco más los pareo respectivamente con el capitalismo, la muerte y la incomunicación.

Shriver emplea el texto para realizar una crítica feroz y totalmente justificada al modelo de salud privada de los EE.UU. Sabido es el problema que supone a los estadounidenses garantizar su salud, aunque en realidad todos aquellos que vivimos en países con sistemas de salud pública y universal no somos conscientes de su verdadera magnitud. Incluso contando con un seguro médico como un beneficio de la nómina (algo muy habitual en el llamado país de las oportunidades, ¡ja, ja, ja! ¡Perdonad que me ría!), los copagos, las coberturas, las franquicias, los coaseguros y demás zarandajas con que las aseguradoras garantizan su margen beneficio consiguen que el mesotelioma de Glynis se funda en pocos meses los $700.000 que Shep tenía destinados a su jubilación anticipada. La escritora norteamericana emplea al mejor amigo del protagonista para censurar la gestión de los impuestos de USA. Sus invectivas filoanarquistas y antisistema resultan divertidas por el entusiamos con que se expresan, y desde luego incuestionables en el fondo, pero por desgracia son patéticas en su desesperación e inutilidad.

¿Y qué decir del análisis de la familia y la incomunicación al que nos vemos obligados a asistir? Porque Shriver nos fuerza a contemplar las miserias que existen en todas las familias. No nos ahorra un disgusto. Lo bueno es que lo hace con un tino y una perspicacia que te deja asombrado, estupefacto. Esa universalidad de mezquindad humana hace que una autora que por nacimiento está alejada de mi experiencia personal miles de kilómetros y más de una década, sea capaz de recrear en sus personajes actitudes que me han congelado la sangre por las incuestionables similitudes que existen entre una familia de ficción y la mía. Resultaría lamentable y rastrero entrar en detalles, pero casi con total seguridad también lo habréis visto en las vuestras: avaricia, egoismo, indiferencia, mentira, manipulación, desapego, desinterés,... En fin para qué seguir. Y ojo que tampoco quiero que penséis que yo estoy en el lado bueno. En una familia cualquiera hay cizaña para todos. Eso es lo que se cuece dentro de uno de los pilares de la sociedad. Y no nos olvidemos de la enfermedad y la muerte. Dos de los mayores tabúes actuales que existen actualmente en occidente. El primero nos vuelve indeseables ante los demás y el segundo nos desarma al exponernos sin reparos al gran misterio de la existencia humana. ¿No querías caldo? ¡Pues toma dos tazas!

Supongo que a estas alturas es más que evidente que éste es uno de los libros más reveladores del 2021, el cual dudo que pueda ser desbancado de mi top 3 personal en lo que queda de año (y quedan unos cuantos meses todavía). A pesar de su calidad incuestionable, no estoy seguro de que se pueda recomendar a tontas y a locas. No solo porque los temas no son del agrado de todo el mundo sino porque Shriver escribe como si diera cuchilladas. Cada una de sus frases contiene tantas verdades que se tienden a bloquear inconscientemente para evitar el dolor que nos producen, que enfrentarse a ellas se siente como una flagelación. Imposible deprimirse ante personajes que mantienen un optimismo insensato en circunstancias terriblemente adversas, al igual que asombran aquellos otros que no se avergüenzan de alinearse con el pesimismo filosófico y que dudan mucho de que la vida sea un regalo. Porque ese mensaje gusta en este blog, mucho más si viene acompañado de una obra tan redonda.

2 comentarios:

  1. Como recomendador responsable y concienzudo que soy, debo decir que estoy encantado de que mi sugerencia haya tenido tanto éxito (y de que esta vez no hayas tardado cuatro años en hacerme caso).

    ¡Y esos signos de exclamación en tus «gracias»...! ¡Ay! Me ruborizo. Has conseguido que la intensidad de tu agradecimiento me alcance con tanta hondura como lo habría hecho una transferencia en mi cuenta de, digamos, 60€.

    Bueno, igual no tanto.

    No sé.

    Podemos hacer la prueba para salir de dudas.

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  2. @el convincente gon: Sabes que me fio de tu tino recomendándome libros, pero como ya no puedo permitirme el lujo de retrasar las recompensas (que igual no las disfruto), necesito satisfacciones rápidas. Así que las novelas más cortas ganan puestos. Lo digo por Middlemarch, claro. Y para que salgas de dudas, te aseguro que la satisfacción que me ha provocado esta recomendación tuya, ¡¡¡no se paga con dinero!!! El placer intelectual que me ha provocado Shriver, ¡¡¡no hay ingreso en tu cuenta que lo iguale!!!

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