Los superjuguetes duran todo el verano y otras historias del futuro recopila un total de 21 relatos cortos de Brian W. Aldiss. Se usa como reclamo del volumen el título que sedujo a Stanley Kubrick y tomó como inspiración para una película que él no llegó a rodar por mil y una desavenencias con el propio Aldiss, a quien encargó el guión. Tras la muerte de Kubrick y con todos los derechos sobre la idea original vendidos desde hacía tiempo, fue Steven Spielberg quien lo llevó a la gran pantalla en 2001 bajo el título A.I. Artificial Intelligence (cuyo resultado deja muchísimo que desear, en mi humilde opinión). Todo esto lo explica el escritor británico en un prólogo muy interesante que detalla los vaivenes de su relación con el cineasta, a quien en un momento llega a calificar indirectamente de genio de hábitos mezquinos.
A excepción del cuento que da título al libro, que data de 1969 (podéis ver la lista completa en la ficha de la Tercera Fundación), el resto de relatos cortos incluídos está escrito entre finales de los 1990s y principios de los 2000s. La diferencia en las tramas y temáticas abordadas respecto a todo lo que había leído anteriormente (casi todo relatos de principios de 1960s), es abismal. Este tomo se compone de ficciones distópicas y utópicas que en textos muy breves, desarrollan cuestiones sociales, filosóficas y éticas. Ateísmo y ciencia frente a religión y mitos. Los excesos de la sociedad de la información y de los mass-media. Desastres medioambientales causados por la mano humana y la necesidad de desarrollar una conciencia ecológica. Las miserias del antropocentrismo. El vegetarianismo y los derechos de lo animales como paso necesario en el progreso humano, etc. Si Eumeswil de Ernst Jünger me pareció un ensayo novelado, podríamos decir que estos cuentos son ensayos desarrollados en formato breve.
A medida que comprobaba los temas que se iban desgranando en cada título, me iba quedando más atónito. Y por supuesto más encantado, que ya me tocaba reconciliarme con su obra. ¡Por fin puedo recomendar un libro suyo! No obstante hay quien no piensa como yo: "decadencia literaria" o "permanente estado de caída libre" es lo más amable que dicen sobre el británico en Bibliópolis en relación a esta compilación. En el Sitio de Ciencia-ficción no se quedan atrás y piensan que menos el que lo titula, "los relatos que integran esta antología van de lo regular a lo pésimo". Y yo que me pregunto: ¿cuáles son esas obras maravillosas de Aldiss de las que todo el mundo habla? Porque hasta llegar a éste, yo no he visto nada de interés en su obra. Nada. Nichts. Rien de rien. Es para quedarse a cuadros.
A mí la peli me encanta. ¿La has visto recientemente? ¿Qué es lo que no te gusta?
ResponderEliminarQuizas tu humilde opinión no es muy buena, o una mierda en mi humilde opinión. Y así hasta el humilde infinito.
ResponderEliminar@el convincente gon: Para empezar dura demasiado, y para continuar la parte final con ese rollo extraterrestre en plan hada madrina que le concede un último deseo al niño protagonista me parece ridículo. Curiosamente, Aldiss comenta en el prólogo que la idea de Kubrick de entroncar la historia con los cuentos tradicionales europeos era un error. Se ve que no le hizo mucho caso.
ResponderEliminar@ericz: Vaya modales, ¿qué eres, un seguidor ultra de Spielberg o qué? Se ve que eres incapaz de dar algo la felicidad que esperas de quienes vistan tu blog.
Creo recordar que lo del final no son extraterrestres sino máquinas evolucionadas, por eso se compadecen del niño, otra máquina.
ResponderEliminarA mí el final me conmueve, la verdad, porque, a diferencia de mucha gente que piensa que se fuerza un final feliz, yo lo encuentro de una tristeza demoledora. Para el niño puede que sea feliz, pero para el espectador volver a ver a la madre encantada con el niño-robot no deja de ser una ironía bastante cruel.
A ti que te gustan la miseria y la desgracia deberías apreciar el mensaje subyacente: el amor eterno e incondicional solo es posible en una una máquina programada para ello.
Por otra parte, no veo qué tiene de malo entroncar la historia con los cuentos de hadas. ¿Qué se pierde con ello?
@el convincente gon: ¡Vaya! No recordaba que fueran máquinas evolucionadas, también es verdad que hace bastante tiempo que la ví. A ver, hay cosas que no están mal, entre otras el retrato tan fidedigno que hace de la naturaleza humana, egoista y miserable. Ahí te doy la razón y la película deja muy mal cuerpo. Pero al margen de que el metraje se estira mucho más de lo necesario hasta casi dos horas y media (en total los tres relatos que la inspiraron no deben llegar a las 50 páginas), otra cosa que me carga muchísimo es el narrador omnisciente dando explicaciones. Es una manía que tengo, ¡qué le vamos a hacer! Incluso en películas que me encantaron como Dogville, cada vez que se oía al narrador en off se me torcía el gesto. En fin, para tranquilidad de todos os recuerdo que la I.A. tiene un 7.1 en la IMDB, que no está nada mal. Y luego sale Jude Law, que siempre da caché, pero sumando todo y para mi gusto, como que no.
ResponderEliminarA lo mejor si imaginas que en vez de un niño robot es un perro... 😉
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